Carlos Fernández-Vega
México SA
Reforma laboral en el horno
Los sastres de San Lázaro
Hambre y competitividad
Ya viene la reforma laboral y, de acuerdo con
la versión de sus promotores, los mexicanos deben estar felices y agradecidos
porque tales modificaciones legales serán justas e incentivarán
el desarrollo empresarial, el crecimiento de la empresas y la generación de
empleo, sin descuidar las conquistas laborales y los derechos establecidos
en el artículo 123 constitucional. No se trata de un traje a la medida
para sólo beneficiar a uno de los lados, aseguran en San Lázaro los sastres que
integran la Comisión de Trabajo y Previsión Social.
Eso dicen los alfayates y sus patrones, pero en las
últimas tres décadas no se ha concretado una sola de las muchísimas reformas
modernizantes que se han aterrizado en el país sin que sus promotores
presuman que la intención de los cambios legales es la justicia social y
el bienestar de todos los mexicanos, para superar la mediocridad en la que se
encuentra el país. Y allí están los resultados: el país estancado, la mayoría
cada día más fregada, la minoría en la opulencia, el desarrollo en fuga
permanente y la mediocridad como sello del gobierno gerencial. ¿Dónde estaban
los ahora promotores de la reforma laboral que no sólo permitieron,
sino que estimularon la violación de la Ley Federal del Trabajo, y ahora
prometen el paraíso a los trabajadores? Pues reformando la nación
para alcanzar los sagrados objetivos descritos.
En realidad, el fin de la reforma laboral es
ahorcar más, si eso es posible, a la masa trabajadora, e incrementar la de por
sí elevada tasa de ganancia del capital, con la anuencia del gobierno
gerencial. Como bien señala el Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de
la UNAM, “es vital para los grandes capitales la realización de la riqueza y la
desvalorización de la fuerza de trabajo; ese es el mecanismo por medio del cual
logran tal objetivo, lo que consiguen por dos vías: la primera, con el
incremento del desempleo de forma desproporcionada, para abaratar la fuerza de
trabajo, pues no es lo mismo tener 100 empleados que pueden hacer una labor,
que tener millones; la segunda, mediante un proceso intensivo y extensivo a
través de la productividad y la flexibilización del trabajo, por ejemplo con la
implementación del outsourcing (subcontratación) entre otras
modalidades”.
Cada día que pasa los trabajadores mexicanos destinan más
tiempo a laborar para poder sobrevivir: actualmente se necesitan de 23 horas
con 34 minutos trabajados para poder adquirir los alimentos de la canasta
alimenticia recomendable (CAR); en contraparte, en apenas 9 minutos generan su
salario en la jornada laboral. “La aplicación de políticas económicas
capitalistas en el mundo ha incrementado el grado de explotación de los trabajadores.
El deterioro de las condiciones de vida, la mutilación de los contratos
colectivos y la ‘flexibilización’ de las condiciones laborales, que se ha
legalizado con las llamadas ‘nuevas reformas’ laborales, han traído un
incremento en la cantidad de mercancías producidas y no pagadas a los
trabajadores, así como un crecimiento del número de horas que tiene que laborar
un trabajador para poder cubrir sus necesidades básicas”.
El desplome del poder adquisitivo en México ha enfrentado
a muchas familias con la necesidad de que se incorpore otro miembro de la
propia familia al mercado laboral para poder así completar –en la medida de lo
posible– la compra de alimentos y tratar de solventar los gastos de vestido,
salud, educación, vivienda y transporte, entre otros. “En este proceso el
gobierno mexicano ha impuesto y mantenido como constante bajos incrementos
salariales y una política de apoyo incondicional a los empresarios. La
Secretaría del Trabajo ha propiciado y mantenido una política –por vía fáctica–
de violaciones a los contratos colectivos y permisividad hacia los gremios
patronales en temas primordiales como los derechos laborales, prestaciones
sociales y condiciones de seguridad en los lugares de trabajo. Es claro que
esta actitud política de las autoridades ha sido bien aprovechada por el
empresariado mexicano y extranjero”.
Lo mismo sucede en la mayor parte de los países pobres
que se han convertido en paraísos de explotación para este tipo de capitalismo salvaje,
y que otros intentan disfrazar de capitalismo humano o humanista, renovado y moderno.
Esto es así debido a las reducidas condiciones de vida que fijan el precio de
la mano de obra muy por debajo de su valor real, así como por el nulo respeto o
defensa de las leyes y condiciones laborales por parte de los aparatos de
Estado que ahí gobiernan. “En México al proceso de explotación de los
trabajadores del campo y de la ciudad se suma una modalidad cada vez más
legitimada por los gobiernos y partidos políticos: la subcontratación (outsourcing).
Así, se tiene que ya no solamente el empresario capitalista no respeta las
condiciones laborales, sino que los gobiernos también usan este ilegal
mecanismo para no otorgar las prestaciones de ley. Por ejemplo, el gobierno del
Distrito Federal, que cuenta en su plantilla laboral sindicalizada con 100 mil
trabajadores, mantiene contratados bajo la forma de honorarios a 150 mil
trabajadores de manera directa e indirecta”.
El grado de deterioro de las condiciones laborales y de
vida en México y el mundo, puntualiza el CAM, muestra la disminución del tiempo
en que empresarios y gobiernos invierten para cubrir el salario de sus
trabajadores. La crisis doméstica e internacional ha provocado que el tiempo de
trabajo destinado para la obtención del salario pasara de 12 minutos en 2008 a
9 minutos en abril de 2012, y descontando. Mientras tanto, el tiempo del
proceso de trabajo y de vida que queda en manos de los empresarios y del
gobierno en México pasó de 7 horas 48 minutos en 2008 a 7 horas y 51 minutos en
2012. En países como España, el tiempo de la jornada de trabajo destinado para
la generación del salario de los trabajadores pasó de 2 horas 13 minutos en
2008 a una hora con 40 minutos en 2012. Y se muestra una tendencia mundial. El
caso con el tiempo de trabajo para la obtención de un salario más bajo sigue
siendo Vietnam, que pasó de 8 minutos en 2008 a 6 minutos en 2012.
Las rebanadas del pastel
Dicen los gringos que México tiene una ventaja
competitiva respecto a China en lacarrera por captar inversión estadunidense,
pues aquí los salarios son cada día más reducidos, mientras crece la
productividad. Así es, porque la única fórmula que aplican gobierno y
empresarios nacionales para ser internacionalmente competitivoses la de
abaratar, a nivel de hambre, la mano de obra. Y la reforma laboral meterá
el acelerador a fondo.
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