Quería Calderón
compartir las mentadas, el grito popular
Alvaro Cepeda Neri
Conjeturas
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=194310
“Mentar madres” es una de las cosas que más nos fascinan a los mexicanos. Lo
hacemos a viva voz. Con silbidos. Ademanes. Y no se diga con el claxon. Es un
rito con el cual dizque nos desquitamos o provocamos a quienes nos las mientan
también. Es como una venganza… ¡y eso que el diez de mayo nos desvivimos por
homenajear a la madre, y quienes visitan el monumento a ella, dicen que “es
mucha piedra y poca madre”. Esa veneración no es una regla absoluta pues tiene
sus excepciones, ya que hay los que “no tienen madre”. Pero constantemente se
recita aquello de que “madre sólo hay una”. Y quién no recuerda el poema de El
brindis del bohemio. Es parte del machismo mexicano, de su naturaleza humana,
que concluye en el piropo: “mamacita”, ya poco divulgado por ser un delito el
acoso a la mujer.
A lo que voy es que Calderón invitó a Peña a la ceremonia de El Grito. No para
admirar la célebre pintura de Edvard Munch: 1863-1944, que lleva por título: El
Grito; y que es una figura con los ojos desorbitados, las mejillas hundidas y
las manos, quizá, tapándose las orejas (para más información consultar el texto
de Ernest Gombrich: Historia del arte). Sino de asistir al Palacio Nacional
donde Calderón, con su voz aguardentosa, sofocada por sus infaltables “gallos”,
gritó vivas a los héroes, hizo tañer la campana y agitó la bandera, esperando
el coro de los asistentes. Es la tradición de los 202 años de cuando Hidalgo
convocó a los mexicanos a la Independencia… ¿necesitamos otro Hidalgo
simultáneamente a otro Benito Juárez? Por cierto, el médico de Maximiliano posó
para la pintura del cura de Dolores que conocemos.
Se sabe de antemano que el pueblo reunido en la Plaza de la Constitución se
aprovecha del acto para manifestar su malestar al presidente en turno y más
cuando ha gobernado contra los intereses de la Nación. Es el caso de Calderón.
Y éste al invitar a Peña, con el que anda muy solícito, buscaba compartir las
viandas y los vinos de la fiesta puertas adentro del edificio; y también las
mentadas que retumbaron a pesar del sonido a todo volumen que puso el Estado
Mayor Presidencial, en una plaza rodeada por más de 15 mil soldados y marinos
para cuidar a Calderón. Peña, obviamente, pensó que si le tocarán seis
ceremonias y en ellas mentadas, no tenía porqué compartirlas desde hoy y
declinó la invitación.
El grito popular de las mentadas es una clásica tradición en la ceremonia del
15 de septiembre. Es el antigrito del presidente en turno. A Díaz Ordaz,
Echeverría, López Portillo y De la Madrid se las mentaron a todo pulmón. Pero
las seis mentadas a Salinas resonaron hasta China. Igual que a Zedillo, Fox y
Calderón. El pueblo a gritos y silbidos y cornetazos, se la recordaron
ampliamente a Calderón. Ya veremos con Peña. Pues incluso cuando van los
presidentes a Dolores, Guanajuato, les han recetado mentadas por sus malos
gobiernos. Es el único desquite pacífico del pueblo. Calderón quiso compartir
las mentadas con el sucesor y éste, para “no robarle cámara” a Calderón,
desistió acudir al acto. Lo que no quiso fue que le tocaran mentadas extras.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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