Conjeturas
¿Tiene madera de político Peña como para renunciar?
No se le pide a Peña, todavía candidato con el mayor número de votos, según el IFE (cuyos ciudadanos consejeros no han estado a la altura de sus responsabilidades), que tenga, como el árbol palo-fierro con el que los seris de Sonora crean esculturas asombrosas, esa madera que hace al Estadista; pero sí al menos la consistencia de un político que sabe interpretar la crisis poselectoral en la que está envuelto, lo que le permitiría renunciar a su cuestionado triunfo y proponer que se reponga la competencia con los mismos candidatos en un plazo no mayor de 14 meses, designando a un Presidente interino, conforme a las nuevas disposiciones de la Reforma ya ingresada a la Constitución.
Y para que no haya demasiada agitación por lo novedoso de la solución, que el Presidente de la Suprema Corte sea el interino con nombramiento de Jefe de Gobierno, escindiendo el actual presidencialismo, para separarlo del Jefe de Estado. Si Peña quiere cooperar a darle una salida al actual problema, debe proponer al TRIFE que dé curso a la solicitud de invalidar la elección para ir a nuevas elecciones únicamente por la Presidencia de los Estados Unidos Mexicanos. ¿Es como pedirle peras al olmo? No si Peña, como presume, tiene las mínimas características de político y, motivado por lo que investigó y escribió sobre Álvaro Obregón en su tesis de licenciatura en Derecho, comprende que son tiempos para “resolver con más democracia los problemas de la democracia” (Al Smith dixit, un político en el filo del Estadista).
Si las pruebas de corrupción en que incurrió el PRI presentadas por López Obrador, no dan lugar, por parcialidad de los siete magistrados del tribunal (dos o tres de ellos ya en franca adhesión con Peña), a la invalidez de la elección, Peña enfrentará la violencia de la delincuencia y la violencia política. Debe reflexionar no como el Álvaro Obregón de La Bombilla, sino como el Obregón de 1920-1924. Y dar un ejemplo de madurez política, yendo a nueva competencia para legitimar y relegitimar, en un contexto de plena legalidad, el resultado de febrero a abril de 2014. Y para próximas elecciones presidenciales, dar origen a la segunda vuelta entre los dos primeros, si no obtiene uno de ellos la mayoría absoluta.
Peña tiene una oportunidad de oro histórica, si propone que el Tribunal anule el resultado presentado por el IFE y el Congreso General se prepara para proponer al Presidente de la Corte en funciones como interino, recibiendo el cargo el uno de diciembre próximo. La Nación está, como nunca desde 1988 y 1994: la imposición de Salinas y el homicidio de Colosio, con un profundo malestar social y político por esta elección, que de imponer a Peña sintetiza en “un gobierno contrario a los principios” de la Constitución en su Artículo 41 y 136 que exigen someterse al imperio de la ley, es decir: al Estado de Derecho. Con su renuncia cuantitativa, Peña debe permitir que el Tribunal Electoral invalide el resultado del IFE y, para no estar en un callejón sin más salida que violencia política, una presidencia interina y nuevas elecciones.
cepedaneri@prodigy.net.mx
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