Las encuestas como proyectiles
José Agustín Ortiz Pinchetti
La ofensiva de las encuestas. La campaña de
Peña Nieto está orientada por una visión mediática que se basa en la certeza de
que la gente es fácilmente manipulable. La piedra de toque ha sido hacernos
creer que Peña va muy arriba en las encuestas y que su triunfo es inevitable.
Sus estrategas suponen que millones se desilusionarán y no irán a votar; con
los sufragios que compren podrían ganar la elección. Ellos y nosotros sabemos
que si la votación es abundante, es decir, mayor de 60 por ciento, el triunfo
de AMLO será indudable. Mientras, AMLO confía en la capacidad de movilizar a
los votantes y en defender los votos en todas las casillas. Hay indicios firmes
de que el movimiento ha logrado garantizar el ciento por ciento de
representantes de casilla. Algo nunca visto en México que puede ser factor
decisivo en la contienda.
El efecto de las encuestas propagandísticas
es desanimar a los militantes, disuadir a los votantes y deprimir a los
cuadros. Van acompañadas de una campaña de promoción intensiva, promocionales y
opiniones de comunicadores que forman parte de un programa de
inducción política. Todos repiten que Peña está arriba y que es inalcansable.
Ocultan que 50 por ciento de los encuestados se negó a contestar o dijo que no
estaba decidido. Es evidente que hay un inmenso voto oculto al que no se
refieren las encuestas ni los opinadores.
Pero las encuestas no son confiables. No lo
han sido. Si examinan los sondeos de tres años recientes verán que el PRI ha
seguido la misma táctica en Oaxaca, Guerrero, Sinaloa y Puebla. Como en el caso
de Peña, las encuestas señalaban como puntero al candidato priísta meses antes
de las elecciones con 20 por ciento de ventaja o más, y el día de elección se
demuestra el infundio: el líder de las preferencias no lo era y gana su
adversario. Para poner el ejemplo de Puebla. Tengo en las manos copia de los
periódicos de junio de 2010: la víspera de las elecciones a gobernador varias
encuestadoras, entre otras la fantasmal Indicadores SC, coincidían con
Mitofsky: López Zavala tenía una preferencia de 45 por ciento y Moreno Valle de
33. La noche de la elección (¡oh sorpresa!) se anunció que Moreno ganaba con 13
puntos de diferencia.
¡Un error de más de 12 puntos! En cualquier
país hubiera sido un desastre para las encuestadoras, pero Mitofsky tiene el apoyo
de los medios y la pifia se diluyó sin consecuencias. Hemos pedido a los
cuadros y activistas de Morena que recuerden que las encuestas son propaganda
política, no sondeos veraces, una versión pagada que se intenta imponer al
público, y que el triunfo de AMLO no depende de fantasías sino de hechos
rotundos: el voto masivo y bien defendido el primero de julio.
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