Tercera llamada
María Teresa Jardí
A unos pocos días de la elección en la que nos jugamos los mexicanos el futuro,
estos días que faltan podrían iniciar con la tercera llamada para los
ciudadanos que todavía no deciden si van a votar o a anular o, con la depresión
que es forma de vida impuesta en nuestro país para la inmensa mayoría, ni
siquiera se piensan levantar de la cama el próximo 1 de julio.
Los definidos iremos a votar el próximo domingo. Por el cambio la inmensa
mayoría. Por el continuismo la minoría favorecida por la corrupción impune de
la clase enriquecida. A la que se sumarán los traidores de siempre encabezados
por la Gordillo y los que forman parte del Verde.
Pero esos no son el peligro para la mayoría ciudadana que ha decidido el voto a
favor de AMLO, porque salta a la vista que sin cambio no existe para los
mexicanos futuro posible.
El peligro son las clases medias privilegiadas con buenos sueldos y pingües
ganancias como el pago que reciben en el ejercicio de sus profesiones liberales
que se siguen creyendo lo de que AMLO es “un peligro y el regreso al
populismo”. El peligro son los que frente al miedo de perder lo ganado o el
salario devengando —que van a perder si no se da un cambio— ven en el regreso
del PRI la estabilidad que piensan que no debió nunca perderse votando, como
hicieron también ellos, por el PAN en aras de iniciar el cambio a la
construcción de una democracia.
No es que estén del todo a favor de las masacres cometidas por Calderón. Aunque
algunos de entre ellos igual prefieren creerse lo de que “son ajustes entre los
que en algo andaban”, porque es la forma de no pensar en aquello de que
cualquiera puede convertirse en daños colaterales.
Leo y releo, por estos días, a Arturo Pérez Reverte, porque inicié comprando,
como regalo para un familiar, los libros de su biblioteca completa, que venden
en los puestos de diarios desde hace unos meses. Y justo tomo al azar de entre
ellos el de “Un día de Cólera”, donde se narran los hechos del 2 de mayo de
1808 en Madrid protagonizados por muchos hombres y mujeres que salieron a
defender a España de la invasión francesa.
Y al inicio del libro encuentro tres citas con la explicación de lo que creo
que puede suceder aquí el próximo domingo.
José a su hermano Napoleón Bonaparte en una carta le informa: “Tengo por
enemigo a una nación de doce millones de almas, enfurecidas hasta lo indecible.
Todo lo que aquí se hizo fue odioso. No, Sire. Estáis en un error. Vuestra
gloria se hundirá en España”.
Y así fue. El fin de Napoleón inició en España y lo odioso que dice que se hizo
fue una matanza. El mismo hundimiento, salvadas todas las diferencias, del PAN
ahogado en la sangre derramada de pobres por Felipe Calderón.
Mientras que Ángel Ganivet, en “Granada la bella”, sobre el mismo evento,
señala:
“Los que dieron la cara no fueron en verdad los doctos. Ésos pasaron todo el
sarampión napoleónico, y en nombre de las ideas nuevas se hubieran dejado rapar
como quintos e imponer el uniforme imperial. Los que salvaron a España fueron
los ignorantes, los que no sabían leer ni escribir... El único papel decoroso
que España ha representado en la política europea lo ha representado ese pueblo
ignorante que un artista tan ignorante y genial como él, Goya, simbolizó en
aquel hombre o fiera que con los brazos abiertos, el pecho salido, desafiando
con los ojos, ruge delante de la balas que lo asedian”.
Salgamos como ese pueblo, del que también, junto con las naciones indígenas, se
forma el mestizaje mexicano. Salgamos “en masa como un hombre de honor” como el
propio Napoleón consignó que hicieron los españoles en su Memorial de Santa
Helena, citado por Les Cases, copiado por mí del mismo lugar que las citas
anteriores y ya compartido en una colaboración anterior con ustedes. Salgamos a
votar por AMLO el próximo domingo dándole a México la posibilidad de cambiar la
historia para él decidida por otro imperio, el yanqui, que también ya es hora
de que caiga.
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