jueves, junio 21, 2012
Manuel Bartlett : ¿Para qué? ¿Por quién?
¿Para qué? ¿Por quién?
Para qué y por quién, es la decisión que tomaremos los mexicanos el 1 de julio al votar por el próximo Presidente de la República. En medio de un diluvio de spots, de espectaculares, mantas desplegadas, campañas negras, aturdimiento publicitario, tenemos que decidir, para qué queremos el poder que confiaremos, qué esperamos de la Presidencia en juego y en quién confiamos para realizarlo.
Tenemos que hacerlo considerando la situación, sus problemas, nuestras necesidades, desde la perspectiva individual, pero reconociendo que ésta no se realiza en el vacío, sino en nuestra nación.
¿Cómo estamos?: 57 millones de pobres; 20 millones de desempleados; 8 millones de jóvenes desocupados; crecimiento cero, el peor de América Latina; falta de inversión, incremento del empleo informal; salarios deprimidos para contener la inflación, sacrificio de los trabajadores en aras de la estabilidad económica; últimos lugares en desigualdad en el mundo; 10 millones de inmigrantes en EU; importamos la mitad de nuestra alimentación, devenimos un país de importadores; extranjerización de la economía.
Esta catástrofe genera desesperación, temor. La inmensa mayoría espera del próximo presidente soluciones a sus angustiantes problemas, consecuentemente votará por el cambio. Tan es así, que los tres candidatos reales ofrecen el cambio, pero ¿qué cambio?
Nuestra ruina, no viene del exterior, obedece a la aplicación del modelo neoliberal, décadas de la misma política han producido los resultados que nos afligen, el cambio es necesariamente de política, de modelo económico. Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota hablan de cambio, pero en el marco del mismo modelo; electoreros, se han visto forzados a prometer medidas sociales, incompatibles con el modelo del que no pueden apartarse porque es el de los intereses que los mantienen, son en realidad acérrimos enemigos del cambio, nada que pudiera reducir sus privilegios, que pretenden sostener a toda costa, aunque destruyan a la nación. De ahí sus campañas negras, el furibundo ataque descalificador, sabedores de que sus propuestas ficticias y sus candidatos mediáticos han sido rebasados.
López Obrador propone el cambio verdadero. Una nueva dirección estratégica, sin alterar el equilibrio macroeconómico, política para el 99% de la gente, no para el 1%. Mediante austeridad, eficiencia, reduciendo el gasto corriente triplicado irresponsablemente por Calderón; revisando regímenes fiscales injustos, sin aumentar impuestos y atacando frontalmente la corrupción. Describe con precisión la capacidad financiera que esta nueva dirección libera para impulsar la inversión, la producción, el rescate del campo y la soberanía alimentaria; generar empleo; restablecer la justicia social. Propone metas claras: disminuir la pobreza extrema en 13 millones, generar 7 millones de nuevos empleos; mejorar en 30% el poder adquisitivo del salario mínimo. Nada fuera de la Constitución.
La fortaleza de esta propuesta radica en que ha sido construida en un diálogo incesante con el pueblo, durante 5 años, definida específicamente para atacar los problemas que la población sufre, es el cambio demandado, concreto, fundamentado, explicado en concentraciones populares y asumido por millones de ciudadanos. Cambio racional frente a la irracionalidad empobrecedora de quienes pretenden la continuidad. Ningún otro candidato tiene un planteamiento integral. El cambio verdadero cuenta con indiscutible consenso nacional que se expresará en un irrefrenable ímpetu democrático el primero de julio.
El cambio inaplazable de esa política que ha sacrificado a millones no puede ser conducido por quienes han sido sus responsables, los candidatos del PRI y del PAN, asociados en un bloque antinacional, sino por quien ha impulsado ese poderoso movimiento ciudadano que superará al poder del dinero, de la manipulación mediática, que ganará la Presidencia de la República: Andrés Manuel López Obrador.
mbartlett_diaz@hotmail.comManuel Bartlett
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