México SA
Oro negro y en el erario
¿Lastre presupuestal?
Privatización educativa
En materia petrolera, el calderonista fue otro sexenio
perdido para el gran capital privado, nacional y trasnacional, porque no
logró avanzar sustancialmente –a pesar de todas sus intentonas por desmantelar
la propiedad del Estado– para que el control y usufructo de ese recurso
estratégico pasara a manos particulares. Cero y van cinco administraciones al
hilo que han hecho hasta lo impensable por ceder el oro negro a terceros, y la
tecnocracia neoliberal de plano no ha pasado de ciertas fronteras. Y, si es que
llega, ya está más que puesto el sexto gobierno consecutivo para concretar la
acción de sus cinco fallidos antecesores.
Desde la dirección general de Petróleos Mexicanos (Juan
José Suárez Coppel) se afirma que por ser paraestatal, Pemex es un lastre para
el país y, por lo mismo, para las finanzas públicas. Ayer en este espacio se
documentaron los capítulos de ingresos y costo de producción, pero ¿qué
sustento tiene esa aseveración en lo que a finanzas públicas se refiere? El
Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados nos
obsequia un paseo por el tema, en el que destaca que en los últimos tres
sexenios (Zedillo, Fox y Calderón) los ingresos no petroleros se han ubicado
entre 12.3 y 15.2 por ciento del producto interno bruto, mientras los ingresos
petroleros han fluctuado entre 5.2 y 8.7 por ciento del PIB, con un mayor grado
de volatilidad, que deriva de los altibajos registrados en los precios del
petróleo que, en este periodo, pasó de su nivel más bajo (7.01 dólares por
barril, el 10 de diciembre de 1998), a su máximo histórico (132.71 dólares por
barril de petróleo crudo, el 14 de julio de 2008).
Ante estos escenarios de precios elevados, apunta el
CEFP, surgen factores que afectan las finanzas públicas y que disimulan la
realidad en que está inmerso el sistema tributario de México. Tal es el caso
del subsidio a las gasolinas y el diesel, que no permite observar el deficiente
desempeño que han tenido las finanzas públicas ante las reformas fiscales
aprobadas y evitan que la dependencia de los ingresos petroleros se incremente.
Los ingresos petroleros se integran por los derechos a los hidrocarburos y los
impuestos derivados de la actividad petrolera (entre los que se encuentra el
impuesto especial sobre producción y servicios a gasolinas y diesel y el
impuesto a los rendimientos petroleros), además de los ingresos propios de
Pemex.
En el periodo comprendido entre 1995 y 2012 (de Zedillo a
Calderón), estos ingresos han tenido marcados altibajos, los cuales tienen
origen, principalmente, en el precio del petróleo que es la base para calcular
los impuestos y derechos relacionados con esta industria. En el sexenio
comprendido entre 1995 y 2000 (Ernesto Zedillo) los ingresos tuvieron un
crecimiento moderado, pues se incrementaron a una tasa media anual de 4.1 por
ciento. Este módico crecimiento, pero sobre todo los marcados altibajos
registrados en este periodo, fueron consecuencia de los bajos precios del
petróleo, registrando el 10 de diciembre de 1998 el menor precio del periodo
analizado, con apenas 7.01 dólares por barril.
Para el sexenio comprendido entre 2001 y 2006 (Vicente
Fox), la situación en materia energética tomó un rumbo diferente, pues el
incremento en los precios del petróleo generó que los ingresos petroleros
registraran una tasa media de crecimiento anual del 10.3 por ciento, superior
al reportado en los ingresos tributarios (3.7 por ciento como promedio anual).
“No obstante que el precio promedio del petróleo alcanzó un promedio de 31.93
dólares por barril (precio promedio observado en el periodo comprendido entre
enero de 2001 y diciembre de 2006) la dependencia del petróleo se incrementó
considerablemente, alcanzando un promedio de 34.1 por ciento de los ingresos
presupuestarios. La mayor dependencia de los ingresos petroleros se registró
durante 2006, cuando estos ingresos significaron 38 por ciento de los ingresos
públicos. Este año fue el primero en aplicarse el cambio en el régimen fiscal
de Pemex, cuya finalidad era ‘disminuir la dependencia de los ingresos
petroleros’”.
En los primeros cinco años del calderonato, a pesar de haberse
registrado el mayor número de reformas tributarias (incluidas las del
régimen fiscal de Pemex), no se incrementó el nivel de ingresos no petroleros y
la dependencia de los recursos petroleros prácticamente se mantuvo en los
niveles promedio registrados en el sexenio previo. La dependencia de los
ingresos provenientes de la actividad petrolera no ha sido tan evidente debido
a las tasas negativas en el IEPS petrolero, situación que redujo
considerablemente los niveles de ingresos provenientes del petróleo. Entre 2007
y 2011 el subsidio a las gasolinas fue de 598 mil millones de pesos a precios
de 2012, equivalentes a 80.4 por ciento de los derechos petroleros estimados
para el ejercicio fiscal de 2012. Sin embargo, a pesar de la creciente
dependencia de la importación de gasolinas y otros combustibles, el gobierno
calderonista nada hizo para corregir esta lamentable situación.
Por otra parte, con los diversos cambios al régimen
fiscal de Pemex se ha buscado disminuir la carga fiscal de la paraestatal mediante
el establecimiento de nuevos derechos a la extracción de petróleo crudo y gas
natural; sin embargo, es un hecho que los altos precios del petróleo
registrados durante los últimos años han evitado que la dependencia petrolera
se reduzca y que las finanzas públicas del país tengan déficit importantes. Por
lo tanto, ante la incapacidad de elevar los niveles de recaudación tributaria
mediante las reformas planteadas por el gobierno, los ingresos petroleros han
sido un sustento para las finanzas públicas que tarde o temprano deberá ser
sustituido por mecanismos de recaudación que hagan más eficiente la obtención
de recursos y acaben con las prácticas de elusión y evasión fiscal. Así, la
dependencia que las finanzas públicas tienen de los ingresos petroleros se ha
mantenido en rangos de entre 33.2 por ciento (1995) y 35.4 por ciento (estimado
para 2012), nada más lejano allastre argüido por Suárez Coppel.
Las rebanadas del pastel
La feroz privatización de los cinco gobiernos
tecnocráticos no se ha limitado a la infraestructura productiva del Estado.
También se han empeñado en desmantelar, por dos vías, la educación pública,
laica y gratuita: la sustancial caída de la calidad educativa pública y el
impulso de la educación privada, de corte eclesiástico preferentemente.
Información de la SEP revela que del ciclo escolar 1995-1996 al de 2010-2011,
la matrícula en instituciones de educación pública reportó un aumento de 21.39
por ciento, mientras la correspondiente a la educación privada avanzó 76.5 por
ciento.
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