Cinco lápidas sobre Peña
Nieto
Víctor Flores Olea
Cuando menos son cinco los aberraciones recientes de Enrique Peña Nieto que en
cualquier país lo dejarían fuera de la postulación presidencial. Aquí, sin
embargo, alegremente se le considera como puntero y posible.
1.- El último disparate, pero no el menos grave, fue el haber llamado al
general colombiano Oscar Adolfo Naranjo Trujillo para asesorarlo en cuestiones
de seguridad, lo cual fue recibido como una bofetada por militares, marinos y
cuerpos policíacos federales, los mas profesionalizados en México. Ellos,
además, han tenido la carga más severa de la guerra contra el narcotráfico,
inclusive en vidas humanas, y naturalmente tomaron la virtual designación de
EPN como prueba de un profundo desprecio hacia ellos, insulto que no corrige ni
su azucarada retórica.
¿Fue una imposición de Estados Unidos o una ocurrencia de Peña Nieto? Esto
último sería peor y por lo que se sabe resulta insoportable para buena parte de
nuestras fuerzas militares. Muchos recuerdan que Naranjo participó en la
“Operación Fénix”, en 2008, en la matanza de Sucumbíos, en la frontera
Ecuador-Colombia, en la que fallecieron 4 estudiantes mexicanos y gravemente
herida una estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, Lucía
Morett. Naranjo Trujillo ha recibido una orden de presentación de tribunales
ecuatorianos y enfrenta una demanda ante La Comisión Interamericana de Derechos
Humanos, interpuesta por Ecuador, además de que fue acusado por el Ministro de
Interior y Justicia de Venezuela de tener vínculos con el narcotráfico. Pero además, la inclusión del general colombiano Oscar Naranjo a la fila de
asesores extranjeros de Enrique Peña Nieto es una muy mala noticia para el
precario sistema de derechos humanos en México. Puede significar, como ocurrió
en Colombia. que llegue a instalarse en México un régimen de persecución e
impunidad jurídica, con el pretexto del combate al narcotráfico y el “terrorismo”,
es decir, la instalación de fuerzas “paramilitares” para el trabajo “más sucio”
que está lejos de distinguir entre la acción institucional y la clandestina
(terrorista).
2.- El olímpico desprecio que significó para los jóvenes al no asistir a su invitación
al tercer debate de candidatos, organizados por ellos mismos (el #YoSoy123).
Pésimo cálculo además el de EPN y sus asesores, que pensaron la reunión estaba
preparada para maltratar al candidato. Quienes la vieron se convencieron que de
ninguna manera hubiera estado desbalanceada la mesa, y que en absoluto hubiera
permitido insultos o un trato discriminatorio para EPN. Deben darse de topes
sus asesores y el propio EPN. “El cuarto de guerra” de EPN no está sirviendo.
Por supuesto tal falta de espontaneidad y exceso de cálculo nos remiten al PRI
más envejecido y se ve claramente que al grupo EPN no le han pasado por las
narices los nuevos estilos de relaciones políticas y sociales vigentes hoy,
ante las vetustas a las que está acostumbrado. Lo malo es que por este camino
se llega fácilmente a la represión. (Remember Atenco). Y más ya con sus nuevos
asesores probados en la represión y la violencia antisocial.
3.- Por supuesto, uno de los golpes más contundes que ha recibido EPN en su
campaña presidencial es el que le asestó The Guardian, denunciando su
vergonzoso contubernio con Televisa para que esta televisora se dedicara desde
hace años a exaltarlo y elogiarlo, a cambio sencillamente de dinero. EPN, como
candidato, se puso en brazos de Televisa desde hace tiempo y sigue en sus
brazos. Aún sin los documentos que ahora ha hecho públicos The Guardian, el
prestigioso diario británico, en México tales documentos se habían ya
básicamente conocido a través del agudo periodista e investigador de la
actualidad Jenaro Villamil, de Proceso. Pero ahora su denuncia de hace varios
años se fortalece y se convierte en un auténtico mazazo en la punta de la
barbilla a EPN.
Durante años todo esto fue previsible por el trato preferencial que la
televisora le daba a EPN (apareciendo prácticamente a diario, en sus
noticieros, a propósito de nada, lo que sólo podía explicarse por un pago
multimillonario y por la venalidad cuando menos de dos instancias: el
exgobernador del Estado de México y Televisa). Un canal al servicio del mejor
postor.
4.- La cuarta lápida con que carga a cuestas Peña Nieto es su muy lamentable y
criminal manejo del problema de ATENCO (en 2006). El hecho es que ese manejo
suyo criminal ahora le retorna brutalmente a EPN como una herencia insoportable
y no puede escapar de ello. Lo que resulta intolerable para la ciudadanía es
que EPN, con aquel proceder, ahora que aspira a la Presidencia de la República,
anuncia un gobierno violentamente represor y criminalizador de los movimientos
sociales, y dispuesto cínicamente y sin el menor escrúpulo a repetirlos cada
vez que haga falta (a pesar de las palabras tolerancia y respeto que aparecen
hasta el cansancio en sus discursos y que resultan la piel de oveja sobre el
lobo).
5.- Una quinta lápida para Peña Nieto es la existencia de un PRI que no hizo
nada para cambiar en estos 12 años de estar (relativamente) fuera del poder,
sino que hizo todo lo posible para hundirse cada vez cada vez más en la
mediocridad, en el estancamiento del no cambio y claro en que muchos de sus
“líderes” (gobernadores, etc.) se dedicaron a los negocios más turbios. Tanto
desde el punto de vista ético y político, para decirlo claramente, el PRI
actual es uno de los más mediocres y corruptos de su historia (y así lo está
mostrando su candidato a la Presidencia de la República).
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