Carlos Fernández-Vega
México SA
Presupuesto dilapidado
¿Qué fue de 18 billones?
Las prisas de Beltrones
En tiempos normales, a estas alturas del calendario
el paquete económico para el siguiente ejercicio fiscal estaría a punto de
salir del horno del Ejecutivo para ser presentado a la consideración del
Congreso, y de arrancar el proceso de criba que año tras año practican los
diputados a la propuesta presupuestal, entre jalones y estirones, para repartir
los recursos públicos entre federación, estados y municipios, dineros que,
dicho sea de paso, son cada vez menos efectivos por aparatosa que resulte la
cifra final que arroje el numerito (se estima que sólo 10 centavos de cada peso
presupuestal son reasignables, pues el resto ya está comprometido).
Pero México no vive tiempos normales (la normalidad oficial,
desde luego), pues a punto está de concretarse el cambio de gobierno (haiga
sido como haiga sidosegunda parte) y la ley respectiva amplía el plazo regular
para la presentación, discusión y aprobación de tal paquete, y permite al nuevo
inquilino de Los Pinos presentar su propuesta ya en curso de sus funciones y al
Congreso aprobarlo hasta el 15 de diciembre, si fuera el caso.
Por estas fechas, pero de 2011, se hablaba de un presupuesto
histórico (por su monto nominal) para 2012, y se aseguraba que los dineros
públicos se destinarían fundamentalmente a la seguridad pública, las obras
para generar empleo y los programas sociales, con una fuerte derrama para
los estados de la República. Un año después, la inseguridad pública se ha
incrementado, el empleo se ha generado especialmente en el sector informal y
los resultados de los programas sociales brillan por su ausencia, y sólo los
gobernadores de las entidades saben en qué se gastaron el recurso, aunque por
lo que se ve no fue precisamente para lo que se previó. No es un balance
novedoso, desde luego, porque es el de todos los años.
El presupuesto histórico que para 2012 autorizó
la Cámara de Diputados (sólo ella le mete el diente al presupuesto de egresos)
ascendió a poco más de 3.7 billones de pesos, y el grueso de esos dineros se
destinó a pago de nómina burocrática, servicio de la deuda y gasto corriente en
general, lo que tampoco es novedoso porque, como se refiere líneas arriba, 90
centavos de cada peso presupuestal ya estánamarrados y, según los
legisladores, no hay forma de desamarrarlos, de tal suerte que a pesar de
lo voluminoso en lo nominal, el presupuesto de egresos no arroja mayores
resultados, especialmente por el pésimo ejercicio del gasto público.
De esto último da cuenta la crónica parlamentaria de La
Jornada de aquella fecha:la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la
Cámara de Diputados evidenció la opacidad en que se desenvuelve el Poder
Legislativo federal cuando soluciona sus problemas y conflictos internos.
Anoche, sin presentar el dictamen de gasto público para el año próximo, la
mayoría de los legisladores presentes en la sesión de ese órgano camaral aprobó
en lo general el decreto y sus anexos, a pesar de que desconocían los
documentos. Y de dicha comisión, el dictamen invisible pasó al pleno de la
Cámara de Diputados, para que en alrededor de tres horas los legisladores
aprobaran, en lo general (424 a favor, 27 en contra y siete abstenciones), el
presupuesto federal para 2012. Después las menudencias sobre los artículos
reservados, el jaloneo por las migajas, y listo: 3.7 billones de pesos para fortalecer
el bienestar de los mexicanos y consolidar el crecimiento del
país.
Durante el calderonato los diputados aprobaron seis
presupuestos de egresos de la Federación por un monto conjunto cercano a 18
billones de pesos (cerca de un billón 150 mil millones de dólares). Una
catarata de dinero (histórica, repetirán en Los Pinos), pero sin mayor impacto
en el crecimiento económico ni en el desarrollo del país. Cuando menos una
tercera parte de esa cantidad se destinó al pago de la nómina burocrática, un
monto creciente al servicio de la deuda pública y el resto se dilapidó en otro
tipo de gasto corriente. El resultado, en síntesis, 1.8 por ciento de crecimientocomo
promedio anual, escaso empleo formal y más de 12 millones de pobres
adicionales.
¿Qué viene? Sin duda más de lo mismo: más presupuestos
históricos y nulos resultados. Es de esperarse que la nueva administración
gubernamental presente una propuesta presupuestal no menor a 3.85 billones de
pesos para ejercerlos a lo largo de 2013. Igual el copetón viene con la cartera
desenvainada y el monto por él propuesto rozaría los 4 billones (otro récord
nominal), pero de cualquier forma el margen de maniobra es más que limitado. Y
es de esperarse, también, que los inquilinos de San Lázaro procedan con la
misma rapidez que un año antes, porque lo suyo es gozar de las mieles
presupuestales.
Tal vez por ello, al flamante coordinador del rebaño tricolor en
San Lázaro, Manlio Fabio Beltrones, le urge adelantar los trabajos y
evaluaciones en torno al próximo paquete económico, sobre todo la propuesta
presupuestal, ya del nuevo inquilino de Los Pinos. Con ello no sólo evitaría,
en lo posible, la larga mano calderonista en el trasiego de recursos públicos,
sino que le garantizaría a su presidente un líquido inicio de sexenio para
aceitar lo que sea menester. De hecho, el ahora diputado (senador hasta hace
poco) advirtió que para la nueva Legislatura (en funciones a partir del próximo
domingo) el análisis, discusión y, en su caso, aprobación de tal paquete se
tiene que concretar en un plazo muy apretado”, aunque ello no quiere decir
que no lo trabajemos desde antes.
Muy nerviositos se ven algunos legisladores y creen que
el calendario es la única traba. Sin embargo, el problema no sólo consiste en
los tiempos legales (que para eso se sacaron de la manga su reloj
parlamentario), sino en la equidad de la Ley de Ingresos y en la calidad del
gasto público. De poco sirve exprimir a los jodidos para armar un presupuesto
voluminoso, si el río de dinero se vuelve a dilapidar, como Fox y Calderón
comprenderán. El país ya no lo aguanta, y si no comprenden esto, de plano no
entienden nada.
Las rebanadas del pastel
Y mientras Francisco Mayorga, titular de la Sagarpa, se
sube al juego del adivino (estimo que hasta noviembre se normalizará la
capacidad de producción de huevo en el país), hoy se cumple el segundo
aniversario de la muerte inducida de Mexicana de Aviación, dos años con el pico
clavado en el suelo, con sus 8 mil 500 trabajadores sin empleo, sin ingreso y
con la soga en el cuello, y Gastón Azcárraga, junto con sus amigos
calderonistas, gozando de las mieles de la impunidad.
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