Astillero
Hillary interviene
AMLO, más pruebas
Telepoder cercado
Aeroméxico sexenal
A Hillary Clinton no le pareció suficiente
que Barack Obama hubiera hablado tres semanas y media atrás con Enrique Peña
Nieto para reconocer anticipadamente un presunto triunfo electoral que aún está
en litigio, así que repitió la receta telefónica este miércoles, como si las
circunstancias mexicanas hiciesen necesario apuntalar una estructura o un
personaje que, obviamente, necesitaran de tales reiteraciones de apoyo.
Las tareas de salvamento a cargo de la
secretaria de Estado del gobierno imperial pretenden dejar claro que los
factores del verdadero poder mundial, y sus aliados nativos, han decidido
irrevocablemente que el ocupante de Los Pinos será el entrampado destinatario
de la llamada, suceda lo que suceda (haiga de ser comohaiga de ser:
la Haigocracia mexicana sublimada con EPN) en términos jurídicos,
políticos y sociales con las cada vez más fundamentadas acusaciones de fraude
electoral y con las movilizaciones y protestas contra esa imposición.
El poder estadunidense estimó necesario
lanzar un nuevo salvavidas hablado justamente cuando Andrés Manuel López
Obrador acababa de dar a conocer nuevas pruebas del delictivo entramado priísta
de financiamiento y operación. Aún en el contexto sabido del sometimiento del
tribunal electoral federal a las directrices del gobierno calderonista y la
banda peñanietista (plenamente amancebadas), las pruebas y evidencias que
siguen apareciendo constituyen un reto mayúsculo para la trapacería jurídica
institucionalizada, a tal grado que se ha abierto una fisura en el monolito de
complicidades que se aferran a defender la cacareada imposibilidad de dar
reversa a la imposición, aceptando la invalidez del proceso, pero no puede
dejar de reconocer que la turbulencia arrecia, y que un descuido o una acción
torpe pueden desencadenar factores latentes que empujarían el presunto vuelo
exitoso hacia Los Pinos a zonas de navegación imprevisible.
Esas perturbaciones en las alturas tienen
como causas notables dos tipos de activismo en curso: el del propio candidato
presidencial directamente afectado por el fraude, Andrés Manuel López Obrador,
quien ha debido mantenerse en una desventajosa situación de civilidad para
no echarse encima a los medios de comunicación (esencialmente, Televisa) y a
los empresarios que le empujaron a firmar un pacto con insistencia
envenenada, que desde entonces se adivinaba pero ahora queda confirmada.
Pero, a pesar de moverse en esa camisa de
fuerza voluntariamente aceptada, López Obrador ha vuelto a mostrar la sabida
tenacidad que tanta ira llega a provocar a sus adversarios y ha ido
presentando, siempre en el marco legal, pruebas importantes de la compra
priísta de una presidencia. Ayer mismo, en Twitter, el tabasqueño escribió un
mensaje de tercas convicciones vueltas a vitaminar que probablemente provocó
sofocos en las alturas de tres colores (y en sus inversionistas telefónicos): Tenemos
pruebas: EPN utilizó dinero de procedencia ilícita. Ninguna argucia legal podrá
impedir que se invalide la elección presidencial.
El otro activismo que genera agitación en los
ánimos impositivos proviene de la franja social que, en razón de su origen
estudiantil, sigue siendo llamada 132 aunque en ella convergen ciudadanos de
diversas edades y ocupaciones. Aún cuando su discurso y acciones han ido más
allá de lo que inicialmente podrían haber considerado sus fundadores, el
movimiento 132 lucha contra el conjunto de maniobras sucias con que se ha
tejido un presunto triunfo priísta pero no se estaciona en ese carril electoral
ni se decanta obligatoriamente por el aspirante desplazado.
El 132 va más allá, con la vista puesta en el
sistema en su conjunto y con la convicción de que, por más esfuerzos que se
realicen en esa arena electoral tramposa, siempre se tendrán resultados
parecidos a los de esta ocasión, y que las formas tradicionales de lucha deben
ser mejoradas (entre otras cosas, porque suelen acabar convertidas en refuerzo
de lo mismo contra lo que se combatía) hasta convertirlas en instrumentos
eficaces de transformación.
Una de esas acciones que generan turbulencia
en las alturas ha sido acordada en diversas asambleas, a sabiendas de los
riesgos de provocación física y manipulación informativa que conlleva: el cerco
pacífico de las instalaciones de Televisa en la avenida Chapultepec de la
ciudad de México y en las correspondientes a las diversas ciudades donde el
movimiento 132 pueda actuar.
Televisa, además de ser la secretaría de
pésima educación, incultura y frivolidad nacionales, se ha convertido en un factor
fundamental de ejercicio del poder, sometiendo a sus políticas a gobernadores y
seudopresidentes de la República, chantajeando los erarios de los estados y el
federal, y manejando sus noticieros y espacios de opinión, e incluso los
deportivos y de espectáculos, a proyectos facciosos a los que la televisora
sirve fabricando percepciones favorables para ciertos candidatos o gobernantes
(el ejemplo escandalosamente actual es Peña Nieto, auténtico producto inflado a
fuerza de espots) y, al mismo tiempo, impidiendo que la pluralidad política y
social se exprese, cerrando espacios a las protestas y la disidencia, no tanto
en términos de tiempo de exposición al aire de esos asuntos (aunque sucede con
frecuencia esa cerrazón a determinados temas) como en la forma de presentarlos,
en la apreciación y el comentario tramposos, en la inducción y la manipulación
conceptuales.
Y mientras el gran negocio del sexenio,
Aeroméxico, ha ganado tanto (sin Mexicana de Aviación como competencia), que ha
hecho un pedido de 100 aviones B737Max, y 10 bimotores B787 Dreamlines a
Boeing, por un total de 10 mil 800 millones de dólares (bit.ly/Q4dG5a). Recuérdese que de inmobiliario
chihuahuense, José Luis Barraza saltó al Consejo Coordinador Empresarial, que
en 2006 enderezó campaña contra AMLO y portentosamente acabó presidiendo el
consejo de administración de Aeroméxico (en un Astillero de 2008 se puede leer
sobre el tema). ¡Feliz fin de semana, con Felipe Calderón volcado en ejercer de
presidente... del PAN!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio
Astillero
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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