EDITORIAL de La Jornada de Oriente
PEMEX ES RESPONSABLE DE LA EXPLOSIÓN EN TEXMELUCAN
San Martín Texmelucan se despertó este domingo con una explosión en un ducto de Petróleos de México (Pemex), el cual provocó daños a lo largo de kilómetro y medio, dejando un saldo de 28 muertos –varios de ellos menores de edad–, más de 50 lesionados y un número no determinado de desaparecidos, en lo que ha sido la peor tragedia en esa ciudad en los últimos años.
Aunque las autoridades federales han establecido que la fuga de gas y petróleo generados en una toma clandestina es la causa más probable de la tragedia, este desastre pone de manifiesto, una vez más, la falta de sistemas que garanticen la seguridad de la población civil frente a instalaciones industriales de empresas públicas y privadas. Y ello en mucho es resultado de la corrupción y negligencia que privan en los tres niveles de gobierno.
Las tomas clandestinas en instalaciones de Pemex no es algo que solamente concierna a grupos delictivos, sino también abarca a funcionarios y técnicos de la paraestatal, ya que para operar la perforación de ductos, extracción del hidrocarburo y transporte del mismo se requiere de equipo y personal especializado, además de información privilegiada, a la que solamente tienen acceso quienes laboran en esa empresa.
Resulta sospechoso que solamente hasta que ocurren desastres o las tomas clandestinas son abandonadas, son detectados los lugares ilegales de extracción de hidrocarburos, y nunca se puede detener a los autores intelectuales del robo de combustible.
La tragedia de San Martín Texmelucan obliga al gobierno federal no solamente a detectar y proceder contra los ladrones de petróleo que causaron la explosión, sino también a investigar a directivos de Pemex.
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