Desfiladero
México y España, orejas del mismo elefante
Jaime Avilés
Cuba y Puerto Rico, escribió José Martí, son
alas de un mismo pájaro. Nosotros, los mexicanos que llevamos 30 años tomando medicinas
amargas pero necesarias para salir de una crisis que sexenio a sexenio se
agrava, y los españoles, que empiezan a sufrir sus devastadores efectos en el
estómago, en el bolsillo y en el espíritu, somos hoy más hermanos que nunca.
Padecemos la usura de los mismos banqueros, nos explotan los mismos
oligopolios, nos venden a precio de oro sus pésimos servicios los mismos
charlatanes de clase mundial.
La bajeza cometida por
su alteza don Juan Carlos I de Bourbon on The Rocks, quien pagó 40 mil euros
para asesinar en Botsuana un majestuoso elefante, en medio de los despidos
masivos, el alza de precios y los recortes presupuestales por un total de 29
mil millones de euros que enfrentan sus súbditos, produjo un escándalo
trepidatorio en la península ibérica. Hoy, los más indignados exigen incluso la
abolición de la monarquía.
Pero la furia provocada
por el rey pronto fue opacada por los espumarajos de ira que se aglomeraron en
los belfos del jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, quien estalló en
improperios contra la presidenta Cristina Fernández, cuando ésta anunció en
Buenos Aires la decisión irrevocable, asumida por el gobierno argentino, de
expropiar 51 por ciento de las acciones que la gasera española Repsol tiene,
perdón, tenía en la empresa estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF).
Rajoy perdió los
estribos porque su gabinete estaba a punto de cerrar una operación secreta con
la petrolera china Petroleum & Chemical Corporation (Sinopec), a la que
pensaba venderle, a espaldas de Argentina, ni más ni menos que las acciones de
Repsol en YPF, como el pasado miércoles reveló el Financial Timesdesde
Londres.
Y como en política nadie
da paso sin huarache, la viuda de Néstor Kirchner, por su parte, aprovechó el
viaje para cubrirse de gloria a despecho de las gravísimas acusaciones
enderezadas en su contra por su paisano, el ex guerrillero, ex diputado y
periodista Miguel Bonasso, en su reciente libro, El Mal: el modelo K y
la Barrick Gold: amos y servidores en el saqueo de la Argentina, publicado
en octubre de 2011 por Planeta.
¡Vaya semana! Mientras
los hipócritas gañidos de Rajoy topaban con la fría reacción de Washington,
donde los habitantes de la Casa Blanca no saben cómo manejar la explosiva
crisis de seguridad que en los círculos militares y políticos detonó la
parranda de los guaruras de Obama que fueron denunciados, urbi et orbi, por
una simpática y valiente trabajadora sexual de Colombia, a la que le
esquilmaron 170 dólares después de una noche de pasión en Cartagena, en México,
desde Puerto Vallarta, Felipe Calderón tachó a Cristina Fernández de
irresponsable.
Cito textualmente la
nota de Ciro Pérez Silva en La Jornada del martes 17 de abril
de 2012: “Felipe Calderón calificó de ‘irresponsable y muy poco racional’ la
decisión de expropiar la empresa petrolera YPF Repsol que se propone la
presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner”, y agregó que ningún
empresario en sus cinco sentidos pensará en invertir en un país que
expropia las inversiones.
Ahora bien, el
insultante regaño calderónico a la jefa de un gobierno que se suma a las
presiones militares de Inglaterra (por el viejo conflicto de las islas
Malvinas), las amenazas del nacionalismo español, no fue una nueva expresión de
las creencias neoliberales del hombrecito de Los Pinos. Fue, ante todo, una
queja.
Ante el riesgo de
quedarse sin YPF, el viernes 30 de marzo Repsol se desplomó en la Bolsa de
Valores de Madrid. Sus acciones cayeron 5.57 por ciento y el valor de cada una
se redujo a 18 euros 81 centavos. Gracias a esto, Petróleos Mexicanos perdió 62
millones 570 mil 700 euros, porque también se devaluó el paquete de 56 millones
de acciones de Repsol, que Juan José Suárez Copell compró en agosto de 2011 en
mil 122.9 millones de euros.
El pasado viernes 13 de
abril, las acciones de Repsol cayeron de nuevo, a 17 euros 47 centavos, con lo
que las pérdidas de Pemex (nota de Israel Rodríguez, La Jornada, 15/4/12)
llegaron a 139 millones 329 mil 400 euros, que al cambio de aquella fecha
representaban 2 mil 400 millones de pesos. Según arguyó Suárez Coppel cuando
llevó a cabo esta absurda maniobra, Pemex compró casi 10 por ciento de las
acciones de Repsol para aumentar su poder de decisión dentro de la
firma ibérica, y miren ustedes cómo no hizo sino el ridículo. ¿O qué hay detrás
de este despilfarro?
Hace unos días, los
diputados del PRIANAL Verde (PRI-PAN-PANAL-PVEM) y los chuchos del PRD
aprobaron una iniciativa de Calderón, gracias a la cual México va a regalar 14
mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional, con el mismo
propósito: tener más capacidad de decisión dentro de ese organismo; es decir,
para que la influencia de México se incremente de 1.7 a 1.9 por ciento.
Pese a que las familias
mexicanas destinan la tercera parte de su ingreso a cubrir deudas con los
bancos, Calderón entregará al FMI una suma muy superior a la que en este año
absorberá el presupuesto de egresos destinado a alimentación, salud y vivienda.
No sólo somos ya un
protectorado sometido a los intereses militares estratégicos de la Casa Blanca.
Nuestro gobierno se comporta como el equivalente a un capataz de
esclavos en una mina de diamantes de África, y exporta al exterior todo lo que
producimos en dinero, petróleo, oro, plata y demás.
Las empresas
particulares extranjeras, en su mayoría españolas, generan ya 60 por ciento de
la energía eléctrica. De los seis bancos que dominan el país, varios son
españoles (La Jornada, abril de 2012). Como restaurador del
virreinato de Nueva España, que todavía se llama México, Calderón dispone de
las riquezas de los aborígenes para financiar no sólo a la madre patria, sino
también al gobierno del mundo. ¿A cambio de qué?
En forma sorpresiva, el
domingo pasado, al término de la sexta Cumbre de las Américas, celebrada en
Cartagena, Colombia –donde los guaruras de Obama durmieron con sexoservidores y
Hillary bailó salsa en una discoteca–, quedó aprobada, por unanimidad, la
creación del Sistema Interamericano contra el Crimen Organizado (Sico), que
presidirá Felipe Calderón.
Todo estimula a suponer
que la fórmula sexenal que empleó el segundo y último inquilino panista de Los
Pinos –apoyo a cambio de inmunidad–, ahora la usará en su propio beneficio,
pues en caso de ocupar ese cargo –presidente del Sico– no podrán prosperar las
denuncias interpuestas en el Tribunal de La Haya, que no ha admitido pero
tampoco rechazado los cargos formulados en su contra por la muerte violenta de
decenas de miles de personas a lo largo de su sexenio.
Si el hecho inequívoco
de que quienes aspiran a dirigir el próximo gobierno desde las posiciones más
afines a Washington y a Madrid no convence a los que insisten en votar en
blanco, nada podemos hacer al respecto: allá ellos y el masoquismo. Lo cierto
es que frente a las evidencias que nos muestran a México transformado en
territorio de esclavos, las elecciones del primero de julio deben ser vistas
como el inicio de un proceso de liberación nacional.
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