Un tiempo difícil con final optimista
Por: Jaime Ornelas Delgado
Los últimos días han sido pródigos en acontecimientos y
noticias que marcan rumbos. En las redes, circula un video donde se pueden ver
a cientos de personas reunidas en el zócalo de la Ciudad de México la noche del
15 de septiembre, quienes al salir Felipe Calderón al balcón del Palacio para
dar el grito lo recibieron con gritos de “asesino… fraude… y no a la
imposición”. La televisión pudo evitar que la audiencia escuchara los
irritados reclamos de los ciudadanos, lo cual muestra cómo ese medio puede
ocultar y deformar la realidad.
En su visita a Colombia, después de la primera pifia
internacional, pues por evitar los cauces diplomáticos no se pudo realizar una
reunión con los presidentes de Centro América, Enrique Peña Nieto insistió en
que la lucha contra el narcotráfico en su gobierno, tendrá como referencia la
guerra emprendida en ese terreno por el Estado colombiano. Lo que Peña Nieto
seguramente ignora, pues lo conocemos, es que los gobiernos de ese país
sudamericano han sostenido una lucha de exterminio total contra el narcotráfico
–lo que hace inútil tal la estrategia–, para lo cual ha dado manos libres al
aparato militar, con el resultado de mantener un estado de guerra permanente
sostenido en buena medida por el Plan Colombia de origen estadounidenses.
Simultáneamente y sin quererlo, el novelista peruano–español Mario Vargas Llosa
hizo declaraciones que cuestionan la estrategia antinarco basada en “la pura
represión” e hizo una sombría advertencia: “México es el ejemplo de lo que
puede ocurrir en el resto de América Latina si se va por ese camino”, y ese
ejemplo se mostró realmente cuando supimos que se habían arrojado 17 cuerpos
sin vida en el kilómetro 38 de la carretera Guadalajara–Morelia y más tarde, el
martes, conocimos que los zetas planearon y realizaron la evasión de 131 reos
del penal de Piedras Negras, Coahuila. La omisión o colaboración de las
autoridades del penal, permitió que la fuga, según declararon sorprendidas
otras “autoridades”, se llevara a cabo con total “orden”, como si eso
justificara la corrupta complicidad.
Y al carnal Marcelo se le “queman las habas”, y si bien
aún no concluye el sexenio espurio de Calderón, ya se anda candidateando para
la grande, “lo que sigue para mí –dijo– es la contienda de 2018”. A ver si no
le pasa como lo que decía el inefable Fidel Velázquez de los ansiosos: “el que
se mueve no sale en la
foto”.
Finalmente, desde que Andrés Manuel López Obrador anunció
su “amistosa separación del PRD”, convocó a discutir el futuro de Morena.
Partido o movimiento, pareciera ser la disyuntiva, aunque algunos proponen
movimiento–partido o partido–frente. Por lo pronto, los debates ya comenzaron y
cualquiera que sea el resultado, Morena se siente como bocanada de aíre fresco
en la desolada situación de la política mexicana, tan necesitada de una
renovación real y auténtica. Morena es, ciertamente, la esperanza.
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