Apuntes
Por Guillermo Fabela Quiñones
Qué contraste con la señora Kirchner
La visita a México de la presidente de Argentina, Cristina Kirchner, puso de manifiesto la enorme distancia que hay entre un verdadero político y alguien que hace de la política un modus vivendi para amasar una fortuna y disfrutar del poder. El mensaje de la mandataria, sus actitudes, son las de una mujer que tiene una acendrada vocación de servicio, en tanto que el “presidente” mexicano muestra su carencia de oficio porque su prioridad en la vida no ha sido aprenderlo, sino valerse de los puestos públicos con una finalidad estrictamente patrimonialista.
La gran diferencia entre un político de tiempo completo, como la señora Kirchner, y Felipe Calderón, estriba en la concepción que ambos tienen del mundo y de la vida, diametralmente diferentes. Ella sabe que la oportunidad de servir a sus ciudadanos es la más grande que se le puede presentar en la vida, así que la aprovecha al máximo con una firme convicción de servicio. Su principal satisfacción está en eso, poder ayudar a sus conciudadanos a superar sus problemas y carencias, así como apuntalar las bases de su país para fortalecer su economía y soberanía.
Lo ha demostrado con hechos, al grado que sus gobernados afirman que su capacidad superó a la de su marido fallecido el año pasado, el ex presidente Kirchner. Es una estadista en el mejor sentido de la palabra, dignifica la presencia de las mujeres en la política, mientras que en nuestro país las mujeres más destacadas en la vida pública, como por ejemplo Elba Esther Gordillo, hacen todo lo contrario, o sea restarle dignidad a su quehacer público, se aprovechan de sus cargos públicos para competir con los políticos corruptos y ver quién lo es más.
Por Guillermo Fabela Quiñones
Qué contraste con la señora Kirchner
La visita a México de la presidente de Argentina, Cristina Kirchner, puso de manifiesto la enorme distancia que hay entre un verdadero político y alguien que hace de la política un modus vivendi para amasar una fortuna y disfrutar del poder. El mensaje de la mandataria, sus actitudes, son las de una mujer que tiene una acendrada vocación de servicio, en tanto que el “presidente” mexicano muestra su carencia de oficio porque su prioridad en la vida no ha sido aprenderlo, sino valerse de los puestos públicos con una finalidad estrictamente patrimonialista.
La gran diferencia entre un político de tiempo completo, como la señora Kirchner, y Felipe Calderón, estriba en la concepción que ambos tienen del mundo y de la vida, diametralmente diferentes. Ella sabe que la oportunidad de servir a sus ciudadanos es la más grande que se le puede presentar en la vida, así que la aprovecha al máximo con una firme convicción de servicio. Su principal satisfacción está en eso, poder ayudar a sus conciudadanos a superar sus problemas y carencias, así como apuntalar las bases de su país para fortalecer su economía y soberanía.
Lo ha demostrado con hechos, al grado que sus gobernados afirman que su capacidad superó a la de su marido fallecido el año pasado, el ex presidente Kirchner. Es una estadista en el mejor sentido de la palabra, dignifica la presencia de las mujeres en la política, mientras que en nuestro país las mujeres más destacadas en la vida pública, como por ejemplo Elba Esther Gordillo, hacen todo lo contrario, o sea restarle dignidad a su quehacer público, se aprovechan de sus cargos públicos para competir con los políticos corruptos y ver quién lo es más.