Carlos Fernández-Vega
México SA
PAN: sólido fracaso
Crecimiento raquítico
Otra docena trágica
El machacón discurso oficial presume que la mexicana es
una economíasólida, moderna y en franco crecimiento. Es el navío
de gran caladoenaltecido a lo largo del calderonato y, con menor intensidad,
por sus tres antecesores en Los Pinos. Un día sí, y el siguiente también, se
escucha ese alegre discurso, el cual, para rematar, pronostica un futuro
venturoso, mayor avancey, ya entrados en gastos, que por allá del año 2040
nuestro país sería la cuarta potencia mundial en la materia.
La realidad, obviamente, es totalmente distinta. Con base
en las propias proyecciones del gobierno federal y de las estimaciones de
organismos internacionales como el FMI, ese navío de gran calado hace
agua por todas partes, comenzando por el raquítico crecimiento y su nulo
impacto en materia de beneficios sociales: para 2012, la Secretaría de Hacienda
pronostica que el producto interno bruto aumentará 4 por ciento; instituciones
financieras como la citada calcula que no pasará de 3.8. Para los efectos es lo
mismo, porque de cualquier suerte el sexenio que, felizmente, está por concluir
habrá registrado el peor resultado económico en 24 años (de Carlos Salinas a la
fecha), algo que, por lo demás, ni de lejos cuadra con el machacón cuan alegre
discurso oficial.
Así, como inquilino de Los Pinos Felipe Calderón obtendrá
medalla de plata (la de oro la mantiene Miguel de la Madrid) en lo que a peor
comportamiento económico se refiere, pues la tasa anual promedio de crecimiento durante
su estancia en la residencia oficial a duras penas alcanzará 1.86 por ciento,
algo verdaderamente ilustrativo a la hora de hablar de solidez, franco
crecimiento y navío de gran calado. Esa proporción apenas cubre, si
en realidad lo hace, el incremento poblacional en el periodo, de tal suerte que
en términos estrictos crecimiento, lo que se llama crecimiento, brilló por su
ausencia en el sexenio del discurso alegre.
Lo anterior contribuye a entender de qué tamaño resulta
la solidez presumida por el inquilino de Los Pinos que ya se va. Pero
esto puede mejorarse si se incluye el sexenio foxista y se comparan resultados
con el periodo que la ONU, y particularmente la Cepal para el caso latinoamericano,
calificó como década perdida(la de los años 80 del siglo pasado), cuando
en ese lapso México reportó una tasa anual promedio de crecimiento económico
de 1.71 por ciento, en medio de macro devaluaciones, hiperinflación, crisis de
la deuda y tres caídas en el producto interno bruto (1982, 1983 y 1986) que
conjuntamente significaron un desplome de 7 por ciento.
Con la economía sólida y en franco
crecimiento presumida por los dos gobiernos panistas, el resultado fue el
siguiente: considerando los seis años de Vicente Fox y los cuatro primeros años
de Felipe Calderón, la tasa anual promedio en la primera década del siglo XXI
fue de 1.73 por ciento, sin macro devaluaciones, ni hiperinflación, ni crisis
de la deuda y con una caída en el producto interno bruto (2009) de 6.5 por
ciento. Con lo anterior, se puede documentar que el mayor logro del
panismo instalado en el gobierno fue una década perdida adicional a la de por
sí terrorífica historia económica mexicana de los últimos 30 años, y otra docena
trágica.
Para 2013, ya con el PRI de regreso en la residencia
oficial, el pronóstico económico resulta ligeramente menor al de 2012. Para el
presente año, el Fondo Monetario Internacional estima que la economía mexicana
crecería 3.8 por ciento; para el siguiente, 3.5 por ciento, de tal suerte que
no habría mucho que esperar, salvo un descenso adicional en la tabla económica
latinoamericana, por mucho que el próximo inquilino de Los Pinos y socios que
los acompañan aseguren que con la privatización de Pemex todo será miel sobre
hojuelas y los mexicanos vivirán como los noruegos.
En el contexto latinoamericano, de acuerdo con las
estimaciones del FMI, en 2012 la economía mexicana ocupará el escalón 12 de 20
posibles, y su resultado estará ligeramente por abajo del promedio de América
Latina. La economía mexicana crecería 3.8 por ciento, muy alejada de la
panameña (que avanzaría 8.5 por ciento), la peruana (6 por ciento), la
venezolana (5.7 por ciento) y la chilena (5 por ciento), pero estaría a la par
de la hondureña (3.8 por ciento) y rozándose con la nicaragüense y la guyanesa
(3.7 por ciento en cada caso). Nada que presumir, pues.
Para 2013, la economía mexicana caería al escalón número
15 de 20 posibles en el contexto latinoamericano: el pronóstico del FMI es de
3.5 por ciento, contra 3.9 por ciento de promedio regional. Muy lejos estaría
de Paraguay (11 por ciento), Panamá (7.5), Perú (5.8), Guyana (5.5) y Bolivia
(5 por ciento), pero muy cerca de Nicaragua (4 por ciento), Honduras (3.6) y
Guatemala (3.2 por ciento). Lo anterior, desde luego, siempre y cuando se
cumpla la estimación del Fondo Monetario Internacional en materia de
crecimiento económico, y la crisis pase de posibilidad a catarrito.
Aun así, el propio FMI advierte que en las economías
latinoamericana más integradas a los mercados financieros internacionales y con
marcos de política sólidos (Brasil, Chile, Colombia, México, Perú y Uruguay) el
crecimiento del producto se ha desacelerado, en un contexto de debilitamiento
de las exportaciones netas y de la demanda interna. La desaceleración fue
particularmente fuerte en Brasil, donde la incertidumbre mundial y las
políticas adoptadas en 2011 para controlar la demanda interna tuvieron un
impacto mayor al previsto, especialmente en la inversión privada. En otros
países la moderación del crecimiento ha sido menor y más reciente, entre ellos
México, que se ha beneficiado de una recuperación relativamente sólida de la
actividad manufacturera en Estados Unidos en 2011-2012. Para 2013 se proyecta
un repunte del crecimiento en Brasil, apoyado por las importantes medidas de
estímulo implementadas recientemente. En otros países el crecimiento continuará
moderándose y convergiendo hacia su nivel potencial.
Las rebanadas del pastel
Cobran como si trabajaran; les pagan la dieta como si la
desquitaran y en calidad derepresentantes populares se dan vida de
príncipes. Se trata de los atrozmente improductivos legisladores mexicanos, que
en 2011 de mil iniciativas de ley apenas aprobaron 9.5 por ciento, y que cada
uno de ellos al erario costó, sólo ese año y en promedio, 14.25 millones de
pesos. En el Congreso, ese año el gasto en servicios personales y de operación alcanzó
cifra récord, el mayor en tres décadas (La Jornada, Roberto Garduño). Y lo
mismo se dirá cuando se conozca el gasto de 2012, 2013, 2014…
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