Días de muertos
Alejandro Gertz ManeroLa reportera Silvia Otero, de El Universal, acaba de documentar de manera muy precisa las cifras del gobierno federal que revelan que en los últimos siete meses, en dos de las entidades consideradas como las más violentas y con mayor vinculación con los cárteles del crimen organizado, se registraron únicamente seis denuncias penales por narcotráfico, frente a una criminalidad desmesurada que registra un promedio de más de 20 ejecuciones diarias, que se concentran precisamente en los estados donde casi no hay denuncias sobre delitos de alto impacto.
En Chihuahua, Michoacán, Guerrero, Jalisco, Nuevo León, Estado de México, Morelos, Sinaloa, Tamaulipas y Veracruz se producen a diario ejecuciones brutales, desapariciones y toda la gama de delitos que se derivan del crimen organizado, mientras la población o se niega a denunciar en razón del pánico en el que vive o las autoridades ocultan la realidad sobre el verdadero número de delitos que están ocurriendo.
Como antecedente de esta vergonzosa esquizofrenia numérica debemos recordar que el gobierno federal, al igual que los estatales, se hallaba “muy molesto” con la única institución ciudadana independiente que realizaba puntualmente las estadísticas de criminalidad a nivel nacional (Instituto Ciudadano de Estudios Sobre la Inseguridad ICESI), el cual fundamos hace 10 años con el apoyo de la UNAM, el Politécnico, el Tec de Monterrey y la revista “Este País”. Ahora el INEGI, ante la presión de medios nacionales y extranjeros, ha tenido que informar que en 2011 se cometieron 27 mil 199 homicidios en nuestro país, lo cual significa 5.5% más que en el año anterior y 160% superior al número de asesinatos que se perpetraron al finalizar la administración de Vicente Fox, acumulando el país 95 mil 632 homicidios de 2007 a 2011, demostrando con esas cifras el abismo que existe entre las denuncias que reportan las procuradurías de “justicia” y los delitos que realmente se cometen y se ocultan.
En este entorno, el diario “Le Monde” acaba de publicar en su portada un artículo denominado “México, la espiral de la barbarie”, donde analiza dicha situación que considera una “verdadera hecatombe que constituye, y con mucho, el conflicto más mortífero de los últimos años en el planeta”, calificando sus resultados como un “fracaso terrible” y cuestionando que el nuevo gobierno de Peña Nieto pueda modificar realmente y a fondo lo que el diario califica como un “mal endémico”.
En ese ámbito de violencia e impunidad se vuelve a repetir la conducta incalificable de la Policía Federal, que a diario se cubre de vergüenza, desprestigio y “sospechosismo”, como ocurrió en la “emboscada” en Morelos y antes en Ayotzinapa, en el aeropuerto citadino, en Ciudad Juárez y en tantos otros casos que siempre coinciden en forma inmediata con detenciones escandalosas por parte de esa corporación, evidenciando una constante manipulación mediática, que nunca ha podido ocultar el fracaso gubernamental en seguridad y justicia, que finalmente le costó al PAN la pérdida contundente del poder en las recientes elecciones.
Ante tal situación, el gobierno entrante está buscando alianzas publicitarias con personas y organizaciones no gubernamentales afines a las instituciones oficiales para simular una supuesta participación ciudadana que maquille cifras y conductas oficiales, y permita paliar la inconformidad inmensa que se refleja a diario en la información periodística y en las redes sociales.
Tal parece que la próxima administración no ha entendido lo que les ocurrió a quienes están siendo expulsados del poder en razón de la explosiva realidad que vivimos, y pretende repetir sus mismas estrategias, que en lugar de resolver los problemas los soslayan, minimizan o niegan, utilizando para ello voces o instituciones incondicionales, todo lo cual habrá de ser tan inútil como ya lo fue en este sexenio.
Si el próximo titular del Poder Ejecutivo cree que va a solventar este inmenso problema manipulando y ocultando el incremento desmesurado de todos los delitos, junto con una impunidad abrumadora en 98% de los casos, sin solucionar verdaderamente a fondo esta crisis, su equivocación va a ser garrafal y ese desacierto le costará muy caro a nuestro país y a quienes pretenden dirigirlo.
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