Editorial del diario La Jornada de Oriente
CORRUPCIÓN Y NEGLIGENCIA EN PEMEX
El director general de Pemex, Juan José Suárez Coopel, reveló ayer que será hasta marzo cuando se conozca el peritaje sobre el desastre ocurrido el pasado domingo en San Martín Texmelucann y no descartó la posibilidad de que un desperfecto en la tubería o el robo de combustible sean la causa del siniestro.
La tragedia que se ha vivido en San Martín Texmelucan no termina con solamente los efectos de la explosión ocurrida el domingo, sino que se prolongará por los abusos, la excesiva burocracia y la impunidad que caracterizan a Pemex, la cual es una empresa que se maneja con total opacidad, lo que le impide cumplir con su responsabilidad siempre que está involucrada en procesos de contaminación del medio ambiente, en daños a la población civil o en perjuicios generados por la construcción de su infraestructura.
El director general de Pemex, Juan José Suárez Coopel, reveló ayer que será hasta marzo cuando se conozca el peritaje sobre el desastre ocurrido el pasado domingo en San Martín Texmelucann y no descartó la posibilidad de que un desperfecto en la tubería o el robo de combustible sean la causa del siniestro.
La tragedia que se ha vivido en San Martín Texmelucan no termina con solamente los efectos de la explosión ocurrida el domingo, sino que se prolongará por los abusos, la excesiva burocracia y la impunidad que caracterizan a Pemex, la cual es una empresa que se maneja con total opacidad, lo que le impide cumplir con su responsabilidad siempre que está involucrada en procesos de contaminación del medio ambiente, en daños a la población civil o en perjuicios generados por la construcción de su infraestructura.
Ahora, en el caso de San Martín Texmelucan, resulta inaceptable que se establezca un plazo de tres meses para deslindar responsabilidades acerca de quiénes fueron los causantes del estallido que cobró al menos 28 víctimas. La población de este municipio merece que se haga justicia en lo inmediato y, sobre todo, que se atienda con rapidez a los miles de damnificados que perdieron seres queridos y/o viviendas, que tienen dañado su patrimonio y su actividad laboral.
Este siniestro vuelve a replantear la sospecha de que las inversiones en materia de seguridad e infraestructura en Pemex se han reducido de manera premeditada para producir desastres que justifiquen ante la opinión pública la intervención del capital privado en la paraestatal, bajo el falso argumento de que en manos particulares los percances no ocurrirían.
Ahora el plazo de tres meses para aclarar lo ocurrido en San Martín pareciera que es una medida adoptada con el propósito de que no se haga justicia.
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