Julio Hernández López
Astillero
Periodismo riesgoso
Toledo y La Jornada
Cacho, las amenazas
Autoprotección gremial
Carmen Lira y Carlos Payán fueron a Oaxaca el pasado
lunes a decirle a Francisco Toledo lo mucho que la comunidad jornalera lo
respeta y aprecia, y a inaugurar un oportuno taller de reflexión sobre
periodismo (en el que ayer tocó a un tecleador astillado hablar sobre, gulp,
columnismo político).
El pintor Toledo, junto con Rufino Tamayo, aportó en
especie una parte esencial del precario equipaje financiero con que 28 años
atrás arrancó el proyecto periodístico que permitió el nacimiento de La
Jornada. Habiendo renunciado al Unomásuno, por diferencias con su
directiva, los deseosos de dar forma a una utopía de periodismo crítico e
independiente se toparon con el inevitable problema de la viabilidad financiera
y económica, ante lo cual solicitaron y obtuvieron gran respaldo social.
Payán, que es el director fundador de La Jornada, y
Lira, que es la actual directora general, recordaron junto a Toledo lo mucho
que para bien de los intereses popular y nacional se ha podido defender y
empujar desde las páginas de un diario que no juega a la falsa objetividad ni
encubre su función social. También se pasó revista a las trampas y embestidas
desde poderes contrariados por la defensa de las convicciones (http://bit.ly/SNQ6uR ).
Toledo, por ejemplo, ha sido una conciencia activa en
defensa de Oaxaca, a tal grado que ha sido amenazado de muerte por presuntos
narcotraficantes, además del encono que algunos empresarios y políticos locales
le guardan por la protección del medio ambiente y el patrimonio cultural que ha
sostenido. No ha de olvidarse, además, que en su momento auspició y mantuvo una
comisión dedicada a atender los casos relacionados con la represión
gubernamental a la APPO en 2006.
La Jornada, por su parte, ha debido sortear los ánimos
encendidos de poderosos a quienes irrita toparse con un ejercicio periodístico
de tanta peculiaridad que Noam Chomsky llegó a decir, al participar en los
festejos del primer cuarto de siglo de vida del diario, que sus teorías habían
encontrado como única excepción mundial la jornalera, por ser ésta una empresa
periodística no sujeta al dominio de empresarios y grandes capitales.
Los riesgos a los que hoy se enfrenta el periodismo no
solamente provienen de esa relación condicionante entre capital y libertad de
expresión, entre publicidades que doblegan y periodismo que denuncia, sino de
una expresión más cruda: la amenaza al profesional de la información y, con
frecuencia, a su familia, o, en su siguiente fase, el secuestro, la tortura y
el asesinato.
En todo el país hay casos concretos de amenazas o de
cumplimiento irreversible de éstas. El más reciente de ellos ha afectado a una
figura ampliamente conocida, Lydia Cacho, quien ha revelado a El País (empresa
española irónicamente asociada en términos políticos a los mismos factores
mexicanos que generan la violencia y la impunidad de la que da asombrada cuenta
en sus páginas) que la procuradora federal de justicia, Marisela Morales, le
recomendó dejar el país por un tiempo, ante amenazas de muerte a las que el
Estado mexicano no puede oponerse eficazmente.
Cacho explicó que su anillo de seguridad en
cuanto a comunicación personal había sido roto de manera peligrosamente
sugerente, pues la habían amenazado a través del radio satelital utilizado por
ella, a prueba de intervenciones salvo frente a equipos como los usados en
México por la Marina y por altos mandos de cárteles del narcotráfico.
Asumiendo que no se considera confrontada con la Marina, pero sí receptora de
anteriores advertencias de capos, la periodista nacida en la ciudad de México,
pero avecindada en Quintana Roo, decidió salir voluntariamente del país para
mantenerse escondida, según señaló Salvador Camarena, el corresponsal de El
Paísen México que la entrevistó por vía telefónica.
Desde ese autoexilio, la escritora de Los demonios
del edén ha descrito la constante exposición de los periodistas, sobre
todo los que no se desempeñan en la capital del país, al ritual macabro de los
poderes criticados o desnudados: amenazar y luego cumplir. Aseguró que Regina
Martínez, la corresponsal de Proceso en Veracruz, le platicó días
antes de ser asesinada que había recibido formas de amenaza provenientes del
gobierno estatal, las que se negaba a tomar con seriedad. Por desgracia, se
multiplican los casos de periodistas de los estados que han confirmado
terriblemente la autenticidad de esos ánimos de exterminio. Ella, Cacho, ha
hecho bien en no quedarse a comprobar las puntuales amenazas por sus denuncias
de pederastia consentida y practicada por hombres de poder económico y político
(ha citado a Kamel Nacif, pero también al ahora nuevamente poderoso Emilio
Gamboa Patrón, y fue apresada por órdenes del entonces gobernador de Puebla,
Mario Marín, apreciado socio político del peñanietismo).
Justamente en ese contexto se ha organizado un encuentro
nacional de periodistas para ser capacitados en autoprotección. Con el apoyo
del Gobierno del Distrito Federal y de Freedom House, la Casa de los Derechos
de Periodistas, que dirige Judith Calderón, ha organizado bajo la coordinación
general de Rogelio Hernández López tres días de sesiones para informadores de
todo el país que mediante conferencias, mesas redondas y coloquios buscarán
allegarse conocimientos y experiencias que puedan replicar a colegas en
sus zonas de trabajo y que coadyuven a enfrentar los riesgos de agravios y
reducir la vulnerabilidad que padecen. El encuentro comenzó ayer y terminará
mañana, todo en el salón de usos múltiples del edificio del GDF, a un costado
de la Suprema Corte. Hoy, a las 14 horas, se ofrecerá la plática Los retos del
periodismo en un clima de agresiones, con Antonio Helguera, Jorge Carrasco,
José Reveles, Gerardo Sauri, Graciela Ramírez y el astillador. Enhttp://bit.ly/Ow3WSW está el programa
completo.
Por cierto, el Astillero de este jueves está disponible
en http://bit.ly/NLQetU y sus
encabezados son: Berrinches en radionovela, Obsesión contra Aristegui, Actores
sin oficio y Negocios bajo chantaje. ¡Feliz fin de semana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio
Astillero
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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