martes, agosto 28, 2012

Tiempos de balances son los actuales : María Teresa Jardí


Tiempos de balances son los actuales
María Teresa Jardí

Calderón se va dejando al territorio de la república convertido en un enorme cementerio, teñido con la sangre derramada de más de cien mil ejecutados y con el tejido social roto con el peor de los crímenes posibles: el de la desaparición forzada de personas. Se va Felipe acumulando en su bagaje teñido de sangre varios delitos de lesa humanidad, debidamente tipificados por la comunidad internacional como imperdonables.
Pero no lo olvidemos ni por un momento, y sobre todo no tendrían que olvidarlo ni los consejeros del IFE ni los del TRIFE que dan vergüenza incluso al lado de sus corruptos antecesores, que Calderón se va de esa manera merced a la imposición de éste por la puerta de atrás, que en lugar de haber llevado a los miembros del Congreso, tan cuestionados socialmente, que no deberían de poder mirarse cada mañana en el espejo sin tener que de inmediato apoyarse en el retrete para vomitar, pensando en el desprestigio que los acompaña, frente a un pueblo que saben bien que no representan. Decidieron legalizar la entrada para los siguientes por las puertas de atrás incluso de los sótanos y de los baños. 
No deja de ser curioso que se busque, por los variados movimientos sociales que indignados se pronuncian con manifestaciones cada día, invalidar la llegada de Peña y que poco se diga sobre la imposición de legisladores que dan vergüenza. Aunque ese tendría que ser uno de los resultados de la invalidez de la elección más corrupta a lo largo de la historia, lamentable en general, de un país, en el que ya es tiempo de que el pueblo tome en serio que la construcción del futuro está en sus manos y no solamente en las de la clase empresarial y política, mezclada por bodas y negocios, porque eso es lo que les ha permitido funcionar como si fueran los amos de un país con una sociedad a la que vía la telebasura y la indignante baja de la educación escolarizada se le ha cancelado el recuerdo de su historia.
Millones de mexicanos hemos sufrido a lo largo de seis años las canalladas del impuesto como usurpador a modo del imperio, al que se le ocurrió trasladar a México sus guerras seguramente asesorado por enemigos de la patria mexicana como Zedillo y Fox, tan bien considerados por aquellos rumbos.
La excepción al horror vivido a lo largo de seis años se ha dado solamente para los amigos empresarios y los cuates funcionarios, de Calderón, que en percances aéreos no han sido también, en el mejor de los casos, restados como daños colaterales.
Hemos sufrido merced a la imposición de la derecha panista con un usurpador como cabeza, al que el TRIFE le legalizó el fraude cometido desde la cabeza misma del Ejecutivo idiota comprado por la Coca- Cola. Lo mismo que ahora busca el TRIFE comandado por el padre del hijo acusado por su exmujer de ser un ladrón de cuadros.
Ya ni siquiera atinan a pensar, las mafias que a México tiñen de sangre, que de imponer a Peña, se le está imponiendo como el más desprestigiado gobernante que ha tenido México a lo largo de su historia. Lo que ya es decir, luego de Díaz Ordaz, Echeverría, López Portillo, De la Madrid, Salinas, Zedillo, Fox y Calderón, quien llegó usurpando y acaba como genocida.
Calderón deja al Ejército Mexicano brutalmente desprestigiado, incluso para cumplir con el mandato que justifica su existencia. Y a la Armada corriendo para ganarle al Ejército nacional la partida. Porque si grave es que vayan los paramilitares asesinando a quien les viene en gana. No es menos grave que la Armada viaje con agentes extranjeros por el territorio nacional. Gravísimo si son elementos de la DEA los balaceados. Pero mucho más grave todavía si de contratistas privados “de seguridad” se trata. García Luna es otro enemigo claro de la nación mexicana. Pero no se están convirtiendo en menos defendibles ni los generales del Ejército peleando por el hueso cuando lo que necesita el pueblo es un Ejército a su lado. Indefendible es la Armada tan entreguista que se ha exhibido del imperio yanqui. Lo que de entrada plantea graves consecuencias para el país como salta a la vista. Lo que sumado a la imposición de Peña adelanta como crónica el peor sexenio de nuestra historia.

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