domingo, diciembre 26, 2010

María Teresa Jardí : La radiografía de nuestro país no puede ser más desalentadora

La radiografía de nuestro país no puede ser más desalentadora
María Teresa Jardí


Convertido México en laboratorio de los gringos, como peligro se alza para América Latina. Como laboratorio del fascismo el nuevo siglo se presenta. Sangrientos años, desde Salinas, que culminan en un año funesto de celebraciones, que no fueron del bicentenario de la Independencia, hoy tan lejana como hace dos siglos, y centenario de una Revolución nunca acabada. Como un año funesto será recordado por millones el 2010 del Siglo XXI. Año funesto, como lo fueron el 2009 y el 2008, el 2007 y 2006... Como lo han sido todos desde que Salinas accediera, tirando a la basura (literalmente) al sistema, a la obtención del poder.
El crimen de Colosio debió ser el presagio que nos indicaba el destino macabro en el que a nuestro país se adentraba, luego de los seis años de tregua, digamos, en los que Carlos Salinas, prestidigitador nato, logró a muchos hacernos ver lo que no existía, tapando, con la trampa de la ilusión vana, la nube negra de desgracias que contra los mexicanos se perfilaban con su toma de perversas decisiones. Imperdonables decisiones de quien hoy, ni por elemental decencia se plantea ni la menor autocrítica. Ex desgobernante impulsor del neoliberalismo que pretende darnos clases en un país de ciegos, donde él, tuerto, gobernar otra vez quisiera. Regresar a concretizar el destino manifiesto de México como laboratorio de los gringos para impulsar el fascismo en América.

No han entendido tampoco, los estadounidenses, que el sistema capitalista ya fue y si bien al mundo aún le esperan muchos malos ratos, debido a los tiempos de la historia, los espartacos se levantarían dentro del propio imperio para acabar con él.
Deplorable ha sido el 2010 por lo que toca a la exhibición de los gobiernos de todos los países. Año que empieza la era del después de WikiLeaks. Julián Assange, efectivamente, es el hombre del año, como Le Monde lo ha nombrado y sólo la cobardía, tan a la alza en estos tiempos, le hace lo propio a la revista Times otorgándole el primer lugar que, por derecho propio, se ha ganado en la desigual batalla que la humanidad libera contra un imperio criminal apoyado por gobernantes, de casi todas las naciones, vasallos al mismo.
La corrupción es regla a lo ancho y largo del planeta. La impunidad, característica del fascismo, gana las batallas, mientras las condiciones se propician, desde los propios gobiernos fecalistas, buscando el estallido que justifique la represión de suyo, siempre, tan siniestra.
México, de filtro de migrantes latinoamericanos en su tumba se haya convertido. Salinas no puede ser perdonado porque a nadie se puede obligar a elegir entre dos cosas perversas. Aunque cierto hubiera sido el que los gringos de México lo querían todo y él cedía lo menos que podría, si valiente hubiese sido, y no entreguista, nada les hubiera concedido.
México, desde Salinas, en filtro de los migrantes fue convertido y en distribuidor de droga al menudeo para consumo interno. Y aunque sólo fuera por eso, no podría alcanzar la redención que no merece. Ni tampoco Zedillo, jugando el papel de destructor de las instituciones, y ni qué decir de la calamidad que la asunción del PAN, renunciando a la falsa vocación democrática, aún antes de acabar de asumir el poder, por parte de Fox, recibiendo de sus hijas un crucifijo.
Aunque nada, hay que decirlo, nos podía preparar para la vocación asesina del fecalismo. Asesina nata que lo mismo mata ejecutando, a manera de limpia, que con salarios de hambre a cada vez más millones de mexicanos pobres.
La muerte tiene permiso hoy, en México, como asesina de pobres y los migrantes en ese rubro se ubican. Razón tienen los cancilleres de Centroamérica, al mostrarse azorados con la actitud del desgobierno usurpador mexicano. Empiezan a vislumbrar, quizá, los cancilleres, de otros países hermanos, que la desaparición en México, daño de las dictaduras, es hoy aquí algo común y corriente. Una buena nueva sería la decisión de los mexicanos de hacer conocer al mundo lo que ocurre hoy en suelo mexicano, al grado de que ningún gobierno pueda, por exigencia de sus gobernados, poniéndose gafas de sol, ignorarlo.

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