Reaccionarios y corruptos al abordaje
Jorge Canto Alcocer
Aunque como los Calderón Hinojosa son también panistas y reaccionarios de cepa, los Zavala Gómez del Campo se han distinguido por una voracidad sin límites. Fue Diego Zavala Pérez el iniciador del camino hacia el poder cuando en 1995, fue impulsado por Antonio Lozano Gracia como miembro del primer Consejo de la Judicatura del Poder Judicial del Distrito Federal. En esa posición, el padre de Margarita Zavala no tuvo escrúpulos para unirse de inmediato al grupo de Saturnino Agüero Aguirre, el corrupto presidente del Tribunal Superior de Justicia capitalino que se vio obligado a renunciar por su presunta implicación en el asesinato del Magistrado Abraham Polo Uscanga, uno más de los crímenes que permanecen impunes en este país.
Unido pues a lo “más granado” de la corrupción del viejo sistema, Diego Zavala dio un vuelco a su situación económica al pasar de ser un abogado de clase media a todo un potentado en los círculos de la judicatura defeña. Y ya encarrilado en esos obscuros andares no tuvo problemas en llegar a la magistratura en el 2000, lo que le permitió todavía un mayor acceso a recursos mal habidos, varios de los cuales motivaron denuncias por corrupción y tráfico de influencias que, obviamente, naufragaron en la red de complicidades en que están convertidas casi todas las instancias judiciales de nuestro país.
Mientras Zavala hacía el trabajo sucio, la “muy respetable” Doña Mercedes Gómez del Campo Martínez, integrante de una acaudalada y conservadora familia potosina, se dedicaba al trabajo “social” en organizaciones católicas derechistas, como la fundación León XIII, organizada para contrarrestar al EZLN y las prácticas auténticamente cristianas y comprometidas del Obispo Samuel Ruiz en el Estado de Chiapas.
Ese es el ambiente en el que creció y se desarrolló Margarita Zavala Gómez del Campo, compaginando con naturalidad las alianzas corruptas con el “viejo sistema” y el hipócrita figurado de las “obritas de caridad”. Su matrimonio con Felipe Calderón representó un importante impulso que le permitió continuar escalando en esa doble vertiente que caracteriza a los derechistas de nuestros tiempos.
Al consumarse la usurpación, Margarita Zavala se vio imposibilitada de continuar ocupando cargos públicos remunerados, pero en cambio su parentela se ha dado vuelo en estos cuatro años, perseverando en la doble cara de corrupción y conservadurismo. A la luz pública han salido de manera escandalosa su hermano Diego Hildebrando, dueño de lo que fuera una pequeña empresa de tecnología, pero que desde el foxismo ha crecido desmesuradamente al amparo de los presupuestos públicos, además de haber fundadas sospechas de que contribuyó al monumental fraude electoral de 2006. Otro escándalo involucró a su sobrina Marcia Gómez del Campo, una de las dueñas de la guardería ABC, en la que ocurrió, apenas el año pasado, la espantosa tragedia de la muerte de 49 pequeños, y que acaba de ser exculpada de toda responsabilidad por un tribunal sonorense. Una más del clan que se ha visto salpicada por los escándalos es Mariana Gómez del Campo, otra sobrina de Margarita, quien llegó a la presidencia del PAN capitalino en medio de acusaciones de manipulación del padrón, y cuya actuación, como asambleísta desde 2009, ha estado llena de fracasos ruidosos e inoperantes en su intento permanente por golpear a la izquierda gobernante en la capital.
Pero estos tres parientes de Margarita no son las únicas “estrellas” de este clan que ya ha comenzado a ser comparado con los Salinas de Gortari y los Bibriesca. También ya han hecho “méritos” como corruptos, incapaces o de plano criminales Carlos Castañeda Gómez del Campo, involucrado en concursos fraudulentos en el IMSS; Felipe Zavala McGregor, primo de Margarita y asesinado como consecuencia de ser un extorsionador hace cuatro años; Luis Gómez del Campo, beneficiado de un modo ilegal por Pemex cuando Calderón era Secretario de Energía; Teresa Gómez del Campo, quien obtuvo un contrato fraudulento del Congreso de la Unión en 2007.
En un campo en el que coinciden el manejo de recursos públicos y privados con la difusión de la ideología reaccionaria, los hermanos Bernardo y Eduardo Gómez del Campo, otros primos de Margarita, fundaron hace un par de años las “Misiones Regionales de Seguridad” con el evidente objetivo de propagar, entre las diversas policías del país, la visión fascista y poder seguir reproduciendo el absurdo y fracasado esquema de “guerra” que destruye a nuestro país.
Pues bien, lo antes expuesto son algunas de las siniestras ideas y corruptas prácticas que están detrás de la precandidatura de Margarita Zavala Gómez del Campo para mantener la bota de la derecha sobre México un sexenio más. A la luz de las actuales manifestaciones políticas, esta precandidatura no tiene aún apoyos significativos ni siquiera en el panismo, pero los medios corrompidos y controlados poco a poco van filtrando una imagen amable y caritativa de la señora, colocándola como la única candidata derechista con reales aspiraciones de triunfo.
De todo lo anterior, tal vez la única buena noticia es que las mafias oligárquicas empiezan a dividirse, y el apoyo que en algún momento pareció aplastante hacia “la barbie” del Estado de México, comienza a escindirse. Ahora será responsabilidad del movimiento popular y de sus dirigentes y apoyadores convertir esas escisiones y flaquezas de la oligarquía en oportunidades para nuestro triunfo.
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