lunes, diciembre 20, 2010

María Teresa Jardí : Para limpiar se necesitan sicarios

Para limpiar se necesitan sicarios
Por María Teresa Jardí


Tan escandaloso es el aumento salarial otorgado como vergonzosa limosna a la clase trabajadora que quizá, la violencia desaforada sea parte del circo con el que al pueblo mexicano se entretiene. Clase trabajadora que desde hace treinta años viene cargando con la ausencia de aumentos reales al salario. Mientras que esa clase mantiene a la clase empresarial con todos los privilegios y rescates incluidos, que, sí, que puede ser que, gran parte de la violencia, desaforada por estos días, sea parte de las distracciones navideñas “institucionales” obligadas en un circo de cara a un pueblo al que el PAN se le ha cancelado.
Las dictaduras funcionan así. En Argentina, los dictadores llegaron “para combatir a los comunistas”. Pero casi de inmediato pasaron los Carvahlo a robarlo todo: la casa, el hijo a punto de nacer, el negocio, la empresa... Y no sólo de los “ los comunistas”. A apropiarse pasaron de cualquier cosa que se le antojaba de cualquier ciudadano y así, los domesticados que apoyaron el golpe también se fueron enterando de que nada contaban para los agresores. La impunidad, una vez establecida como regla, lo permite todo y encubre cualquier exceso.

Con el panismo usurpador en México, además de haberse institucionalizado el crimen convertido en regla, han regresado a ser caciques los gobernadores de los Estados. Por eso, pederastas descubiertos acaban el mandato y lo mismo asesinos protegidos por asesinos a sueldo. Y una nueva etapa de persecución inconcebible parece estarse estrenando por estos días en Chihuahua.
El Poder Judicial deja libre al asesino confeso de la hija y como la madre protesta, se le asesina. Y de ahí se pasa a la quema del negocio del padre y al secuestro de tío que ejecutado aparece.
Quizá habría que investigar a qué juez o alto funcionario le interesa el negocio y quedarse con el mismo busca, entre otras cosas. Claro que, en el entendido de que impunes, como todo, no fueran a quedar también esos crímenes.
Por no enterarse no se ha querido enterar la clase política de que el pueblo demanda explicaciones, y si los magistrados dejaron libre al acusado confeso porque existiendo jurisprudencia, en el sentido de que la confesión en solitario no hace prueba plena por aquello de que la tortura produce confesiones a modo de ministerios públicos y policías, debieron presentar una a una las pruebas al respecto, ordenando además la consignación de ministerios y policías.
Como ahora debió el gobernador, que con su silencio cómplice deja entrever la molestia que le causaba la madre asesinada, cesar de inmediato a toda la procuraduría. Ni qué decir del poder Judicial que es una vergüenza. Perdida hasta la más elemental de las formas da igual que se sepa que a cambio de “una lana” aquí los asesinos quedan libres. Porque si no fuera un asesino, preso se habría quedado el acusado del homicidio de la hija. Otra regla del sistema es que el que sale es porque algo debe. Las cárceles llenas están de pobres que no han podido todavía ser limpiados y cuando por error a las mismas llegan algunos que algo deben, ya se sabe que se propicia su escape aun en estados completamente militarizados. Una chulada. Para limpiar se necesitan sicarios.

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