Astillero
Protestas y gesticulaciones
Reforma cupular
Enojos en la ONU
Gracias, Elenita
No tanto como en calles de México, donde organizaciones
obreras protestaban ayer contra las reformas laborales que los diputados
aprobaron en dictamen general y autorizarán por mayoría en el pleno que sesione
hoy, pero Felipe Calderón manoteaba, gesticulaba y hablaba en tono enojado,
casi de reproche, exigiendo a la Organización de Naciones Unidas que le entre a
la guerra contra las drogas e incluso que analice la posibilidad de regular el
mercado de esos productos, revisando si debe sostenerse la actual postura
prohibicionista.
Patrones y cúpulas partidistas ajenas al interés popular
proclamaban ayer las bondades de las modificaciones legales que preservarán los
cacicazgos sindicales corruptos y que reducirán el caudal defensivo de los
trabajadores ante la voracidad neoliberal en materia de contrataciones, pagos y
despidos (Acción Nacional simulaba enojos porque no se tomaban medidas contra
los pillos sindicales que ese partido, estando en el poder, protegió y
fortaleció en aras de una gobernabilidad alcahueta). Pero nada
parecía, a pesar de protestas y movilizaciones, inducir a la corrección de las
líneas acordadas por PAN y PRI en esta insólita alianza en que el partido de
blanco y azul, ya en la minoría legislativa, consigue que se aprueben
parcialmente los cambios que no pudo sacar adelante cuando tenía más fuerza
numérica en San Lázaro porque el de tres colores los obstruyó... para
desatorarlos ahora. A fin de cuentas: dos partidos y dos propuestas distintas
pero un solo afán verdadero. Hoy en lo laboral como mañana sucederá en materia
de reformas energéticas y de gatopardismo fiscal.
El mismo Calderón se revolvía en Nueva York en torno a sí
mismo como si fuera otro. Seis años después de la pesadilla sangrienta, con una
lápida de decenas de miles de muertes por irresponsabilidad e ineficacia a
cuestas, trastocado el país en cementerio, sala de tortura y reino de la
impunidad, convertidos en realidad cotidiana los secuestros, destazamientos y ejecuciones, con
la ley de los cárteles cobrando impuestos y ejerciendo poder, Felipe
Calderón se puso reflexivo y se preguntó frente a una sala de sesiones de la
ONU (a la que muy poco le importaba lo que dijera un cuestionado funcionario
mexicano ya de salida) si no habrá llegado el momento de revisar las cosas, de
echarles una ojeada crítica. Caray, en un descuido y lo correcto no es el
enfoque represivo, el uso bruto de la fuerza, sino otras fórmulas. ¡Eureka
(grito bañado en sangre): tal vez se podría prescindir del enfoque
prohibicionista (y legalizar el uso de las drogas)! Seis años y un infierno
después...
Vehemente, el Mesías del Cuerno de Chivo conminó a la ONU
a entrar en acción contra la delincuencia organizada y cuestionó por qué en
países clave no se combate al narcotráfico afectando su vertiente financiera (como
si México no fuera un paraíso del lavado de dinero). Fue una bendición que no
estuvieran a la mano Genaro García Luna o algún jefe militar o marino pues, a
como estaban las cosas, Heilipe parecía decidido a ordenar arrestos o instalar
retenes. Lo bueno es que casi nadie hizo caso de ese esfuerzo oratorio de un
mexicano que hace ruido en busca de conseguir chamba comozar internacional
de la lucha (o los arreglos) en materia de drogas.
Astillas
Mientras los medios de comunicación permanezcan en pocas
manos, la democracia no será posible en México. La televisión encumbra, la
televisión deshace, la televisión rige el destino de un país, señaló el martes
reciente Elena Poniatowska (@eponiatoska en
Twitter) durante su participación como comentarista en un segmento del programa
informativo que en el canal 2 de Televisa opera Joaquín López Dóriga. En un
minuto con siete segundos (bit.ly/S867ey),
la respetada escritora exhibió el abusivo poder de las pantallas: La
televisión convierte en héroes a los conductores de noticieros, en verdugos a
los manifestantes y a los huelguistas, y en primeras damas a las actrices de
telenovela. También criticó “los reality shows actuales, que por unos
cuantos pesos ridiculizan y envilecen a sus participantes”. El conductor del
noticiero ni porque había sido declarado héroe repitió esa noche la fórmula
tradicional de despedida: Gracias, Elenita. Lo bueno es que muchísimos
mexicanos siempre le dirán a la escritora, en todos lados, lo mucho que la
quieren, y le darán gracias sinceras por muchas cosas, entre otras por sus
palabras del martes dichas en las entrañas electrónicas del monstruo que
encumbra, deshace, rige... En Chicago, donde fue a la presentación de un
documental sobre su vida política, Cuauhtémoc Cárdenas consideró que tuvo
resultados negativos el procedimiento utilizado para decidir la candidatura
presidencial de izquierda en este año: Fue una encuesta que se acordó
entre López Obrador y Ebrard, lo resolvieron entre dos, no fue una cuestión del
partido o de los partidos de la coalición, y ése fue un error. Por cierto, ni
entonces ni ahora han merecido difusión pública los datos duros relacionados
con esas presuntas mediciones cuya confiabilidad sí fue aceptada en lo interno
pero duramente rechazada en casos externos... El ex candidato presidencial
tabasqueño asistió ayer al último informe de labores de Clara Brugada en
Iztapalapa. Inevitable es recordar el episodio de Juanito, quien fue
utilizado para ocupar un lugar en la papeleta pero condicionado a entregar el
puesto a la aspirante a la que las autoridades electorales habían cerrado
tramposamente el paso... El Senado aprobó, en la modalidad preferente, el
dictamen sobre la propuesta calderonista de Ley General de Contabilidad
Gubernamental... Y, mientras el electo comía y platicaba
largamente con el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Juan
N. Silva Meza, ¡hasta mañana, leyendo Peña Nieto, el gran montaje, un
libro de Jenaro Villamil que, como una fuente muy autorizada ha dicho: Por
el título parecería una novela pornográfica, pero trata de otro tipo de
indecencias!
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