Rogelio Ramírez de la
O
España: próximo
rescate
Hasta hace poco
España ocultó con habilidad su precaria situación. Hoy
se nos muestra como
un caso que más temprano que tarde provocará un
rescate mucho más
costoso que el de Grecia y políticamente más difícil.
Su situación se
percibía erróneamente como problemática, pero con
solución en los
términos de la Comisión Europea. Esto porque su deuda
pública era tan sólo
60% del PIB y tanto el gobierno anterior como el
actual, del
presidente del gobierno español Mariano Rajoy, habían
adoptado medidas de
austeridad. Pero la deuda pública subió a 80% en
menos de dos años. Su
problema es la deuda privada en manos de los
bancos españoles.
Juntas, la pública y la privada suman más de 150% del
PIB español.
A fines de diciembre
el bono de 10 años de Italia estaba en un alarmante
7.2%, cuando el de
España era de 6%, indicando una situación más holgada
para el servicio de
su deuda. Pero hoy el rendimiento del bono español
ya rebasó al del bono
italiano, quedando cerca de 6%, aun después de
ayuda masiva de
liquidez por el Banco Central Europeo. De esta ayuda los
bancos españoles
absorbieron 60%.
No sólo los bancos
españoles han quedado expuestos en su precaria
situación por
carteras de préstamos que se deterioran por la recesión.
También ha quedado
claro que los únicos compradores de bonos españoles
son sus propios
bancos. Los extranjeros han aprovechado la liquidez del
BCE para deshacerse
de bonos españoles. El peso de una deuda impagable
se está concentrando
en el país.
Por ahora la única
fuente de financiamiento se reduce al BCE, el cual,
para evitar una mayor
caída en el precio de los bonos de ese país, tiene
que seguir inyectando
dinero. Hasta ahora el Banco ha disfrazado el
rescate de España con
el financiamiento a sus bancos, sabiendo que éstos
usan el dinero para
comprar los bonos del gobierno. Con ello lo único
que logra es ligar
más a los bancos y al gobierno al mismo destino.
De ahí que la alarma
haya surgido hace dos semanas, cuando se informó
que en marzo la ayuda
del BCE a los bancos españoles saltó 50% sobre la
de febrero.
La alarma se
justifica por tres problemas. Uno es que la austeridad la
ha sumido en una
recesión con 25% de desempleo y 50% para la gente
joven. El segundo es
que su economía no es competitiva; casi no tiene
industria y la
construcción, en donde es fuerte, va a estar dormida
quizás por una
década.
El tercer problema es
que su deuda es demasiado grande para que sus
socios europeos
comprometan sus propias haciendas públicas en recatarla.
España tendría que
pedir de uno a 1.5 billones de euros comparados con
los 370 mil millones
que recibió Grecia. Un monto tan grande (150% del
PIB español) le
impediría crecer, teniendo que pasar una década pagando
deudas.
Por eso el rescate es
muy mala noticia, pues es casi seguro que se
obligaría a los
tenedores de bonos a tomar pérdidas, lo que le impediría
acceder al mercado en
un largo periodo.
Y de paso contagiaría
a Italia. Mariano Rajoy perdió la oportunidad de
su elección para negociar
una salida de este problema con suficiente
apoyo de la Unión
Europea. Hoy, cuando ya se comprometió con metas
fiscales que no puede
cumplir y cuando la recesión le resta apoyo
político, es
demasiado tarde. Cada vez su situación se parece más a la
de Fernando de la
Rúa, quien pensó que podría mantener la
convertibilidad
argentina con el dólar en medio de una recesión parecida.
El rescate causará
zozobra en todo el mundo y México, al igual que otros
países
latinoamericanos con fuerte presencia de empresas españolas,
tendrá repercusiones.
rograo@gmail.com
Economista
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