Ana Lidya Flores
Negra víspera de Navidad
En la reunión para calibrar el contenido de esta sección, algunos despistados colegas y yo consideramos que la inminente época vacacional decembrina desembocaría en una inevitable baja de los temas noticiosos, y por ende, calculamos que la actividad informativa de esta semana se concentraría en los previsibles contenidos vinculados con los buenos deseos navideños. La realidad se encargó de demostrarnos nuestro error.
Jueves Negro
El asesinato de la activista Marisela Escobedo dio un giro dramático a los asuntos informativos de la semana en que inició el inevitable puente vacacional conocido como Guadalupe–Reyes (12 de diciembre–6 de enero). A partir de la noche del jueves 16 y a lo largo de todo el viernes 17, los espacios noticiosos se han mostrado estupefactos ante una realidad indignante.
Una vez más, los espacios televisivos han repetido hasta la náusea el video que documenta el momento en que el asesino cumple con su misión: una madre que se convirtió en activista de la ineficaz justicia impartida por el estado de Chihuahua, y en su conjunto por el estado mexicano, deja la vida en la escalinata del palacio de gobierno del norteño estado de la República mexicana.
En la reunión para calibrar el contenido de esta sección, algunos despistados colegas y yo consideramos que la inminente época vacacional decembrina desembocaría en una inevitable baja de los temas noticiosos, y por ende, calculamos que la actividad informativa de esta semana se concentraría en los previsibles contenidos vinculados con los buenos deseos navideños. La realidad se encargó de demostrarnos nuestro error.
Jueves Negro
El asesinato de la activista Marisela Escobedo dio un giro dramático a los asuntos informativos de la semana en que inició el inevitable puente vacacional conocido como Guadalupe–Reyes (12 de diciembre–6 de enero). A partir de la noche del jueves 16 y a lo largo de todo el viernes 17, los espacios noticiosos se han mostrado estupefactos ante una realidad indignante.
Una vez más, los espacios televisivos han repetido hasta la náusea el video que documenta el momento en que el asesino cumple con su misión: una madre que se convirtió en activista de la ineficaz justicia impartida por el estado de Chihuahua, y en su conjunto por el estado mexicano, deja la vida en la escalinata del palacio de gobierno del norteño estado de la República mexicana.
La radio y la televisión crítica han cumplido con su misión de aportar elementos para la comprensión de un hecho de por sí incomprensible. En estos días donde los que pueden están volcados en las compras o en la vacación, creo que es un deber escuchar con calma y juicio todos los elementos vertidos entre el viernes 17 de diciembre y la fecha que hoy transcurre.
Nomás por sugerir, pongo a consideración la serie de entrevistas y análisis que se pueden recuperar en www.noticiasmvs.com Carmen Aristegui, una periodista sensible y sensata, revisó todas las aristas del drama. Los audios aún están disponibles y servirán para poner en su justa dimensión el hecho. También están las reflexiones emitidas por programas como Encuentro (Telefórmula, domingo 21:00 horas) y Primer Plano (Once TV, lunes 21:30 horas).
Domingo Negro
No es ninguna imagen. De negro se tiñó San Martín Texmelucan, y como obvia repercusión, de negro y rojo se tiñeron pantallas y primeras planas de los diarios del lunes 20 de diciembre. Negros los cuerpos calcinados y negros los hogares destruidos por la rapiña criminal que desembocó en la mayor tragedia para este municipio poblano que alberga a la industria petroquímica.
Los rostros dominicales eran negros: comerciantes y ciudadanos, escuchamos la atípica cobertura de la radio informativa poblana dando cuenta del hecho. Negras las conciencias y negras las expectativas sobre el destino de nuestros vecinos. Como era de esperar, los periódicos locales y nacionales, documentaron en hecho a plana entera en el tristísimo recuento de los hechos.
Rossana Reguillo, la investigadora del ITESO (Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente), la universidad jesuita de Guadalajara, hizo un excepcional trabajo de investigación en las explosiones que padeció su ciudad en 1992. Mucho nos hubiera ayudado si los comunicadores poblanos hubieran leído y estudiado ¿Quién nos hubiera dicho? (ITESO, 1993) o La construcción simbólica de la ciudad. Sociedad, desastre, comunicación (ITESO, 1996), o bien, si hubieran visto los documentales Los planos de la explosión. Emergencia y organización (1992) y Memoria en Vilo. Guadalajara 22 de abril (1994).
Es obligación moral de los periodistas y académicos de Puebla dar cuenta cabal de la tragedia a la que asistió San Martín Texmelucan. Nada bueno se puede sacar de una jornada así, pero estamos obligados a documentar el hecho, reflexionar en la tragedia, y evitar que algo así vuelva a ocurrir. La memoria debería ayudarnos a no repetir estos dramas...
El jefe Diego
Y por si fuera poco, el lunes 20 de diciembre nos despertamos con la noticia de que Diego Fernández de Cevallos fue liberado, sano y salvo. Su caso provocó el giro temático en los asuntos analizados en la noche del lunes y en el curso del martes 21, día del inicio formal del invierno 2010. A esta sección no queda más que encomendarse al santo Niño Cieguito, venerado en la capilla de Capuchinas, en el Centro Histórico de la ciudad de Puebla. Que nos ampare de los hechos por venir, y que con su falta de vista alumbre la opacidad que se cierne sobre nuestros destinos. Lo asumimos como patrono de la transparencia, porque como la icónica imagen de la justicia, él también es ciego... Opaco fue el caso de doña Maricela, opaca la actuación de las autoridades en San Martín Texmelucan, opaco en la resolución del caso Diego... ¿Habrá más opacidad de la que nos debamos proteger? Al tiempo...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario