La obviedad también es regla...: María Teresa Jardí

La obviedad también es regla...

María Teresa Jardí
Años ha que se sabe que existen parlamentos en el mundo que han legalizado incluso la posibilidad de entrega de sus empresas de sobornos cuando vienen a invertir a México. La corrupción se ha centuplicado desde la llegada del PAN al gobierno. Pero igual no se llega a un caso como el mexicano, exhibido en el mundo, como el país con gobernantes más corruptos del orbe sin que los tres poderes y la sociedad casi en su conjunto avalen la corrupción y toleren e incluso envidien el caso de muchos de los últimos que simplemente aspiran a ser lo que son los otros. La clase política se pudrió a sí misma aunque no sea ella la que mande, como bien señala Andrés Manuel. Esa clase se encuentra bien representada en el PRIAN y se dedica, servil y vasalla, a cumplir los caprichos de los que sí mandan.
Pero la sociedad es la que tolera a esa clase política. Lo de Wall Mart fue desde siempre una crónica anunciada y además denunciada por unos pocos a los que se les suele llamar locos.
La diferencia con lo que ocurre en España es que el rey, un impresentable respecto del que ya se empieza a saber que también está involucrado en la trama de corrupción que encabeza su yerno. Lo que le costó por cierto el trabajo a Baltasar Garzón. Al servicio de la corrupción de la falange en que ya se ha convertido al Poder Judicial del Estado Español. El caso de las escuchas de Baltasar Garzón destapaba una caja de Pandora, que es la que llevó a la exhibición de la corrupción del yerno real, y ya se empieza a saber que está involucrado también el rey.

La diferencia es que allá, de entrada, el rey no tardará en abdicar a la Corona en aras de salvar a la Monarquía española. Allá la sociedad, por ahora todavía, algo pesa.
Mientras que aquí la sociedad se azora incluso de que a las cosas se llamen por su nombre o de que se ponga en colaboraciones, como las mías, alguna que otra palabra subida de tono.
Los intelectuales a modo son los que gustan a la sociedad que creen que es mejor lo políticamente correcto que lo políticamente cierto.
Y por eso aunque AMLO y el Quadri al que ya le ofrece la Vázquez Mota una Secretaría en su gobierno, luego de que negocie, esa mujer siniestra, con la otra no menos impresentable que es la Gordillo, los desinvitan a debatir en el programa de Aristegui, porque de los otros, el del PRI dice que no va y la otra se escuda en el no del anterior para no debatir en la inteligencia de que nada tiene que decir quién sólo ofrece más de lo mismo. Más allá de que no hay que olvidar de que entre un hombre malo y una mujer igual siempre será peor ella, como nos enseñara mi gran maestro de Penal, Arnulfo Martínez Lavalle, cuando en la Facultad de Derecho de la UNAM se enseñaban incluso esas minucias no menos importantes en la formación de los juristas.
Y qué bueno que al menos a Quadri se le entrevista por teléfono. Mientras que AMLO asiste y denuncia que los debates oficiales serán otra tomadura de pelo con dos minutos cada candidato uno para decir buenos días, tardes o noches y el otro para despedirse.
A los españoles buscan, sus impresentables gobernantes, colonizarlos al estilo mexicano por lo que toca a la cancelación de la cultura, de la memoria, bajándoles la educación y acabando con el derecho a la salud y con el nivel de vida que para ellos sí era de bienestar. Colonizarlos con lo que permite el nivel de los candidatos mexicanos que hoy se exhiben con miedo incluso a discutir lo que proponen de cara a los que esperan que voten por ellos. Ya lograron desarmar la estructura ética del poder judicial español para deshacerse del incómodo Garzón. Y si no se pone listo el pueblo español en lo que ocurre con el mexicano, que pasivamente incluso sufre una limpia de pobres, se verá retratado en un par más de generaciones.
Y menos mal que en el caso mexicano todavía nos queda AMLO para tomar la única decisión correcta que permita aunque sea a largo plazo el cambio. La obviedad también es regla para quien quiere verla.