Astillero
Protesta creciente
Contra la imposición
Más allá de candidatos
¿Qué harán PRI y EPN?
A los múltiples y graves problemas que ha
acumulado el sistema político mexicano, sobre todo en materia de sucesión
presidencial y especialmente en sus vertientes de legalidad y legitimidad, se
añade ahora la persistencia y consolidación de un movimiento social sin
estructuras tradicionales de organización, formado por miles de ciudadanos
solamente regidos por sí mismos, creativo y marcadamente consciente, que
impugna sin atajos ni puentes la anunciada imposición de Enrique Peña Nieto
como aún más peligroso relevo del catastrófico y violento ocupante actual de
Los Pinos.
No es un hecho menor, aunque buena parte de
los medios de comunicación han sido comisionados para menospreciarlo e incluso
difamarlo, ni tampoco es solamente estudiantil o juvenil, aunque esa presencia
sea mayoritaria y muy notable, como nunca en este tipo de movilizaciones. Aun
cuando se centra en el rechazo a la instalación en la Presidencia de la
República de alguien a quien se considera comprador y no ganador de los
comicios correspondientes, su caracterización no es necesariamente partidista o
electoral. Es muy importante entender que al combatir a quien estiman que ganó
a la mala no están convirtiéndose al mismo tiempo en promotores o defensores de
quien quedó oficialmente en segundo lugar y que, de aceptarse la tesis del
fraude electoral, sería el verdadero ganador moral, pero no restituible
por sí mismo en este proceso, pues lo que se demanda es su invalidación y no su
depuración. El movimiento va más allá de López Obrador y los partidos que lo
postularon, e incluso en franjas importantes hay rechazo o cuando menos clara
distancia de los vaivenes de la farándula electoral.
Tal conformación, inusual en el catálogo de
las protestas posteriores a los comicios, no está siendo procesada con
inteligencia y astucia por la élite priísta, que según famas ahora en fuga
habría obtenido en siete décadas impresionante doctorado en la manera de
absorber o disolver movimientos en su contra. El peñanietismo está reaccionando
con el mismo éxito que un especialista en excavaciones y demoliciones en caso
de que fuera llevado a una operación quirúrgica.
El presunto presidente Peña (PP?) se ha
instalado en una fase de pasmo, incredulidad y enojo que pareciera involuntaria
continuación de la noveleta iniciada en la Universidad Iberoamericana un
viernes negro de mayo. Su equipo sostiene la misma actitud y parecidos
argumentos, atribuyendo los actuales actos de oposición a factores
artificiales, provocados a partir de engaños y manipulación, sin entender las
razones del retador enojo creciente y, por tanto, sin trazar una salida
política viable, sin encajonarse en el recurso tan aparentemente fácil como
evidentemente explosivo del uso de la fuerza pública (¿lo haría Calderón,
conforme a los acuerdos nocturnos de Los Pinos con EPN?) para hacer cumplir la
históricamente maltrecha ley.
Ayer, por ejemplo, el súbitamente estelar
Pedro Joaquín Coldwell dijo que las acusaciones de fraude (Monex y Soriana, por
dar dos ejemplos) ofenden a los mexicanos. Manlio Fabio Beltrones, quien no
forma parte de los círculos cercanos a EPN, ni goza de su confianza (menos si
se toma en cuenta que en las especulaciones respecto a invalidez de las
elecciones presidenciales se le incluye invariablemente como pieza de natural
presencia en diversas combinaciones posibles), se asomó ayer al foro para decir
que el país no merece más zozobra.
Mientras ese priísmo socialmente iletrado se
revuelve en busca de algo similar a una solución, el lopezobradorismo coloca en
las calles sus instrumentos de medición para calcular hasta dónde llega la
irritación popular (no tanto por el despojo a un candidato, sino por el robo
electoral en sí). El ex candidato tabasqueño está atado por los compromisos de civilidad y
por las cesiones a adversarios internos que hubo de hacer para sostener su
postulación presidencial, pero se mantiene atento al rumbo de los vientos.
Al fondo del escenario de su corriente asoma,
poco exitosa, rebasada por los acontecimientos, sonoramente fallida en la
vigilancia de casillas, la expectativa organizativa denominada Morena. Pero,
más allá de la posibilidad de intentar la constitución de un nuevo partido
político, esa vertiente de izquierda sabe que debe reponerse y reinstalarse
para combatir fragorosamente las iniciativas de reformas legislativas y los
planes con los que PRI y PAN pretenden gobernar y repartirse el pastel del
sexenio venidero.
Sin embargo, la gran incógnita está alojada
en los equívocos dominios del priísmo encopetado. El futuro de la nación será
definido por la manera en que el peñanietismo decida enfrentar al movimiento
ciudadano que se opone a su llegada a Los Pinos. Lo visto ayer confirma que se
está en presencia de un movimiento de mexicanos que en las principales ciudades
del país, y en muchas otras plazas del extranjero, está decidido a luchar
contra el sistema político vigente, contra su deplorable juego de partidos,
contra las candidaturas y los cargos que constituyen un botín para los
membretes de siempre.
Cauce y satisfacción a sus demandas de
evolución política verdadera deben darse en las semanas venideras a ese
movimiento, con la continuación de las protestas, con el impacto del ejemplo de
lucha cívica, con el uso inteligente de las redes sociales para suplir y
combatir la desinformación de los grandes medios tradicionales, con la alegría
creativa y la convicción individual de que las cosas no pueden ni deben seguir
así. La tentación autoritaria ha de ser desechada en las alturas de tres
colores y en su aliado represor, el calderonismo subido ya al mismo carro
2012-2018. Tanta energía y entusiasmo cívicos en favor del cambio no deben
quedar en la frustración.
Y, mientras el tema de la venta de armas en
Estados Unidos es puesto sobre la mesa de discusión por las lamentables muertes
sucedidas en Aurora, Colorado (aunque muestras de esos daños se tienen por
decenas de miles en países como el nuestro), ¡hasta mañana, con el PAN soñando
con resurrecciones a mediano plazo!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio
Astillero
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