Los escándalos del final del sexenio
Por: Jaime Ornelas Delgado
El señor Joaquín Vargas, uno de los propietarios de
Multivisión (MVS), después de un discreto y prolongado silencio,
como guardándose un as en la manga, “denunció” al gobierno de Felipe
Calderón que le ofreció conservar las concesiones en la banda de 2.5
gigahercios (Ghz), indispensable para ofrecer comercialmente el
internet de alta velocidda, con dos condiciones: 1) que MVS no
impugnara la fusión entre Televisa y Iusacell y 2) que Carmen
Aristegui, después de haber sido despedida de su noticiario radiofónico por
abordar los rumores sobre el alcoholismo de Felipe Calderón pidiera una
disculpa pública.
El empresario Vargas, según su dicho y sin aportar
prueba alguna, dijo no haber aceptado ninguna de las dos cosas y el
resultado, finalmente, fue que el 8 de agosto del año en curso Dionisio
Pérez Jácome, secretario de Comunicaciones, hizo pública la decisión del
gobierno federal de retirar las concesions en la banda ancha a MVS, en
algo que muchos dijeron era una expropiación disfrazada.
Quien desempeñó un papel central en este juego
turbio, fue, ¿quién otro?, Javier Lozano Alarcón, entonces
secretario del Trabajo y ahora flamante senador electo por obra y
gracia del voto de los poblanos que lo colocaron en la segunda
posición.
Lozano, quien aparece en todas esas cuestiones donde
el gobierno de Felipe Calderón quería golpear, confesó que todo era
cierto, pero que fue Joaquín Vargas, el dueño de MVS, quien quiso
chantajear al gobierno federal utilizando a “Carmen Aristegui como “ficha
de cambio”, ofreciendo no recontratarla a cambio de un menor precio
para las frecuencias pendientes de la banda 2.5”. Finalmente como el
gobierno no aceptó “tan vil chantaje”, la venganza cumplida fue
recontratar a Aristegui y “utilizarla como su arma y su brazo político
para hacer contrapeso a Televisa, con el propósito de tratar de minar
su poder”. Además terminó amenazando al pobrecito de Lozano –si a ese
de la amenaza al chino Zhenli Ye Gon de “copelas o cuello”, que
además destruyó empresas como Luz y Fuerza del Centro o Mexicana de
Aviación y utilizó todo el peso de la Secretaría del Trabajo para
satisfacer su obsesiva y vengativa persecución en contra de los
mineros y su sindicato– diciéndole que denunciaría al gobierno de
quererlo chantajear, a ellos que son tan decentes. Como no hay plazo
que no se llegue, en días recientes Vargas cumplió su amenaza
y denunció al gobierno de Calderón como chantajista.
Pero a todo esto Carmen Aristegui puede estar tranquila,
su programa seguirá pasando para no dar pausa ni descanso a los
bribones. Recientemente MVS anunció que no reducirá su
personal, aunque eso no reza para John Hakerman, censurado por esa
empresa en un noticiario vespertino, razón por la cual hubo de
renunciar a sus colaboraciones semanales, lo cual es una lástima pero también
pinta de cuerpo entero a MVS, empresa que también padece las
consecuencias de la monopolización de las comunicaciones.
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