Sospechosa actitud del
IFE
Guillermo Fabela
Quiñones
Apuntes
La gobernabilidad del país estará en juego en los comicios del próximo domingo.
Salvaguardar la paz social dependerá de que se respeten los resultados, y sobre
todo de que no se pretenda violentar la voluntad popular, como es previsible
que suceda si el Instituto Federal Electoral sigue solapando al PRI, como lo ha
estado haciendo, a grado tal que la cúpula partidista no tiene empacho en
actuar ilegalmente a la luz del día, en muchas partes del país, particularmente
en las que el partido tricolor ha sido hegemónico desde los años de su
fundación, como Durango.
Desde el gobernador hasta el último burócrata, están dedicados a repartir
despensas, entregar artículos de construcción chatarra, regalar dinero a cambio
de la credencial de elector, sin ningún pudor ni mucho menos temor a la
autoridad electoral. Tal pareciera que ésta no existe, que seguimos viviendo en
los tiempos en los que Gonzalo N. Santos comandaba huestes que se robaban
urnas, amedrentaban electores y golpeaban a quienes no eran confiables.
Es muy grave lo que está ocurriendo, sin que el IFE haga algo para impedirlo.
Es muy obvio que el PRI quiere recuperar el poder a como dé lugar, con la
omisión de la autoridad electoral, lo que genera una natural inquietud por las
consecuencias que tal actitud pudiera tener posteriormente a las elecciones. En
los tres meses de campaña quedó claro que el PRI no está dispuesto a reconocer
su derrota, ya que está actuando con el fin de “ganar” como en los viejos
tiempos. Pero lo más lamentable es que el IFE no haya hecho ni siquiera una
llamada de atención.
El cierre de campaña de Enrique Peña Nieto fue la demostración evidente de que
sigue siendo el mismo partido que inmovilizó a la sociedad con sus prácticas
corporativas al estilo fascista. Pero algo les está fallando, pues ni siquiera
el costoso acarreo en cerca de dos mil autobuses fue suficiente para llenar el
Estadio Azteca. Allí, el inexperto “político” mexiquense, dijo de sus rivales
que “uno significa más de lo mismo, inseguridad, pobreza y desempleo. Otro es
el populismo autoritario que no rinde cuentas ni respeta las reglas ni las
instituciones”.
¿Qué no fue con el “nuevo” PRI que México inició su debacle de inseguridad,
pobreza y desempleo? ¿Acaso fue muy respetuoso de las reglas del Estado
mexicano y de las instituciones el mentor de Peña Nieto, el insaciable Carlos
Salinas de Gortari? Sin ruborizarse, Peña dijo: “Juntos vamos a dejar atrás las
prácticas de la vieja política”. ¿Qué, su campaña no se significó por reeditar
plenamente las viejas prácticas del PRI, tales como el acarreo, la compra de
votos y todo tipo de operaciones fraudulentas?
No debe ser un hecho fortuito que todas las lacras del sistema político
mexicano estén apoyando al mexiquense, tanto de la “izquierda” como Rosario
Robles, y de la ultraderecha, como Manuel Espino y Vicente Fox. No podía
faltar, por supuesto, el apoyo del magisterio que encabeza Elba Esther
Gordillo, quien ordenó un plan tendiente a captar 5 millones de votos para Peña
Nieto, con una “inversión” de más de 86 millones de pesos. Un ejército de 27
mil 500 activistas acarrearía gente a votar por el PRI, de acuerdo con un
informe dado a conocer por maestros disidentes.
Sin embargo, el IFE “hace como que la Virgen le habla”, como dice un dicho
popular, y los consejeros se encogen de hombros. Pero ponen el grito en el
cielo cuando desde las filas del Movimiento Progresista se denuncian las
prácticas ilegales de la derecha, y se les acusa de que “están adelantando un
fraude inexistente”. No, lo que se denuncian son los hechos ya incontables de
carácter ilegal que podrían desembocar en la comisión de un gran fraude que
pudo haberse evitado.
El activismo de Vicente Fox no tiene precedentes, incluso en contra de quien lo
sucedió en el ejercicio del poder, pues sin ambages afirma que “no se deben
desperdiciar otros seis años” y pide que todos voten por Peña Nieto, como lo
dijo en Durango, adonde acudió invitado por el gobernador priísta Jorge Herrera
Caldera, quien tampoco tiene empacho en decir que “no se puede dejar a la gente
sin apoyos sólo por las elecciones”, a fin de justificar la ilegal entrega de
diversos artículos a grupos de ciudadanos de zonas marginadas.
Según Herrera Caldera, “la gente no entiende de procesos electorales, tiene
hambre y sed, y hay que estar presentes, sin politizar la situación”. He aquí
porqué no se atacan las causas de fondo de la pobreza: de este modo es factible
manipular a la población, chantajearla, inmovilizarla y finalmente utilizarla
cuando conviene, como en tiempos electorales.
Por lo pronto, mientras más se acerca el final de las campañas, más arrecia la
guerra sucia contra el candidato del Movimiento Progresista, a extremos
grotescos, como es el caso de Fox, quien en su odio contra Andrés Manuel López
Obrador, afirma: “Hay un titiritero detrás que echó a andar ese movimiento (el
#YoSoy132) en la Ibero. Es claro que el ‘López Chávez’ es quien lo maneja, por
lo tanto ese movimiento necesita legitimarse”. A ver qué dicen sus integrantes
al respecto.
(guillermo.favela@hotmail.com)
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