Carlos Fernández-Vega
México SA
FC: ¿oportunidades?
Reprobado en empleo
Inflación vs. ingreso
Quien tenga el hígado y la paciencia para ver y oír los
cuantiosos promocionales que el inquilino de Los Pinos transmite por estas
fechas a través de los medios electrónicos con motivo de su sexto Informe
de gobierno, se enterará de que, según él, cumplió en materia de
empleo y que los mexicanos hoy viven mejor, pues promovió muchísimas
oportunidades laborales a lo largo de su sexenio. Aunque la realidad es
diametralmente opuesta a su propaganda y el daño por él provocado es profundo,
felizmente se trata de su última tanda de cuentacuentos. Es previsible, pero
habrá que esperar qué dice en el acto faraónico que ha organizado para su
despedida.
Pero en materia laboral no todos comparten su optimismo y
autoelogio. Por ejemplo, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la
Cámara de Diputados advierte que la realidad en este renglón, como en tantos
otros, es color de hormiga, y como muestra de ello subraya que a pesar de que
la crisis (oficialmente) finalizó hace más de tres años, la desocupación, la
subocupación y la informalidad siguen sin regresar a sus niveles previos al
terremoto económico conocido como el catarrito.
El citado centro de estudios señala que, de acuerdo con
los resultados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo levantada por el
Inegi, en julio pasado la tasa oficial de desocupación abierta se ubicó en 5.02
por ciento de la población económicamente activa (PEA), lo que representó una
disminución –si así puede calificarse– de 0.61 puntos porcentuales respecto al
resultado de un año atrás. No obstante, comparando con julio de 2007 (antes de
la crisis), su nivel todavía se encuentra 1.07 puntos porcentuales por arriba. Si
se elimina el efecto estacionario, tal indicador fue de 4.75 por ciento, para
una reducción de 0.23 puntos porcentuales respecto al mes anterior. Si tomamos
en consideración que antes de la crisis esa tasa era de 3.71 por ciento
(promedio en 2007), es claro que la disminución de la desocupación ha sido
lenta e insuficiente. Incluso, manteniendo el actual ritmo de avance, la TD
tardaría más de dos años en recuperar su nivel anterior.
Las oportunidades promovidas por el inquilino
de Los Pinos en realidad equivalen a lo siguiente: los mexicanos ocupados en el
sector informal de la economía representan 28.87 del total de la población
ocupada, lo que equivale a poco más de 14.2 millones de personas. Si se compara
con el mismo mes del año anterior, el sector informal ha crecido en 0.34 puntos
porcentuales. Si la comparación se realiza respecto a julio de 2007, se observa
que en los últimos cinco años la informalidad ha aumentado 2.10 puntos, lo que
evidencia la falta de oportunidades laborales en el sector formal de la
economía.
Asimismo, las personas que reportaron tener
disponibilidad y necesidad de trabajar más horas (subocupación) se
incrementaron 0.03 puntos porcentuales en su comparación anual, al pasar de
8.85 por ciento de la población ocupada en julio de 2011 a 8.88 por ciento en
el mismo mes de 2012. El elevado número de personas en busca de trabajo en
el sector formal también ha propiciado que los salarios de este sector
permanezcan deprimidos. De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social,
en julio el salario promedio de cotización al IMSS se ubicó en 7 mil 909 pesos
mensuales (nominales), 340 pesos por arriba del salario del mismo mes de 2011.
Lo anterior equivale a un crecimiento anual nominal de 4.5 por ciento. No
obstante, en ese periodo la inflación se ubicó en 4.42 por ciento, por lo que
el crecimiento real de los salarios fue de sólo 0.08 por ciento, o bien, de 6
pesos mensuales, en el mejor de los casos.
Además, los salarios del sector formal siguen sin
recuperar su nivel previo a la crisis. Si se compara julio de 2008 con igual
mes de 2012, ese salario promedio acumula una pérdida real de 0.77 por ciento,
lo que se traduce en una reducción real del poder de compra de los trabajadores
equivalente a 61 pesos mensuales. En suma, la recuperación económica sigue
siendo insuficiente para satisfacer las necesidades de empleo en el país. Por
ello, las personas se han visto obligadas a ocuparse en el mercado informal, lo
que al mismo tiempo ha ayudado a mantener el desempleo en niveles relativamente
bajos (comparando con países desarrollados que cuentan con seguro de
desempleo).
En este balance de oportunidades debe incluirse
que la inflación va al alza, especialmente en alimentos, lo que afecta aún más
el de por sí precario poder adquisitivo de la mayoría de los mexicanos. En la
primera quincena de agosto de 2012, el aumento inflacionario casi duplicó el
registrado un año atrás, apunta el CEFP, y detalla que el nivel
inflacionario se explicó, sustancialmente, por el incremento de los precios de
las mercancías no alimenticias (automóviles) y la educación (universidad y
preparatoria) que contribuyeron con 0.09 y 0.04 puntos porcentuales,
respectivamente (ambos, componentes de la parte subyacente del índice). Además,
del lado no subyacente, el crecimiento de precios se debió al alza en la
cotización de los energéticos (electricidad, gas doméstico LP y gasolina de bajo
octanaje) y de los productos agropecuarios (huevo). La inflación no fue mayor
debido a la caída en el precio de las frutas y verduras.
Así, la variación anual del índice nacional de precios al
consumidor fue de 4.45 por ciento al cierre de julio pasado, casi un punto
porcentual por arriba con respecto al año previo, y muy por arriba de la meta
fijada para 2012. Por su parte, el índice de precios de la canasta básica de
consumo registró un incremento de 0.27 por ciento en los primeros 15 días de
agosto, mayor a la de un año atrás. Su aumento anual fue de 8.82 por ciento,
tres veces más al que tuvo en el mismo periodo del año previo (2.91 por
ciento).
El precio de los alimentos reportó una variación anual de
8.37 por ciento, superior a la que se tuvo un año atrás (5.75 por ciento) y a
la del índice general. El CEFP concluye que si bien la inflación anual de
los alimentos no es un alza generalizada en los precios, sí repercute en el
poder de compra del salario, particularmente en el de aquellos que ganan menos
dado que la mayor parte de su ingreso lo destinan a dichos productos. El
salario mínimo general promedio real, ajustado por el índice de los alimentos,
tuvo una caída anual de 3.84 por ciento en su poder adquisitivo al cierre de la
primera quincena de agosto, lo que incide en la dinámica de la demanda interna
del país.
Las rebanadas del pastel
Por instrucciones del Trife, favor de agregar
el del copetón al de por sí voluminoso inventario de sexenios perdidos para el
pueblo de México.
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