Carlos
Fernández-Vega
México SA
Felipe Calderón, desubicado
¿Oportunidades de empleo?
Gómez Urrutia hace maletas
El orondo inquilino de Los Pinos confundió
el escenario. Creyó estar en el Auditorio Nacional frente a sus 10 mil
burócratas acarreados y aplaudidores, cuando en los hechos estaba en
Washington, frente a los representantes de la Cámara Americana de Comercio,
ante quienes presumió sus logros de gobierno. No se ubicó, ni su círculo
de asesores se animó a decirle: Jelipe, reconsidera, que geográficamente
estás muy lejos de la residencia oficial, y a muchos años luz de la realidad (aunque
esto último no sorprende a nadie, pues es su práctica cotidiana).
Resulta que ayer el
susodicho se aventó la puntada de presumir lo siguiente ante los integrantes de
la citada cámara comercial: “por primera vez hay una (e)migración cero de
mexicanos a Estados Unidos, gracias a las oportunidades de empleo, así como a
la cobertura en salud y en educación que hay en el país… es debido a varios
factores, porque estamos creando oportunidades de empleo, oportunidades de
formación y de educación para los jóvenes en México, servicios de salud y el
cuidado de salud para toda la nación…”
Esas serían las causas,
según el desubicado cuan temerario inquilino de Los Pinos, pero organismos más
centrados en la realidad, como el Centro de Investigación Pew, documentan que
el verdadero motivo de la emigración cero de mexicanos al vecino del norte es
consecuencia del desplome económico de Estados Unidos, aumento del desempleo en
aquel país, creciente deportación de paisanos, y mayor vigilancia y represión
fronterizas, entre otros, pero ni por aproximación por los idílicos logros del
sexenio calderonista. Ni Fox se aventuró a llegar tan lejos, lo que ya es
decir. Entonces, ¿oportunidades de empleo aquí, o falta de empleo
allá? ¿Oportunidades de educación? ¿Población protegida por los servicios de
salud?
Pues bien, en Estados
Unidos la tasa de desempleo pasó de 4.8 por ciento en diciembre de 2006 a poco
más de 8.2 por ciento en marzo de 2012. El mismo indicador, pero aplicable a la
población latina (mayoritariamente mexicana) pasó de 5 a 12 por
ciento. Actualmente, alrededor de 2.8 millones de latinos se
mantienen en el desempleo abierto. Entonces, he allí una causa real del retorno
de la paisanada. El problema es para qué regresan, si en México la tasa oficial
de desocupación abierta pasó de 3.58 por ciento en diciembre de 2006, cuando
Calderón se instaló en Los Pinos, a 4.62 por ciento, en marzo pasado.
Para el caso mexicano
basta revisar las cifras oficiales (Inegi, Encuesta Nacional de Ocupación y
Empleo, cuarto trimestre de 2011) para saber cómo está el ambiente laboral, el
cual, ni de lejos, se aproxima a la versión calderonista: la población
económicamente activa del país se aproxima a 50 millones de personas. De éstas,
oficialmente 2.7 millones están desocupadas (70 por ciento de ellas con
educación media superior y superior). Sin embargo, más de 4 millones no reciben
ingresos; más de 6 millones obtienen un salario mínimo, cuando mucho; más de
10.6 millones ganan entre uno y dos salarios mínimos, y casi 10 millones entre
dos y tres mini salarios, de tal suerte que en la precariedad laboral sobrevive
63 por ciento de la población ocupada. El sexenio culmina con ocupación
informal para cerca de 14 millones de mexicanos; 6.2 millones en condiciones
críticas de trabajo; 4.2 millones en subocupación; 15 millones sin contrato de
ley y 30.8 millones sin acceso a la seguridad social. Todo ello, sin dejar a un
lado los 12 millones adicionales (hasta 2010) de mexicanos en pobreza.
Lo anterior contrasta
con la escasa creación de 1.1 millones de nuevos empleos permanentes formales
(la demanda sexenal es de 6 millones de plazas, aproximadamente); incluso
considerando los eventuales apenas se generaron 1.5 millones empleos formales
(registrados en el IMSS) durante la presidencia del empleo. Esta situación
contribuye, junto con la mayor ocupación informal, al detrimento de la calidad
laboral en México. De igual forma, la creación de empresas formales se ha
detenido, pero se han incrementado las informales que no otorgan prestaciones
de ley, de acuerdo con información del Centro de Investigación en Economía y
Negocios (CIEN) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México.
El propio centro de
investigación subraya que el empleo siempre se ha encontrado en el
discurso de la clase política gobernante, pero no en los resultados que año con
año se han alcanzado en el país. La degradación del nivel de vida de los
mexicanos es entendible: escaso empleo formal, salarios utilizados para
controlar la inflación, contracción y escasa eficiencia del gasto social,
inversión pública improductiva y fuertes trabas fiscales para que las empresas
puedan crecer y generar más empleo. Este contexto refleja la ausencia de una
política que solucione el problema de la pobreza. Su dimensión pone en
evidencia la gravedad del rezago en el bienestar de los mexicanos. Contar con
un empleo que genere los ingresos suficientes para tener capacidad de aumentar
los niveles de consumo es impostergable para elevar el bienestar de la
población.
Un elemento adicional: la
caída en el poder adquisitivo de los salarios durante el gobierno de Calderón
sigue siendo mayor que la sufrida en todo el sexenio de Miguel de la Madrid y
de Carlos Salinas de Gortari. Los discursos no sustituyen la realidad que
enfrentan diariamente los trabajadores. Se ha dado una caída en las condiciones
de vida similar a la sufrida en la década perdida (la de los años 80 del siglo
pasado), mostrando así un retroceso. De continuar esta tendencia, el salario
mínimo real presentaría una pérdida histórica mayor a la registrada en el
sexenio de Zedillo(Centro de Análisis Multidisciplinario, UNAM).
El balance resulta
espeluznante, pero el desubicado Felipe Calderón habla deoportunidades.
Las rebanadas del pastel
El dirigente minero Napoleón Gómez Urrutia
hace maletas para regresar a México, toda vez que el magistrado Manuel Bárcena
Villanueva resolvió que la última orden de aprehensión en su contra por
supuesto delito bancario es inconstitucional, al igual que otras diez que
ya fueron canceladas por ilegales. Durante los últimos meses del sexenio
foxista, y a lo largo del calderonista, el líder sindical enfrentó 11 procesos
penales promovidos por los dueños de los grandes corporativos mineros (con
Germán Larrea a la cabeza) y el gobierno mexicano. Todos cayeron por su propio
peso, puestodos fueron fabricados en medio de una persecución política sin
precedentes; cayeron una a una, por lo que esta resolución es una lección para
aquellos que creen que en México todavía pueden imperar persecuciones inmorales
y ajenas a nuestro sistema de derecho, dijo su abogado defensor, Marco del
Toro.
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