martes, octubre 30, 2012

Compromiso histórico de “MORENA” : Guillermo Fabela Quiñones


Compromiso histórico de “MORENA”
Guillermo Fabela Quiñones
Apuntes
http://www.poresto.net/ver_nota.php?zona=yucatan&idSeccion=22&idTitulo=201457

El irrefrenable interés de Felipe Calderón en aparecer en los medios, es equivalente al tamaño de su fracaso político. Nunca antes nadie en su posición había perdido a tal grado el sentido de la dignidad, como lo dejan ver sus múltiples giras al interior del país en busca del aplauso de sus incondicionales. El colmo sucedió el domingo, al inaugurar la rehabilitación de un parque recreativo en el Estado de México: maniobró un miniauto de carreras en compañía de sus hijos, demostrando así el bajo nivel de respeto que le ha tenido a la investidura presidencial.
A tal situación hemos llegado en treinta años de Estado gerencial, en el que las instituciones operan conforme a los designios de los grupos de interés, y quien aparece como líder no es más que un empleado de aquéllos, como lo demostró con sobra de evidencias Calderón, incluso con más claridad que su antecesor, quien sin ambages afirmó encabezar “un gobierno de empresarios al servicio de empresarios”. Con todo, lo bueno es que Calderón ya se va y pasará al anecdotario nacional como el panista “pelón, chaparrito y de lentes” que metió al país en una vorágine de violencia, sin parangón en América Latina.

Ahora el problema fundamental para la sociedad nacional estriba en que no habrá grandes diferencias con Enrique Peña Nieto, quien como nadie antes llegará a Los Pinos atado al poderío del monopolio televisivo, y como tal no estará en posibilidad de ser un mandatario al servicio de la nación, sino un “gerente general” más en la cadena que comenzó con Miguel de la Madrid. Así se confirma la visión novelística orwelliana, pues en lo sucesivo los medios electrónicos adquirirán en México el rango que debería corresponderle a un verdadero jefe de Estado. No es una exageración decirlo así, ya que las decisiones fundamentales del Estado serán tomadas conforme a los particulares intereses de los grupos oligárquicos, entre los que Televisa y Televisión Azteca son paradigmas.
Por eso es fácil advertir que con seis años más de “Estado gerencial”, el futuro de los mexicanos no sólo es incierto, sino terrorífico, por las consecuencias de políticas públicas establecidas únicamente en beneficio de una minoría. De ahí el imperativo de que la sociedad mayoritaria se organice para frenar tan criminal fórmula de “gobierno”. No avanzar en ese objetivo, con la celeridad que demandan las circunstancias, agravaría la de por sí lamentable situación de más de dos terceras partes de los habitantes del país. Por eso es fundamental que las llamadas “reformas estructurales” no pasen en el Congreso. Permitirlo equivaldrá a condenar a la nación a sobrevivir en un eterno subdesarrollo.
Los hechos han demostrado que a medida que se debilita la capacidad organizativa del pueblo, se fortalece el potencial depredador de las minorías. Aunque parezca que sería muy difícil que Calderón fuera superado, no hay que olvidar que eso mismo decíamos un sexenio antes, y lo mismo también doce años atrás. Con base en tales experiencias, no es difícil pronosticar que con Peña Nieto nos esperan días terribles, que lo serán más en la medida que no encuentre una resistencia bien organizada de las clases mayoritarias, capaz de sobreponerse a las triquiñuelas de la clase política de “oposición”. 
En este sentido, el Movimiento Regeneración Nacional (MORENA), tiene un ingente compromiso histórico, que sólo podrá superar si quienes participen en él son capaces de ver más allá de sus propios intereses. Como afirmó Andrés Manuel López Obrador: “Tenemos que cuidar todos que MORENA no se desvíe y que no se eche a perder”. El problema central es cómo evitarlo, teniendo en cuenta el grado de descomposición moral de la vida política nacional, derivada de la necesidad que tiene la oligarquía de que así suceda, con el fin de tener mayor control de sus principales protagonistas.
Será un proceso largo y difícil asegurar que MORENA logre sus objetivos, pues como es comprensible, en una primera etapa habrán de incrustarse intereses no del todo convenientes, como por ejemplo que los partidos de izquierda metan sus narices en la configuración del nuevo partido. De ello empiezan a surgir pruebas, como en Durango, donde la esposa de un dirigente del Partido del Trabajo (PT) es la coordinadora de MORENA. Obviamente, así no es fácil dilucidar a qué intereses habrá de servir prioritariamente. 
El problema mayor es que ya no habrá tiempo para remediar los males que acarreen las decisiones equivocadas, toda vez que Peña Nieto llegará decidido a concretar su “proyecto”, que no es otro que el de los grupos oligárquicos por completo ajenos a los intereses de las clases mayoritarias, sin perder un minuto. Podrá ser frenado sólo en la medida que las fuerzas progresistas cierren filas en torno al supremo objetivo de neutralizar al salinismo. No habría otra oportunidad.

(guillermo.favela@hotmail.com)

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