María Teresa Jardí
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=195095
El 28 de septiembre de 2012 se recordará por la historia de México como el día en que sin haber aún tomado posesión como dictador de México, el producto idiota impuesto con un golpe de Estado iniciado el 1 de julio por la narcoteletiranía que manda por encima incluso de las familias mafiosas que controlan el poder, con el aval del conjunto podrido de la clase política que con cinismo y desvergüenza avanzan en la destrucción de un país condenado a la barbarie.
Con la reforma laboral que condena a la esclavitud al pueblo trabajador mexicano, el país se convierte, sin ninguna esperanza de cambio por la vía pacífica, en una república de nombre, como el de un simple cascarón de un país destinado a la maquila para las grandes empresas, que pagan los salarios más bajos del planeta a los obreros, sin prestación ninguna.
Aunque México también es la demostración, para otras naciones con representantes menos abyectos, de que la democracia ya fue y más vale que nos enfoquemos a buscar otros rumbos que permitan el enfrentamiento con éxito a la globalización impuesta por la vía de las armas.
México es ya la nación más desprestigiada del concierto de naciones del mundo. México es el ejemplo de lo que se puede hacer cuando al Estado se le desarma la estructura ética de las instituciones que dan vida a las repúblicas.
Con el PRI de regreso, puede irse tranquilo el actual usurpador, quien deja una patria pisoteada por la tenebrosa y traidora legislatura que ya pinta para hacernos recordar a la anterior como mejor. Se extrañará con Peña a Calderón como se extrañó a Fox con Calderón y como se extrañó al PRI con Fox.
El PRI está tan podrido, que por no entender, no es capaz ya de entender que a pesar de su muy cuestionado regreso pudo haber logrado quedarse quién sabe a lo largo de cuántos más años.
Habría bastado con que lo hiciera un algo mejor el producto idiota televisivo, que sus dos antecesores, que como genios tampoco destacaron y en particular mejor que el último convertido en genocida, que es algo que aunque tarde, ningún pueblo tolera para siempre, incluso por razones de supervivencia.
El PRI no era el bueno y no es que el PAN sea mejor ni ninguno de los otros que no tuvieron ni siquiera la decencia, los que fingieron tomando la tribuna, de retirarse en bloque para dejar que la reforma fuera aprobada sin el consenso que la presencia otorga. No fueron capaces ni siquiera de esa retirada en bloque que deslegitima. De dejar solo al PRIAN y sus vasallos a modo, vividores igual de despreciables. No. Unos salieron del recinto, fingiendo, en tanto dejaban a los otros para simular la discusión de lo que en el sótano había sido aprobado aún antes de pasarlo a la respectiva comisión.
Me paso la noche buscando la palabra denigrante adecuada que defina en castellano, siendo tan rico nuestro idioma, la exhibición de la desvergüenza de lo ocurrido el 28 de septiembre en la sesión de un Poder Legislativo, que a cambio de dinero para el disfrute de los caprichos pervertidos de los integrantes de ese poder verdugo del pueblo, responsable del cambio de leyes a modo de la derecha más corrupta e infame del planeta.
Me vienen a la mente muchas palabras para describir a los legisladores: cínicos, canallas, sinvergüenzas, engendros del mal que al bien en el mundo gana la partida... Pero igual no encuentro la palabra en castellano, siendo tan rico nuestro idioma, repito, que los defina en plenitud como lo que son: traidores a un pueblo que no tendría que seguirlos manteniendo con sus escandalosos sueldos no otorgados por la ciudadanía.
Las crónicas anunciadas rara vez se equivocan y el 1 de julio con el golpe de Estado dado por la narcotelebasura quedó claro que la crónica anunciaba que el producto idiota de las televisoras se impondría como dictador. Que no se haga ilusiones Peña de que generará nunca más, en lo que le quede de existencia, ningún respeto ciudadano en la nación que no merece tener sentado en la silla del Ejecutivo federal a un mal actor de pacotilla telenovelero, pues, al estilo Televisa, como el dictador impuesto por la narcoteletiranía que como dueña se alza de los muchos males que se avecinan para la sociedad mexicana.
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