El usurpador está urgido de reventar al país
Por María Teresa Jardí
Aún con el deterioro moral del pueblo mexicano, es difícil pensar que un grupo realmente guerrillero usara, o se dejara usar, por un sujeto tan impresentable como García Luna, creador, además, de grupos paramilitares entrenados por los kaibiles para cortar cabezas. Comandante asesino de jóvenes estudiantes pobres en Chihuahua.
Sería un contrasentido. La justificación, si alguna tuviera como están hoy las cosas en el mundo, de la aparición de nuevos grupos guerrilleros, vinculada tendría que estar a su lucha por el cambio de condiciones de un sistema opresor.
Quizá a México, como no se cansa de repetir Buscaglia, se le encamina, por Calderón, a una guerra civil.
Lo obvio está a la vista. El usurpador está urgido de reventar al país y, ciertamente, tanto en el secuestro de Fernández de Cevallos como en montaje de su regreso, varios días más tarde, por lo visto, y debidamente preparado de cara al show televisivo, la mano de García Luna parece estar presente. Incluso para no irse. Son demasiadas las denuncias en su contra para entender su permanencia en el puesto. Ni siquiera se justifica, esa permanencia costosa para el usurpador, en virtud de un posible chantaje basado en información sensible sobre Calderón y su familia. El poder siempre encuentra mecanismos para deshacerse de los que les estorban y máxime, en un país donde el Estado de Derecho está confinado en lo más profundo del cubo de basura.
Por María Teresa Jardí
Aún con el deterioro moral del pueblo mexicano, es difícil pensar que un grupo realmente guerrillero usara, o se dejara usar, por un sujeto tan impresentable como García Luna, creador, además, de grupos paramilitares entrenados por los kaibiles para cortar cabezas. Comandante asesino de jóvenes estudiantes pobres en Chihuahua.
Sería un contrasentido. La justificación, si alguna tuviera como están hoy las cosas en el mundo, de la aparición de nuevos grupos guerrilleros, vinculada tendría que estar a su lucha por el cambio de condiciones de un sistema opresor.
Quizá a México, como no se cansa de repetir Buscaglia, se le encamina, por Calderón, a una guerra civil.
Lo obvio está a la vista. El usurpador está urgido de reventar al país y, ciertamente, tanto en el secuestro de Fernández de Cevallos como en montaje de su regreso, varios días más tarde, por lo visto, y debidamente preparado de cara al show televisivo, la mano de García Luna parece estar presente. Incluso para no irse. Son demasiadas las denuncias en su contra para entender su permanencia en el puesto. Ni siquiera se justifica, esa permanencia costosa para el usurpador, en virtud de un posible chantaje basado en información sensible sobre Calderón y su familia. El poder siempre encuentra mecanismos para deshacerse de los que les estorban y máxime, en un país donde el Estado de Derecho está confinado en lo más profundo del cubo de basura.
El mensaje mismo puede estar elaborado por alguien de la perversidad de García Luna. A fin de cuentas toma cosas de unos y de otros, y deja fuera a Zedillo, al foxismo y al fecalismo y ese dato, aunque pueda pensarse que quedan incluidos en los puntualmente señalados, no debe ser olvidado por nadie. Demasiadas apariciones públicas de quien ha sufrido un secuestro de meses. Nada checa.
Habrá que esperar con paciencia para conocer la verdad. Pero mientras más se piensa, más suena a montaje. No es fácil detectar a dónde va el dinero y los grupos guerrilleros se garantizan que no se les entregue dinero marcado y en ocasiones, en estos tipos de secuestro, los pagos se realizan en variados países. Y es falso que el tiempo de captura de Fernández sea el más largo periodo que ha sufrido un secuestrado en México. Más allá de que mal haríamos en olvidar que los desaparecidos forzados son secuestrados. Pero además, al menos, un secuestro, ese sí cometido por grupos guerrilleros, de un empresario también de altos vuelos, duró incluso unos meses más, si mal no recuerdo.
Huérfanos también estamos los mexicanos de interlocutores políticos. Fernando Gutiérrez Barrios era un asesino. Pero también era un gran político. La seguridad desde Salinas fue mutilada y es difícil pensar en la existencia de un organismo que de manera certera tenga información, sobre todo, lo mucho que cada día ocurre en nuestro país.
La impunidad, convertida en regla del sistema, ha impedido la creación de un verdadero organismo de inteligencia que agrupe a todas las instancias encargadas y que confronte la información de cada agencia con la de las otras de imparcial manera. No interesa, a pesar de los treinta mil ejecutados, o debido a los treinta mil ejecutados, a pesar de los 20,000 migrantes secuestrados o debido al escandaloso número que crece cada día, no interesa a la derecha usurpadora, al servicio de los gringos, crear un organismo de inteligencia. La corrupción, como regla, impide que la inteligencia sirva nada más que para el chantaje por cuestiones de cama que la clase política, espiándose, se hace entre ella.
Como pueblo analfabeta, en manos estamos de políticos analfabetas, que por no conocer ni los libros de espías en su juventud leyeron y la deseducadora telebasura no les ha servido ni siquiera para imitar series como “La ley y el Orden”. Lejos estamos de tener un comisario Maigret o un inspector como Morse. No tenemos nada. Antaño estaba también Abraham Polo Uscanga, impunemente asesinado, por la misma derecha, responsable, del regreso de la guerrilla, si fuera el caso.
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