lunes, julio 30, 2012

¿El PRI histórico de regreso?

¿El PRI histórico de regreso?
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes…


Así como en la dictadura porfirista, los políticos buscaban los medios para compartir con los hacendados este modo de explotar la tierra y la mano de obra campesina, en la actualidad los miembros de la clase política neoliberal hacen lo mismo, pero con el fin de hacerse de negocios redituables que les permitan competir con los empresarios. Su verdadero afán al participar en actividades públicas es tener más facilidades para adquirir empresas, no ser servidores públicos como debiera ser si realmente tuvieran vocación política. Se acabó el político de carrera, a partir de que los neoliberales se hicieron del poder, con el claro propósito de lucrar.
¿Cuántos integrantes de los gabinetes de De la Madrid, Salinas, Zedillo y Fox no son ahora empresarios o empleados de primer nivel en empresas de altos vuelos, incluso trasnacionales? Es obvio que ven las actividades públicas sólo como un medio para medrar a la sombra del poder, en un tráfico de influencias que necesariamente afecta el papel del gobierno en la sociedad. Así toma forma un mecanismo de descomposición social que va erosionando las relaciones entre gobernantes y gobernados. ¿Acaso es sano que la empresa de Pedro Aspe, por ejemplo, sirva para que quienes pueden pagar sus servicios evadan y eludan “legalmente” sus obligaciones con el fisco?


La nueva generación de “políticos”, a la que pertenece Enrique Peña Nieto, se caracteriza por su insaciable sed de riquezas, por eso tiene un concepto falso de lo que es el servicio público. Se acabó el político de la vieja escuela, la que nació con la Revolución Mexicana, la que ahora el PRI quiere revivir, pero sólo en los espots de radio y televisión. No es cierto que el partido que ellos, los salinistas, representan, sea el antiguo partido surgido del movimiento armado, el cual tomó su forma ideológica esencial en 1934, con el triunfo del grupo liderado por el general Lázaro Cárdenas. Ese partido dejó de existir definitivamente en 1983, y los salinistas están para demostrarlo.
Como saben que la sociedad mayoritaria no comulga con sus verdaderos propósitos, quieren hacerle creer que son los herederos de los priístas históricos, esos que veían la política como su única y verdadera profesión. Esto es absolutamente falso, no hay nada que los una, son diametralmente diferentes. Los salinistas ven el servicio público como el medio más rápido y fácil para hacerse de riquezas, los ejemplos de esto son abundantes, basta ver la doble vida que llevan los integrantes del Grupo Atlacomulco, políticos de día y “empresarios” por la tarde y noche. Por eso están desesperados de que no llega diciembre para que Peña Nieto les abra las puertas de Los Pinos, a fin de empezar a hacer los grandes negocios que siempre han soñado.
En el mismo tenor están los gobernadores o ex mandatarios estatales que ayudaron a Peña Nieto en sus respectivas entidades, tanto antes como durante la campaña electoral, para cobrar su contribución con los intereses respectivos. Vale como ejemplo el ex gobernador de Durango, Ismael Hernández Deras, quien despachará como senador en pago a sus invaluables servicios a la causa del priísmo neoliberal, sin por ello dejar de atender sus fructíferos negocios, hechos al amparo del poder cuando fue mandatario, aunque los duranguenses saben que en realidad es el que verdaderamente sigue mandando. Son muchos los signos que así lo demuestran, el último de ellos la destrucción del gran edificio que albergaba a la Universidad Pedagógica de Durango (UPD), proceso que se inició apenas el 28 de julio.
“Este asunto ya está decidido”, dijo el actual gobernador, Jorge Herrera Caldera, a estudiantes y catedráticos que le fueron a demandar respeto a su casa de estudios, una de las más importantes del país por cuanto atendía a estudiantes de posgrado de diversas partes de la República. El problema es que está situada en un sitio estratégico: aledaño al Centro de Convenciones (construido a iniciativa de Hernández Deras), en una parte muy comunicada de la ciudad de Durango. Por eso, en ese terreno será construido un hotel de cinco estrellas. 
No se necesita mucha imaginación para tener una idea muy clara de quién está detrás de este negocio, como tampoco para descifrar el problema nada difícil de por qué la UPD será construida en terrenos del municipio del Mezquital: es el feudo de la familia Hernández Deras. Por eso el director de la UPD no tuvo empacho en decirles a estudiantes y catedráticos: “Les guste o no les guste se tienen que ir”. Y así será, no hubo poder humano que cambiara la decisión tomada en las alturas del poder. No podía ser de otra manera, pues un hotel de cinco estrellas, con clientela cautiva (por el Centro de Convenciones), es un negocio nada desdeñable, aunque así se habrá de afectar a un sector de por sí muy castigado, el de los hoteleros. 
¿Cuándo los priístas de viejo cuño se pusieron a competir con el sector privado, de manera desleal como actualmente? ¿El PRI histórico estaría de regreso en Los Pinos con Peña Nieto, como nos quieren hacer creer con sus espots demagógicos? Qué falsedad.
(guillermo.favela@hotmail.com

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