¿Presidente electo?
Por: Sanjuana Martínez
Después de que el Tribunal Electoral del Poder Judicial
de la Federación (TEPJF) desechara la invalidez de las elecciones, México se
prepara para recibir al “presidente electo”. Ante los reclamos ciudadanos de fraude,
las autoridades electorales han dejado claro que pese a cualquier violación o
irregularidad flagrante, lo que persiste fue directamente lo que dijo el
consejero presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Leonardo Valdés
Zurita, aquella noche aciaga del 1 de julio: “México ha tenido una jornada
electoral ejemplar”. Su afirmación fue sostenida primero por los consejeros del
IFE y ahora por el TEPJF que decide anular sólo 524 casillas de las 143 mil 132
instaladas, de las cuales el Movimiento Progresista impugnó 82 mil 493. Lo cual
significa que finalmente sólo un 0.36 por ciento de las urnas instaladas fueron
canceladas. A pesar de la danza de cifras, declaraciones, posturas y
simulaciones, el terreno sigue preparándose por el establishment político
mexicano para que llegue a sentarse a la Silla del Águila el nuevo inquilino de
Los Pinos, el supuesto “presidente electo”. El único problemita en este baile
de cifras y simulación democrática, es que deberíamos preguntarnos quien es el
verdadero “presidente electo” de México…. Todo parece indicar que los señores
que intentan dirigir el destino del país ya lo han decidido por todos nosotros.
Pero insisto: ¿Quién es el presidente electo de México?… ¿Enrique Peña
Nieto?… Lo dudo.
En las pruebas del fraude que las autoridades electorales han
aceptado en parte, está también la prueba de que estas elecciones no fueron una
“jornada ejemplar” como dijo el impresentable señor Valdés Zurita. En esas
pruebas recabadas por los ciudadanos se encuentra igualmente la prueba de que
el llamado “presidente electo” no es más que un impostor. Esas pruebas
demuestran que parte de los millones de votos que obtuvo de manera irregular,
los sumó mediante la compra, la extorsión y la utilización de la pobreza de la
gente, para conseguir más sufragios. A pesar de toda la suciedad exhibida en
torno a la “ejemplar jornada” electoral, el señor Peña dice que ya se siente
“presidente electo” por el “apoyo mayoritario de la sociedad” y lo dice
sonriendo y rodeándose de lo más selecto del rebaño político: Jorge Emilio
González, el llamado “niño verde” que nuevamente tenemos la fortuna de verlo
convertido en flamante senador. Dice el señor Peña que su único objetivo es
“servirle a los mexicanos” y en el guiñol de la pseudodemocracia que padecemos,
el “niño verde” se atreve a llamarlo “Señor Presidente”, al igual que tantos
otros miembros del rebaño, incluidos ilustres periodistas que desde el 2 de
julio se refieren a él, como el virtual Presidente. Las negociaciones de todo
tipo con el “presidente electo” se llevan a cabo a gran velocidad: observamos
tras bambalinas a innumerables políticos de todos los partidos en el besamanos;
empresarios de infinidad de ramos de la actividad productiva también se acercan
para hacer lobby y lograr más privilegios. Y por supuesto, asistimos con
indiferencia a los arreglos que algunos medios de comunicación ya sostienen con
él “presidente electo”, para obtener mayores ganancias; incluso aquellos que se
rasgan las vestiduras y se dan baños de pureza haciendo público los certeros
ataques del gobierno que después sirven para seguir sumando beneficios y
negociar… Todo se está acomodando. En el ámbito de la paz que vive el México en
guerra, el territorio cubierto por los distintos cárteles de la droga también
se reacomoda con la próxima llegada del “presidente electo”. La repartición de
las zonas, regiones, plazas, pueblos y ciudades, esta provocando un incremento
en el número de muertos, aunque ese tema a casi nadie parece importarle. Total
los muertos ya ni siquiera se cuentan. Lo más llamativo en este teatro del
absurdo es, el séquito de lambiscones que siguen como ratones a los hombres de
poder que dirigirán con mano de hierro el futuro de este país. El señor Peña
por lo pronto, acude a actos por la puerta de atrás y no permite la entrada a
los periodistas, quienes tienen que cubrir a través de pantallas y micrófonos,
sus interesantes apariciones públicas. Conserva el perfil bajo para luego hacer
su gran aparición cuando se abra el telón. Todo indica que el método elegido
para entronizar al señor Peña en el poder, será el mismo utilizado en la
anterior jornada “electoral ejemplar”. La imposición del candidato del
PRI quedará nuevamente en los anales de la historia de la abyección
democrática. Antes de que conviertan Palacio Nacional en un fortín de guerra
para proteger al impostor, antes de que el señor Peña llegue por la puerta de
atrás para tomar posesión, antes de que le coloquen la banda presidencial entre
gritos, protestas y pancartas; antes de que su hermosa familia ocupe la
residencia de Los Pinos, sería bueno recordarle lo siguiente: Usted, señor
Peña, no es el “presidente electo”. No se engañe, ni deje que lo engañen.
Tampoco será el presidente de todos los mexicanos, mucho menos, el presidente a
secas. Usted, señor Peña, está a punto de ser ungido inquilino de Los Pinos
porque compró la voluntad electoral de los pobres y la de los políticos más
corruptos que han vivido gracias al saqueo de las riquezas del país y pretenden
seguir haciéndolo. No se equivoque señor Peña. Eso no quiere decir ser
“presidente electo”. Como mucho, llegará a ser el impostor, el simulador, el
hombre elegido por los dueños de México, no por la mayoría de los mexicanos.Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: http://www.sinembargo.mx/opinion/27-08-2012/9086. Si está pensando en usarlo, debe considerar que está protegido por la Ley. Si lo cita, diga la fuente y haga un enlace hacia la nota original de donde usted ha tomado este contenido. SINEMBARGO.MX
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