Francia: perspectivas para mayo
EDITORIAL DEL DIARIO LA JORNADA
El presidente francés, Nicolas Sarkozy,
fue el gran derrotado en las primarias realizadas ayer en su país, al quedar en
segundo lugar y por detrás del socialista François Hollande. Tras cinco años de
un ejercicio de poder autoritario, opaco, frívolo e inepto en lo económico, el
electorado le pasa la factura al actual residente del Eliseo, quien se
convierte en el primer mandatario en funciones que pierde una primera vuelta
como aspirante a la relección.
La noticia no es
necesariamente buena, porque el fracaso de Sarkozy no se debe al crecimiento de
la oposición de izquierda, sino al deslizamiento de un importante sector del
electorado hacia la ultraderecha, representada por Marine Le Pen (Frente
Nacional, FN), quien obtuvo el tercer sitio en los resultados, con 17.3 por
ciento de los sufragios. A lo que puede verse, el beneficio electoral de las
políticas xenófobas y racistas del actual mandatario fue cosechado por esa
formación ultranacionalista, que equipara a la población islámica de Francia
con la ocupación nazi y se declara dispuesta a dinamitar la participación de
Francia en la eurozona.
Un tercer dato relevante
de los resultados electorales fue la imposibilidad de que Jean-Luc Mélenchon,
del Partido de Izquierda, concretara las expectativas generadas por los
sondeos, que le concedían entre 13 y 17 por ciento de la intención de voto. A
la postre, sin embargo, el ex socialista apenas logró rebasar 11 por ciento de
los sufragios. De inmediato, Mélenchon pidió a sus votantes que respalden a
Hollande en la segunda vuelta del mes próximo, y otro tanto hizo la ecologista
Eva Joly, quien obtuvo poco más de dos por ciento de los votos.
En tal circunstancia, y
dando por descontada la disciplina de las fuerzas progresistas alrededor del
aspirante socialista, el resultado final del proceso electoral dependerá
principalmente de dos factores: por una parte, de la determinación que tome el
centrista Movimiento Democrático, que postuló al democristiano François Bayrou,
quien en 2007 se abstuvo de apoyar a los candidatos entonces finalistas,
Nicolas Sarkozy y la socialista Ségolène Royal; por la otra, los cálculos de
conveniencia en el FN de Le Pen y en la Unión por un Movimiento Popular (UMP)
de Sarkozy. Ciertamente, con tal de aferrarse al Eliseo, el actual mandatario
podría estar dispuesto a tragarse el pudor y pedir y aceptar el sufragio de la
ultraderecha, e incluso a pactar la realización de los aspectos más
impresentables del programa de ésta. Sin embargo, el endoso de sufragios de la
ultraderecha hacia Sarkozy no parece tan simple como en el caso de las
izquierdas. Por lo demás, en el seno de ambas formaciones hay tendencias que
apuestan a una reagrupación de la derecha que pasaría por la desarticulación de
la UMP y por la deposición del liderazgo del aún presidente.
El destino de Francia
está en el aire. El 6 de mayo los ciudadanos decidirán si recuperan el país del
escenario de desastre en que lo ha sumido el actual mandatario y se decantan
por las tradiciones políticas más progresistas de la historia francesa o si, por
el contrario, conducen a Francia a una aventura incierta y regresiva.
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