viernes, diciembre 24, 2010

María Teresa Jardí : Y a pesar de todo hay Buenas Nuevas

Y a pesar de todo hay Buenas Nuevas
Por María Teresa Jardí


A la Navidad le ha pasando lo mismo que al pueblo mexicano, se le relega hasta convertirla en un día de levantarse tarde y comer las sobras. Relegada la Navidad, como las Buenas Nuevas, al menos por ahora para el pueblo mexicano. Aquí todo son malas las noticias. El usurpador Calderón cuenta ya entre sus logros que en manos del crimen organizado se encuentren el 73 % de los municipios que componen el territorio mexicano. No cualquiera. Se necesita mucha mala leche y ninguna inteligencia. Pero así suelen ser los usurpadores. Si fueran otra cosa llegarían ganando y no usurpando.
Época de esperanza en que pareciera que las Nuevas convertidas en malas se nos presentan cada día de manera cotidiana.
Las malas son muchas. Pero a pesar de todo también se van abriendo paso las Buenas y, para nuestros hermanos del Cono Sur, parecen ser todos los regalos.
La sentencia a pasar el resto de su vida en una cárcel común dictada contra el dictador Jorge Rafael Videla, en la Argentina, es para el Cono Sur y para la humanidad entera la mejor de las Buenas, incluso porque alienta la esperanza de que el combate a la impunidad es posible y la condena a la represión convierte a su castigo en la obligación moral de todo pueblo que aspire a la paz que propicia la vida segura, donde gobernantes y gobernados cumplen con la parte asignada de manera voluntaria en la firma del pacto social que hoy, aquí, roto del todo, se encuentra.
Lo más notable del juicio a Videla es el hecho de que haya sido juzgado y sentenciado por tribunales argentinos. Eso es, ni más ni menos, el Estado de Derecho.

Argentina ofrece hoy al mundo, y en particular a América Latina como regalo, la seguridad de que los criminales políticos pueden y deben ser juzgados por los tribunales del país donde cometieron sus crimines.
Una esperanza para los mexicanos es el juicio seguido de una justa condena, a ese criminal que tuvo tantos ejecutados como los que hasta ahora acumula el usurpador mexicano.
Calderón debe ser juzgado. Calderón tiene que ser castigado. Calderón merece, si no la pena de muerte, porque inaceptable es querer castigar con un crimen otro crimen por más horrendo que sea, sí la privación de por vida de la libertad y el confinamiento en una cárcel de alta seguridad debido a su inmensa peligrosidad.
De las felicitaciones llegadas por estos días, guardé para compartir con ustedes hoy, por ser la víspera del día en que la Navidad, aunque sea a la baja, se celebra, como el natalicio que quien trajera la Buena Nueva de que otro mundo no sólo es posible, sino que debe hacerse posible. Guardé para compartir hoy con ustedes el mensaje navideño del obispo Pedro Casaldaliga. Uno de esos pocos obispos pastores que, a pesar de que son los que mantienen la vida —ya efímera, es de esperarse— de la Iglesia Católica, eso no les resta ni un ápice de valía, compromiso con las mejores causas, valor y valentía. Admirables hombres de fe, que no han renunciado a ser seguidores de Cristo.

“Es difícil detectar El Anuncio
entre tantos anuncios que nos invaden.
¿Existe aún la Navidad?
¿Navidad es Buena Nueva?
¿Navidad es también Pascua?

Sabemos que «no hay lugar para ellos».
Sabemos que hay lugar para todos,
hasta para Dios...

El buey y la mula,
huyendo del latifundio,
se han refugiado en los ojos de este Niño.

El hambre no es sólo un problema social,
es un crimen mundial.
Contra el Agro-Negocio capitalista,
la Agro-Vida, el Bien-Vivir.

Todo puede ser mentira,
menos la verdad de que Dios es Amor
y de que toda la Humanidad
es una sola familia.

Dios continúa entrando por abajo,
pequeño, pobre, impotente,
pero trayéndonos su Paz.
Doña María y el señor José
continúan en la comunidad.
La Veva continúa siendo tapirapé.
La sangre de los mártires
continúa fecundando la primavera alternativa.
Los cayados de los pastores,
(y del Parkinson también),
las banderas militantes,
las manos solidarias
y los cantos de la juventud
continúan alentando la Caminada.

Las estrellas sólo se ven de noche.
Y de noche surge el Resucitado.
«No tengan miedo».
En coherencia, con tesón y en la Esperanza,
seamos cada día Navidad,
cada día seamos Pascua.

Amén, Axé, Awire, Aleluia.

Pedro Casaldáliga
Navidad 2010, año nuevo 2011

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