Casa de citas
http://www.sinembargo.mx/opinion/21-09-2012/9643
El pasado proceso electoral detonó a las redes sociales como un nuevo protagonista de la política en México. Millones de usuarios siguieron paso a paso las actividades de los candidatos, denunciaron los abusos cometidos durante la campaña, criticaron los excesos y evidenciaron los yerros de los candidatos. Sin duda, quienes más padecieron ante la inédita participación ciudadana en Internet fueron el PRI y su candidato Enrique Peña Nieto. Acostumbrados a considerar la libertad de expresión, de opinión, de pensamiento y de información como dádiva del Estado, no supieron ni pudieron contrarrestar, mucho menos acallar, a quienes, desde Twitter, Facebook y YouTube, entre otras redes sociales, ejercieron con autonomía su capacidad de crítica. Dos episodios que, entre los cientos que se comentaron, se recuerdan vivamente. Aún pesan –y pesarán– en los próximos seis años a los priistas. Sucedieron el 3 de diciembre de 2011 y el 11 de mayo de 2012. El primero se vivió en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, considerada la más importante de habla hispana, donde Peña Nieto no pudo citar los nombres de tres libros. El segundo se registró en la Universidad Iberoamericana, en la Ciudad de México, donde los estudiantes rechazaron con gritos y consignas al candidato priista, quien no fue capaz de dominar la situación y salió del campus por la puerta de atrás.
A pesar de que algunos medios minimizaron e incluso no se refirieron a este hecho, las redes sociales dieron cuenta a detalle de lo sucedido. Miles de imágenes y videos dieron la vuelta no sólo en México sino en el mundo. La primera reacción del PRI al respecto fue de intolerancia. Ese mismo 11 de mayo, el presidente nacional, Pedro Joaquín Coldwell, pidió a las autoridades de la Ibero investigar a los estudiantes que emitieron “descalificaciones” contra Peña. También los llamó “porros” y sugirió que estaban manipulados. Las declaraciones del líder priista no hicieron más aumentar la animadversión contra Peña Nieto. Tanto así que dieron origen a un movimiento estudiantil que, ahora, está ya consolidado: #YoSoy132. Sin embargo, la tentación de la censura no se ha desterrado. Ayer, de acuerdo con Excélsior, el mismo Pedro Joaquín Coldwell, pidió regular las redes sociales. Horas más tarde, el Comité Ejecutivo Nacional del PRI desmintió al periódico y expuso que esa afirmación “es falsa”. El llamado a censurar las redes lo hizo, según ese diario capitalino, en la llamada Cumbre de la Comunicación 2012, iniciativa que reúne a las más importantes asociaciones de la industria de la Comunicación, Mercadotecnia y la Publicidad en México y que, de acuerdo con los organizadores, tiene como propósito “lograr un cambio de percepciones, confianza, autoestima y orgullo nacionales”. Las redes sociales, habría dicho, han ampliado las dinámicas de la comunicación, pero deben ser empleadas “correctamente”. Por ello “es necesario regularlas debido a que hay mexicanos que las utilizan para denigrar en vez de fomentar valores éticos y culturales”, consignó el periódico. También, de acuerdo con esa versión, el presidente del PRI –el mismo que usó las redes para promocionar a su candidato y denigrar a los competidores usando una batería de miles de bots– dijo que no se puede renunciar a las nuevas tecnologías, pero “pero es necesario aprender a usarlas”. Lo haya dicho o no, lo que es cierto es que ésta no es la primera vez que los del tricolor quieren meterle freno a la libertad en estas comunidades cibernéticas. En septiembre de 2011, el gobernador priista de Veracruz, Javier Duarte de Ochoa, envió una iniciativa para regular las redes sociales, con el argumento de que son instrumentos que se usan para perturbar el orden. En el gobierno de Duarte de Ochoa, quien tiene apenas un año y nueve meses en ese cargo y ha sido fuertemente criticado por su inoperancia, la libertad de expresión ha sido seriamente dañada. La organización Artículo 19 consigna que nueve periodistas han sido asesinados en la administración de Duarte; este año, en 47 días, cinco periodistas fueron asesinados en Xalapa, Veracruz y Boca del Río; además, ocho periodistas veracruzanos han huido del estado y diversos medios han sufrido atentados violentos contra sus instalaciones. Otro amago por acallar las redes sociales se dio también en los primeros días de este mes y provocó que, el 10 de septiembre pasado, integrantes de diversas organizaciones protestaran frente a la sede nacional del Partido Revolucionario Institucional, contra la propuesta de algunos diputados y dirigentes de esa fuerza política para que se aplique una regulación a esas comunidades cibernéticas. La tentación de la censura en el PRI está creciendo. El próximo 1 de diciembre, el PRI, con Peña Nieto, regresará a la Presidencia de México y estará expuesto a toda clase de críticas y manifestaciones en contra, como sucede en cualquier democracia que se precie de serlo. Pero, la pregunta que está por responderse es: ¿resistirá la tentación o ganará la intolerancia?
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