Fuerza para el cambio
Manuel BartlettEn días previos a que el Tribunal Federal Electoral califique la elección de presidente de la República, estando una parte determinante de la población esperando que cumpla con su responsabilidad histórica de anularla, por la evidente violación a los principios constitucionales de autenticidad y equidad y que no la eluda, escudándose en argumentos formalistas ciegos ante la realidad, se han instalado las Cámaras del nuevo Congreso de la Unión en una aparente calma.
Sin embargo, no puede desligarse este nuevo Congreso de la elección que le dio origen, igualmente afectada de graves violaciones: el grotesco gasto en publicidad ante la ineficiencia de la Unidad Fiscalizadora —en la más bondadosa de las interpretaciones— que dejó pasar a las falanges magisteriales con dinero ilimitado, comprando a representantes, pequeñas autoridades, ambiciosos y pobres desesperados; así como la acción de los gobernadores que activaron sus aparatos públicos y recursos ilegales, compelidos a actuar comprometiendo cuotas a los estrategas de la operación financiera ilegal, aterrados al verse superados por el movimiento de regeneración nacional, en vísperas de la elección.
Fue la elección de diputados y senadores una operación similar y simultánea a la presidencial, en la que las comunidades más pobres y dispersas, más alejadas, votaron en porcentajes inverosímiles a favor del PRI y de la derecha en general. El mismo mecanismo opresor del poder caciquil y el dinero dieron un resultado formal para el Legislativo, que no corresponde a la auténtica realidad política del país.
Debiendo ser la primera fuerza en el Congreso, sumados los partidos de izquierda coaligados, son la segunda fuerza legislativa. La decisión que tome el Tribunal Electoral hará de esta fuerza un ariete de transformación, al lado de un Presidente progresista y de su poderoso movimiento popular. Los intereses económicos y políticos nacionales y trasnacionales lo saben y presionan abiertamente para frustrarlo.
Por lo pronto, esa fuerza legislativa que ha resultado del formidable liderazgo de AMLO y de su movimiento social, no sólo dio a cada diputado y senador los votos que nos llevaron al Congreso, sino además un mandato irrenunciable de cambio verdadero. Cerca de 15 millones de votos reconocidos estarán detrás de sus legisladores como sólido apoyo para que cumplan ese compromiso de impulsar una agenda legislativa de auténtica regeneración nacional. Tendrán al frente a la derecha que se aglutinará para defender y profundizar su proyecto neoliberal, desnacionalizador y empobrecedor. Ahí se dará el debate democrático nacional, sin concesiones en lo esencial.
Para los Legisladores surgidos de esa movilización popular enraizada en todo el territorio nacional, la agenda de trabajo es muy clara, es la que se abanderó en todas sus campañas, la que despertó una auténtica esperanza que no se puede defraudar.
Los temas son bien conocidos, corresponden a claras demandas populares, apuntamos algunos: recuperar el proyecto histórico de un desarrollo soberano; aplicar un nuevo modelo económico avocado a la producción y al empleo bien remunerado, protegiendo sus derechos constitucionales; fortalecer el mercado interno, de manera prioritaria; incrementar la riqueza nacional para su adecuada distribución, en la justicia social; hacer de la energía el pilar del desarrollo nacional independiente conforme a nuestros intereses; hacer de nuestros recursos naturales fuente de riqueza interna evitando ser constreñidos a simples exportadores de recursos naturales e importadores de todo; fortalecer la producción del campo y la soberanía alimentaria; recuperar la educación en los términos del artículo 3º Constitucional liberándola de criterios extranjeros, subdesarrollantes; acabar con la corrupción que se extiende a todos los niveles de gobierno.
Pese a todo, existe en el Congreso de la Unión la fuerza representativa del cambio que México en su terrible declinación exige.
mbartlett_diaz@hotmail.com
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