Pertinencia y necesidad del recuento
EDITORIAL DEL DIARIO LA JORNADA
www.jornada.unam.mx
El candidato presidencial del Movimiento
Progresista, Andrés Manuel López Obrador, dio a conocer ayer que sus
simpatizantes han encontrado inconsistencias en 113 mil de las más de 143 mil
casillas electorales instaladas en los comicios del pasado domingo, y solicitó,
en consecuencia, que la autoridad electoral realice un recuento total de los
sufragios.
La proliferación de anomalías aritméticas en
casillas de todos los distritos electorales, en conjunto con las denuncias y la
evidencia documental de compra masiva de sufragios y de prácticas de distorsión
o cooptación de la voluntad popular en la jornada del pasado domingo, ha
instalado al país en un escenario de incertidumbre y sospechas similar al que
se vivió en 2006, en el que el papel de las autoridades electorales –y por
consecuencia, los resultados oficiales de la elección– comienza a ser
ampliamente cuestionado por un creciente sector del electorado.
Resulta claro que la institucionalidad
electoral difícilmente podrá disipar las dudas sobre la transparencia de los
comicios y ayudar a distender la exasperación ciudadana en ciernes si no es
mediante un nuevo cómputo total de las boletas. Es importante recordar que, a
diferencia de lo ocurrido hace seis años, cuando el Instituto Federal Electoral
(IFE) y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) se
negaron al recuento voto por voto que pedía el entonces abanderado presidencial
de la Coalición por el Bien de Todos, el marco legal vigente observa una
diferencia fundamental: a raíz de la reforma de 2007, la legislación electoral
incorpora diversas causales que obligan a la autoridad a acceder a un conteo
total de los votos, entre las cuales se encuentra, precisamente, la existencia
de inconsistencias en las actas de escrutinio. No hay, pues, obstáculo legal
alguno para no atender la petición formulada por el Movimiento Progresista: al
contrario, si la jornada cívica del domingo fuelimpia y ejemplar,
como afirmó el consejero presidente del IFE, Leonardo Valdés, ese organismo
debiera ser el principal interesado en dotar a los resultados comiciales de una
base de certidumbre electoral y transparencia.
Por lo que hace al candidato de la coalición
Compromiso por México, Enrique Peña Nieto –quien hasta el momento es favorecido
por las tendencias oficiales–, éste tendría que respaldar el recuento voto por
voto por elementales motivos de apego a la legalidad, pero también por
conveniencia política: una confirmación, durante esos recuentos, de los datos
disponibles hasta ahora daría a la delantera del priísta una credibilidad que
no han podido darle ni el PREP ni los conteos rápidos. En cambio, una negativa
de su parte a respaldar el nuevo cómputo total de los sufragios lo marcaría con
un estigma de ilegitimidad y opacidad similar al que afectó al aún titular del
Ejecutivo federal, Felipe Calderón, a lo largo de toda su administración.
Sea cual fuere el escenario que pueda arrojar
un eventual recuento de los votos –la confirmación de las irregularidades
denunciadas y la consecuente reconfiguración de los porcentajes de los
candidatos, o bien la ratificación del triunfo del aspirantetricolor–, será
preferible a la incertidumbre y la sospecha de fraude que recorren actualmente
a importantes sectores de la ciudadanía. Más que hacerlo por atender a la demanda
de uno de los aspirantes presidenciales, el IFE debe ordenar el recuento voto
por voto como una acción de cabal cumplimiento de la legalidad y de sentido
común, y como una medida tendiente a evitar una nueva fractura social cuyas
consecuencias serían obligadamente catastróficas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario