Lo dicen los indicadores
Apuntes
Guillermo Fabela Quiñones
Que las cosas no van bien en México, a pesar de que Felipe Calderón y sus subalternos digan lo contrario, lo demuestran los datos que dio a conocer el Banco Mundial en su informe “Indicadores del desarrollo mundial 2012”. El país camina, pero en reversa, como lo patentiza el hecho de que México cayó 9 lugares en lo referente a ingreso por habitante en este sexenio, ubicándose en el sitio 83, cuando en el 2006 ocupaba el número 74 entre los 188 países que forman parte del organismo. Aunque en lo que sí hay avances firmes, incluso espectaculares, es en la importación de armas al sumar 188 millones de dólares (de 1990) el año pasado, cifra que equivale a 319 millones de dólares actuales.
El informe del Banco Mundial destaca que el personal de las Fuerzas Armadas en nuestro país creció de 204 mil a 332 mil elementos, entre 2005 y 2010, un incremento de 62 por ciento, porcentaje sin parangón con cualquier otra nación del subcontinente. Sin embargo, tal movimiento no ha tenido un impacto favorable en la lucha anticrimen, pues la violencia, como lo reconoce el Fondo Monetario Internacional (FMI), ha comenzado a impactar en las inversiones, problema que a su vez contribuye al estancamiento que caracteriza a la economía mexicana en la actualidad. Con todo, Calderón no tiene otro programa de gobierno que el de mantener viva la violencia.
Guillermo Fabela Quiñones
Que las cosas no van bien en México, a pesar de que Felipe Calderón y sus subalternos digan lo contrario, lo demuestran los datos que dio a conocer el Banco Mundial en su informe “Indicadores del desarrollo mundial 2012”. El país camina, pero en reversa, como lo patentiza el hecho de que México cayó 9 lugares en lo referente a ingreso por habitante en este sexenio, ubicándose en el sitio 83, cuando en el 2006 ocupaba el número 74 entre los 188 países que forman parte del organismo. Aunque en lo que sí hay avances firmes, incluso espectaculares, es en la importación de armas al sumar 188 millones de dólares (de 1990) el año pasado, cifra que equivale a 319 millones de dólares actuales.
El informe del Banco Mundial destaca que el personal de las Fuerzas Armadas en nuestro país creció de 204 mil a 332 mil elementos, entre 2005 y 2010, un incremento de 62 por ciento, porcentaje sin parangón con cualquier otra nación del subcontinente. Sin embargo, tal movimiento no ha tenido un impacto favorable en la lucha anticrimen, pues la violencia, como lo reconoce el Fondo Monetario Internacional (FMI), ha comenzado a impactar en las inversiones, problema que a su vez contribuye al estancamiento que caracteriza a la economía mexicana en la actualidad. Con todo, Calderón no tiene otro programa de gobierno que el de mantener viva la violencia.
Cabe señalar que las cifras relativas al armamentismo que experimenta México, deben ser muy superiores, si tomamos en cuenta las importaciones ilegales, como lo deja ver el tráiler incautado en la frontera Norte la semana pasada, con cientos de miles de cartuchos y más de 200 rifles con tecnología de punta. Sin embargo, no se dio mayor información sobre un hecho tan inusual, cuando debiera ser motivo de un escándalo público que hiciera caer un buen número de funcionarios. Pero aquí no ocurre nada, cuando es de interés gubernamental que así sea el caso. ¿Para quién era semejante y costoso arsenal? ¿Por qué se pretendía introducirlo ilegalmente al país?
Las autoridades financieras internacionales han mostrado ya sus preocupaciones por la falta de crecimiento real en México, pero no quitan el dedo del renglón en lo relativo a mantener al país inserto en sus nefastas políticas neoliberales que son las principales causantes del estancamiento. Por nuestra parte, como ciudadanos de una nación débil y dependiente, debe preocuparnos seriamente lo que tenga planeado Calderón para tratar de salvar su imagen pública y que su futuro no sea tan sombrío, de acuerdo con los resultados de su “administración”. No debemos olvidar que una de las principales tentaciones de los mandatarios, en el declive de su mandato, es cómo salir lo mejor librados posible, lo que los lleva a cometer barbaridades en prejuicio de la nación.
De ahí el imperativo de estar muy atentos a denunciar cualquier acción de ese tipo proveniente del inquilino de Los Pinos, y organizar a la sociedad para tratar de frenarla, antes de que sea una realidad irreparable. En este mismo sentido, es vital evitar que se mantengan en el poder los intereses oligárquicos representados por Enrique Peña Nieto y Josefina Vázquez Mota, pues eso equivaldría a sentenciar al país a sobrevivir en un clima de horror apocalíptico.
Es preciso que la sociedad entienda que ni uno ni la otra tienen un elemental compromiso con la nación, que pueden prometer “el oro y el moro”, pero que del dicho al hecho hay un extensísimo tramo que no están dispuestos a recorrer. Afirma Peña Nieto que uno de sus principales objetivos “es erradicar el hambre”, superar el legado de pobreza y de frustración que dejaron los dos sexenios panistas. Sin embargo, no dice una sola palabra de cómo le haría para lograrlo. No lo puede decir porque ni sabe cómo ni tiene posibilidad alguna de dar un solo paso en esa dirección.
¿No se distinguió, como gobernador del Estado de México, por su proclividad a reprimir a los jóvenes, sobre todo los más pobres y desprotegidos, como los de Atenco? ¿No fue el mandatario estatal que dejó la deuda más alta a nivel nacional, incluso mayor a la de Humberto Moreira, con más de 60 mil millones de pesos? ¿No fue en su estado donde se cometió el mayor número de feminicidios? ¿No es el que más dinero del erario derrochó para encarrilar su candidatura a la Presidencia del país?
Por lo que respecta a la licenciada Vázquez Mota, ¿cómo puede prometer cambios si está firmemente maniatada por su jefe de campaña llamado Felipe Calderón? Es más que obvio, lo sabe la gente común, que lo de ser “diferente” es un chiste de mal gusto, una tomadura de pelo fallida con la que demuestra su incompetencia.
De igual modo, el ciudadano es incapaz de tragarse el señuelo de las encuestas, que se nulifican en los hechos al ver el notable contraste entre los mítines de ambos contendientes con los de Andrés Manuel López Obrador. La sociedad mayoritaria tiene plena conciencia, luego de tres décadas de políticas antidemocráticas y contrarias a los intereses nacionales, quiénes son los verdaderos peligros para México. Sabe asimismo que la continuidad sería un suicidio colectivo, pues resulta inimaginable un sexenio como los últimos cinco, no sólo los dos del PAN, que magnificaron desaciertos, corruptelas y entreguismo.
(guillermo.favela@hotmail.com)
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