Carlos Fernández-Vega
México SA
Economía a ritmo lento
El motor, destartalado
Elba Esther: mano negra
La buena, si así se le puede llamar, es que
la economía mexicana mantiene el ritmo de crecimiento (esto es, nada
que contribuya a sacar del hoyo al país); la mala, que el avance es
cada vez menor, con lo que se aleja la posibilidad de que el calderonato deje
de ser recordado como el de peores resultados económicos desde hace cinco
lustros. Y la cereza, que México depende en grado sumo de los acontecimientos
en el vecino del norte, en donde la realidad mata discurso, con todo y que éste
no es nada atractivo.
¿Cómo se comporta el verdadero motor de
la economía mexicana? El Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la
Cámara de Diputados indica que la economía estadunidense continúa en una
trayectoria de lento crecimiento, por debajo de las expectativas. Tan sólo hace
dos años, las estimaciones proyectaban que la economía de ese país crecería,
entre 2010 y 2012, a un ritmo de 3 por ciento anual. Sin embargo, la realidad
ha sido otra: mientras que en 2010 el avance del PIB fue de 3 por ciento, en
2011 retrocedió a 1.7 por ciento, y en 2012 la situación no parece cambiar (1.9
por ciento en el primer trimestre). De esta manera, dado el bajo crecimiento,
al no haber suficientes oportunidades de trabajo se ha elevado el nivel de
desempleo y, por ende, el deterioro social.
Parecía que durante el primer trimestre de
2012 el ritmo de creación de nuevos empleos se había acelerado, pero en los
últimos dos meses (abril y mayo) apenas se generaron 73 mil empleos mensuales
en promedio. La razón detrás de la mejoría de principios de año es que ésta
había sido producto de una disminución en el número de despidos, y no por un
crecimiento acelerado en la generación de nuevas contrataciones. No obstante,
en los últimos dos meses creció el número de personas que solicitaron seguro de
desempleo (indicador indirecto de desempleo), provocando que se revirtiera el
avance anterior. Así, siguiendo la tendencia en los últimos dos meses, durante
la semana que terminó el 9 de junio, la cifra adelantada de solicitudes de
desempleo se ubicó en 386 mil, 6 mil más que en la semana previa y 11 mil por
arriba de lo esperado por el mercado.
De acuerdo con el CEFP, el lento
comportamiento de la economía del vecino del norte se debe a que tanto
empresarios como consumidores se mantienen cautos al no estar seguros del
crecimiento futuro de la economía, y el mercado de la vivienda, que antes
funcionaba como palanca para el crecimiento, sigue deprimido. Además, si no hay
acuerdo político en el Congreso respecto de la consolidación fiscal, comenzarán
a ejercerse de manera automática reducciones al gasto público que, de acuerdo
con la Oficina Presupuestaria del Congreso, provocarían una nueva recesión en
2013. Con ello, la difícil situación laboral podría agravarse aún más,
generando un problema estructural donde el nivel de desempleo se mantendría
elevado de forma permanente. Por esta razón, es necesario que la actual
polarización política ceda y se generen los consensos necesarios para hacer
crecer nuevamente a la economía.
Desde tiempo atrás, el CEFP advierte que existe
el riesgo de que la economía estadunidense disminuya su ritmo de recuperación,
lo cual se mantiene latente apoyado en el retroceso de la producción industrial
en mayo. En consecuencia, también se avivan las preocupaciones de los efectos
colaterales sobre el desempeño de la manufactura mexicana (en marzo y abril
creció alrededor de uno por ciento a tasa mensual). De hecho, hacia adelante,
el escenario no es halagüeño, por el recrudecimiento de la situación de la
Unión Europea y el estancamiento de varias de sus economías.
El Banco Mundial mantiene su previsión de
débil crecimiento global (2.5 por ciento para 2012), ante el resurgimiento de
las tensiones en los países europeos de ingreso alto, lo que mermó los logros
alcanzados durante los primeros cuatro meses de este año (repunte de la
actividad económica en general y menor aversión al riesgo de parte de los
inversionistas); a la caída en la mayoría de los precios de los productos
básicos industriales, con reducciones de 19 y 14 por ciento en el crudo y el
cobre, respectivamente, y a la depreciación de las monedas de los países en
desarrollo frente al dólar estadunidense debido a los movimientos del capital
internacional hacia activos más seguros.
El citado centro de estudios apunta que el
organismo mundial reconoce que la incertidumbre en los mercados financieros y
la consolidación fiscal asociada a los altos niveles de déficit y deuda de los
países de ingreso alto serán, con seguridad, fuentes recurrentes de volatilidad
en el futuro cercano. Además, señaló que se requieren varios años de medidas
políticas y económicas conjuntas antes de que la relación deuda pública/PIB de
Estados Unidos, de Japón y de las economías de la zona del euro alcance niveles
sostenibles.
Si la situación en Europa se deteriora
abruptamente, todas las regiones en desarrollo se afectarían. Mientras los
países en desarrollo de Europa y Asia central se verían afectados por los
estrechos vínculos comerciales y financieros con la zona del euro, los más
pobres también se perturbarían, en especial aquellos que dependen en gran
medida de las remesas, el turismo y las exportaciones de productos básicos, o
bien que tienen un alto nivel de endeudamiento a corto plazo.
Las naciones en desarrollo deben actuar para
reducir sus vulnerabilidades, por medio de la disminución de su deuda a corto
plazo, la reducción del déficit fiscal y la recuperación de una política
monetaria más neutral, con lo cual tendrán más espacio para ajustar su política
en caso de que las condiciones mundiales empeoren bruscamente. Así, dichas
economías deben prepararse para un largo periodo de inestabilidad
económica y volver a prestar atención a estrategias de desarrollo de mediano
plazo debido a que los mercados de capitales y el ánimo de los inversionistas
seguirán volátiles a mediano plazo, lo que dificulta la formulación de
políticas económicas.
Las rebanadas del pastel
Si la lógica no falla, 151 millones de pesos
no pueden esconderse bajo el colchón, ni en la cartera de Elba Esther, por
ancha que ésta sea. Por su volumen, tal cantidad debió manejarse por medio de
chequeras (aunque después hagan la conversión hormiga a efectivo), las cuales
son entregadas por las instituciones bancarias en las que debieron depositarse
esos voluminosos recursos. Entonces, si la supuesta autoridad dedicada (también
supuestamente) a investigar la comisión de delitos electorales hiciera su
chamba, fácilmente encontraría de dónde salen los recursos para la operación Ágora que
promueve la dueña de la empresa privada conocida como Sindicato Nacional de
Trabajadores de la Educación, y evitaría mano negra en los comicios.
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