Reforma política al
gusto de la narcoteletiranía
Ricardo Andrade Jardí
Gracias a la información dada a conocer por medios de comunicación (ni se
emocionen, no se trata de la telecracia, por supuesto) en el extranjero y
algunos pocos como el POR ESTO! y La Jornada, en México, se nos van revelando
como verdades mucho de lo que ya suponíamos desde hace años, como la compra de
BITAL por HSBC, que presuntamente fue producto de lavado de dinero. Lo que si
se piensa bien es coherente con el sistema capitalista en el que vivimos. El
narcotráfico, que es sin duda el modelo de excelencia del libre mercado y de
todos los preceptos del manual neoliberal, se encumbra ya como el más próspero
de los negocios.
Pero el asunto es que mientras el narcotráfico escala para posesionarse como el
número uno de los negocios del capitalismo, los ciudadanos nos vemos obligados
a sufrir la guerra desatada entre empresarios para controlar, a nivel mundial,
tan rentable negocio transnacional.
Si HSBC ha “blanqueado” millones y millones de dólares desde que compró BITAL
en México, no podemos cegarnos ante la realidad, contundente, que se nos
presenta en estos intensos momentos históricos.
Que el TRIFE legalizará el fraude electoral bajo “argumentos” falaces como: “la
compra de votos no puede comprobarse, por lo que no se gana en las urnas lo que
no puede ganarse en la mesa”, como ya han “expuesto” diversos ministros pese a
que no tenían en sus manos aún el expediente de denuncias y pruebas sobre el
cochinero electoral 2012, que “curiosamente el IFE “no vio”, es el anuncio de
que los ministros de la injusticia electorera avalarán no sólo un proceso
electoral, que nada tuvo de democrático, sino que se impondrá el Narco-Estado,
por la fuerza.
La compra de votos puede comprobarse. Más allá que como nunca antes en la
historia moderna de México cientos de miles de ciudadanos fuimos testigos, como
observadores o representantes de partido, del cinismo con el que los operadores
priístas se movían para acarrear “votantes” a las casillas y de cómo esos
operadores y golpeadores distinguidos con los colores del viejo PRI y el dibujo
en la playera de una familia (corrupta) llegaban hasta las mesas de votación y
marcaban las boletas de los electores, para luego ser trasladados a la “Casa
Amiga” (cercana a la casilla para darles unos tacos por su patriótica
participación en la pretendida imposición del candidato Televisa).
Aunque la compra de millones de votos pasa a un segundo plano cuando se revela
por distintos medios de información (no la telecracia que presuntamente está
también involucrada en el blanqueo de dinero) el origen siniestro del dinero
con el que el nuevo PRI, haciendo gala de su muy corrupta y vieja historia,
financió la estructura operativa para la compra de votos; los escándalos de
lavado de dinero, del excedente de los topes de campaña es a todas luces claro
para millones de carenciados, incluidos los que vendieron su voto por una
miseria que les diera para comer siquiera para el día siguiente, aunque el IFE
sea ciego; las tarjetas prepagadas de SORIANA, las denuncias en Estados Unidos
por fraude de coordinadores y colaboradores cercanos de la campaña del niño
idiota de la telecracia y demás monerías anuncian que si el TRIFE avala la
elección, como lo hará sin duda, a los jueces en México no se les paga por
hacer justicia, sino por hacer lo que el patrón les manda y aquí manda la
narcoteletiranía, se estará avalando la creación “legalizada” (que no legítima)
del Narco-Estado. Ya la Cámara de cerdos... Perdón de Senadores aprobó hace
unas horas la “reforma política” para garantizar que Peña Nieto tome protesta
como impostor en el Teletón o en el mega yate de Azcárraga y no en el Congreso
de la Unión, donde no podrá hacerlo pues la indignación crece por cada rincón
del país y se suma como nunca a la resistencia civil como se estipuló por los
constitucionalistas cuando nos otorgaron la Constitución de 1917.
Constituyentes que lo decretaron así, justamente para que en el futuro, una
pandilla de criminales que quisieran buscar el poder político de México, no
pudieran, contra la voluntad popular, imponer nuevamente la dictadura.
El PRI ya convirtió la revolución social de 1910 en la institucionalizada
dictadura perfecta.
Y la dictadura del viejo PRI, que se nos pretende imponer, por enemigos de la
humanidad entera, viene recargada por la nueva dictadura telecrática que
propone de una buena vez implantar el Narco-Estado en México: la
narcoteletiranía como un experimento de las oligarquías mundiales para
financiar su crisis global y lograr el sueño del capital imperialista de
controlarlo todo...
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