martes, septiembre 18, 2012

La capacidad perdida de anticipar el futuro (III)


La capacidad perdida de anticipar el futuro
María Teresa Jardí 
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=192534 

III

El desprestigio que tenía Calderón a su llegada es nada comparado con el desprestigio que sobre sus espaldas carga Peña Nieto, ganado a pulso antes de su “llegar” como dictador impuesto con el golpe de Estado iniciado el 1 de julio por la narcoteletiranía que a lo largo de los seis años de impostura como cabeza del Ejecutivo del Estado de México lo construyó, para manejarlo como títere, la identidad de personaje de mala telenovela.
Impuesto por la narcoteletiranía con un golpe de Estado adelantado, justamente porque también los empresarios tienen cancelada la capacidad de anticipar el futuro y eso les hace pensar que un pueblo deseducado por Televisa va a seguir encendiendo el televisor hasta el final de sus días. Capacidad perdida para entender que los pueblos se cansan. Y que los pueblos cansados de la ignominia y de la injusticia y del pisoteo a la dignidad acaban por entender que el poder lo tienen ellos y no la minoría, aunque éstas tengan las armas y el aparato represivo en sus manos y el pueblo sólo tenga la razón que más temprano que tarde acaba por poner de su lado a la verdadera justicia. Basta con no comprar los productos chatarra, que se venden porque se compran luego de ver los anuncios que pasan por la telebasura, para que las televisoras se acaben, porque sin ese financiamiento de los dueños, empresarios vendedores de chatarra que ordenan por encima de las televisoras, las televisoras: no son nada. 


En lugar de comisiones por encima de otras, inservibles comisiones, que ya se sabe que en México se crean, por las mafias apoderadas del poder, en aras de mantener la corrupción como pilar inamovible de la aplicación de un sistema depredador para las mayorías.
Si Peña no tuviera tan perdida la capacidad de anticipar el futuro en aras de despertar un mínimo de credibilidad, tendría ya que haberse reunido con Sicilia y las víctimas, padres y madres y abuelos y nietos, de otras víctimas también de Felipe Calderón Hinojosa. Con los padres de los niños calcinados en la guardería ABC. Con los familiares de Pasta de Conchos, con los estudiantes y con los trabajadores...
En lugar de hacer el ridículo enviando al Congreso leyes, sin ser presidente en funciones o de tener que cancelar idas a reuniones ante el desprecio de otros pares, incluso por no haber atinado a llenar los protocolos correspondientes para no ofender a gobernantes de otros países hermanos.
Tendría que haber ido a ACTEAL a ofrecer, él en persona, la justicia, que a los indígenas víctimas de la creación de grupos paramilitares en la época negra de Zedillo, se les está negando también por los yanquis, incluso porque Obama tampoco es capaz de mirar más allá de su corto afán de continuar en el cargo otros cuatro años como cabeza del país más odiado del mundo. No importa que Zedillo, ese impresentable autor también del golpe de Estado a la Corte, sea de su partido. El reconocimiento social habría sido por ello mayor en aras de la anticipación de su futuro que hoy puede ver reflejado ante el espejo en el que los traidores se ven reflejados. En el espejo de Calderón tendría que verse reflejado Peña y también en el de Salinas, que no está de regreso precisamente como triunfador y sí cuenta en cambio con el desprecio profundo del pueblo al que a la postre mintió y mintió. Futuro que de anticiparse y por ende obrado de manera distinta podría, en el caso de Peña, todavía ser cambiado usando simplemente la capacidad de mirarlo de manera adelantada como ser pensante. Aunque me queda claro que es más fácil pedir peras a los olmos.
Peña tendría que aspirar a llegar el primero de diciembre no como el idiota guapo impuesto por la narcotelebasura sino como quien ha hecho saber al pueblo mexicano que se acaba con la guerra organizada por Calderón para legitimarse. La cara de vergüenza se le tendría que caer cada mañana al leer que Obama está muy contento con el seguimiento de la misma guerra que va a hacer como dictador impuesto de un pueblo que de entrada lo detesta. La demanda de la sociedad exige acabar con una guerra absurda e impuesta, convertida en limpia de pobres de la peor de las maneras, porque los paramilitares ya se sabe que se tornan siempre en seres incontrolables.
El grito de ayer habrá dado buena cuenta del miedo que tiene su antecesor que se sabe un infame mediocre, fracasado y odiado por el pueblo, obligado a acabar custodiado por el Ejército, hasta para ir al baño. Mañana IV y última entrega del mismo tema, por ahora.

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