Moreira: su reclamo de justicia y las causas de los otros
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Y reapareció, se comprende, como un hombre dolido y agobiado por la pena. Igual que esos miles de familiares que han dejado la comodidad de sus hogares y sus trabajos incluso para movilizarse a través de diversas organizaciones ciudadanas y reclamar a los gobiernos federal y locales su inacción ante los miles de asesinatos y desapariciones de hijas e hijos, madres y padres, hermanas y hermanos.
Moreira Valdés causó expectación desde temprana hora, cuando Vanguardia publicó una entrevista con el profesor. En ese diario de Saltillo el priÍsta responsabilizó a los “narcoempresarios” por el asesinato de su hijo: “Se la dan de santones aquí en el pueblo, en el estado… se codean con la sociedad, se han hecho millonarios a partir de su trato con los narcotraficantes. A ésos [narcoempresarios] los quiero ver en prisión”. “Cerdos, pónganse a temblar…”, les advirtió, y también exigió “una cacería contra los ‘narcoempresarios’ de Coahuila y del país”. Luego, por la tarde, también dio entrevistas a Radio Fórmula y a MVS Noticias. En ambos programas, conducidos por Joaquín López Dóriga y Luis Cárdenas López, respectivamente, el priÍsta presentó un discurso diferente al que tradicionalmente le conocíamos y, como decíamos antes, es totalmente comprensible: “Tengo intenciones de justicia, no de política”, aseguró. Sobre sus aspiraciones políticas, reiteró, “han pasado al quinto plano”. “Esto que estoy viviendo por lo de mi hijo no me deja dormir”, compartió este Moreira diferente al político dicharachero y bailador de cumbias que era hasta hace 23 días.
Su exigencia, ahora, es que las procuradurías federal y estatal investiguen el negocio del carbón en la entidad para encontrar al autor del asesinato de José Eduardo, ya que, asegura, los narcotraficantes –como el abatido Heriberto Lazcano Lazcano– trafican con el mineral y con las ganancias de ese negocio se compran armas, y “con esas armas mataron a mi hijo”.
Los reclamos del ex gobernador, por supuesto, son válidos. Pero, como se ha expuesto repetidamente en este espacio, también lo son los de los miles de deudos que ha dejado la guerra contra el narco, desatada por el presidente Felipe Calderón Hinojosa desde diciembre de 2006. Sin duda, la tragedia familiar que envuelve al profesor, el dolor que él mismo aceptó no lo deja dormir, le ha cambiado la vida. Más aún por la impunidad que –como ha pasado a miles, insistimos– persiste en este caso, aun siendo él hermano de quien actualmente gobierna Coahuila: Rubén Moreira Valdés. Él mismo dijo que “al día de hoy no ha sido detenido ninguno de los asesinos, ni de los autores intelectuales”.
Sin embargo, tampoco se puede olvidar que el político priÍsta tiene un pasado y que muchas de sus acciones como gobernante permanecen en la opacidad, aunque han sido abiertamente señaladas por la prensa. Si lo que ahora le interesa es la justicia, ¿hasta dónde ese dolor será capaz de transformarlo de un político que ambiciona poder a un padre de familia más que exige al Estado cumpla con su tarea? Su lucha, dice ahora, es por encontrar a los asesinos de su hijo. Él, desde su posición de ex gobernador, de ex dirigente nacional del PRI, de líder moral de los maestros en la entidad coahuilense, de hermano del actual mandatario local, tiene muchas herramientas para ayudar a esclarecer no sólo el caso de José Eduardo sino el de los miles de asesinatos y desapariciones de inocentes en Coahuila y, ¿por qué no?, también en todo el país.
El domingo pasado, en la revista Proceso, se publicó una carta del poeta Javier Sicilia Zardain dirigida a Rubén Moreira Valdés que, además de expresarle solidaridad, plantea: “Hace unos días, una víctima cuyo hijo desapareció hace un año en Nuevo León y que no halló justicia, porque nadie en el Estado ha seguido su caso como se ha seguido el de nuestros hijos, se encerró en su departamento y se dejó morir de tristeza. No le dimos el amor, la esperanza y la justicia que necesitaba. Eso, querido Humberto, no podemos ni debemos aceptarlo. La justicia y el consuelo deben ser para todos, porque todos merecemos el mismo amor, la misma justicia, la misma solidaridad. Es lo mínimo que nos debemos como seres humanos, y es lo mínimo que debemos exigirle a una sociedad y a un Estado.
“Además opino que hay que respetar los Acuerdos de San Andrés, liberar a todos los zapatistas presos, derruir el Costco-CM del Casino de la Selva, esclarecer los crímenes de las asesinadas de Juárez, sacar a la Minera San Xavier del Cerro de San Pedro, liberar a todos los presos de la APPO, hacerle juicio político a Ulises Ruiz, cambiar la estrategia de seguridad, resarcir a las víctimas de la guerra de Calderón y promulgar la Ley de Víctimas”.
Justicia para todos los muertos y por todas las injusticias que menciona Javier Sicilia han sido un reclamo permanente de la sociedad civil prácticamente desde que inició el sexenio de Felipe Calderón. Luego del asesinato de su hijo, Humberto Moreira busca que esa justicia llegue para su familia y lo hace con un discurso hasta ahora desconocido. Pero, ¿tendrá la intención de extender sus exigencias para aquellos que hasta ahora no tienen voz?, ¿será que también se comprometerá con las causas de los otros y se solidarizará con los reclamos de Sicilia y otros luchadores sociales? (SIN EMBARGO.MX)
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