Ojalá y fuera cierto que el 2 de Octubre no estuviera olvidado

Ojalá y fuera cierto que el 2 de Octubre no estuviera olvidado

Por María Teresa Jardí
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Pero quedó olvidado desde el momento en que se debieron percatar las universidades del daño que traería para el país el mutilar de las escuelas de ingeniería la materia de humanidades y luego de las demás facultades. Quedó olvidado cuando padres y madres callamos al cancelarse en la secundaria los tres años de civismo; cuando la materia llamada higiene mental quedó también rasurada. Cuando se suprimió la psicología y la filosofía. Cuando de a poco aceptamos que nos convirtieran en un país de analfabetas.
El 68 está olvidado desde que se aceptó que Televisa fuera machacando en la mente de los televidentes lo que se ha convertido en la cultura nacional: “Los mexicanos pobres son buenos, pero pendejos y lo permiten todo resignadamente, porque se saben perdedores”. Los ricos, aunque no sean mexicanos, lo pueden todo, porque ellos son los inteligentes y por eso ellos son los que mandan para siempre”. 1968 se olvidó cuando a los mexicanos nos convirtieron en el pueblo deprimido que es claro que vamos a ser para siempre. Olvidado quedó el 68 con las Olimpiadas que los trabajadores no debieron permitir que se celebraran sobre la masacre de estudiantes ordenada por Díaz Ordaz el 2 de octubre. El 68 quedó olvidado cuando los trabajadores también callaron cuando Echeverría se organizó el 10 de junio para probar a sus halcones. El 68 fue olvidado por los juristas universitarios cuando a Zedillo se le permitió dar un golpe de Estado a la Suprema Corte de Justicia. Eso sí, comprando muy bien a los ministros sin agallas para iniciarle a ese impresentable el juicio político que el hecho demandaba. El 68 se olvidó con la decisión errada de desaparecer al Partido Comunista. El 68 dejó de ser cuando Cárdenas impidió que el pueblo mexicano se enfrentase al fraude, que tumbando el sistema se hizo, para imponer a Carlos Salinas de Gortari. 

El 68, con cada ejecutado por Calderón, ha sido también ejecutado. Con cada mujer impunemente asesinada, el 68 ha sido también asesinado. El 68 fue achicharrado junto con los niños en la guardería convertida en negocio de ese servicio a las madres trabajadoras convertidas también hoy, con la contrarreforma laboral, en esclavas, como el resto de los asalariados mexicanos.
El 68 hoy no es ante la contrarreforma laboral que nos ubica en la dictadura encabezada por Porfirio Díaz. Dictadura que buscaron y al final lograron traer de vuelta los neoliberales que con el PRI llegaron, con el PAN siguieron y con el PRI se impusieron como dictadores con el golpe de Estado iniciado por la narcotelebasura el 1 de julio pasado, golpe de Estado concretado con la contrarreforma laboral impuesta por los legisladores más imbéciles, por corruptos, del planeta.
Dictadura impuesta por traidores para quedarse, en tanto el hambre y la muerte no despierte de nuevo al México profundo capaz de enfrentarse a la condena a la vida en el infierno para los millones que no puedan, somos demasiados, ser ejecutados por el asesino colombiano que viene a imponer la represión como regla.
Un yucateco admirable, amigo y poeta, en el 68 nos decía que “si se acaba el mundo nos quedaría Yucatán como refugio”. Ojalá y por el bien de los que en ese Estado viven, el nuevo gobernador escuche a los que tiene que escuchar por lo que toca a no caer en el juego de la falsa guerra iniciada por Calderón que a lo bestia continuará con Peña. Ojalá y, como hizo la saliente gobernadora, le apueste al control de daños sin escuchar a los traidores enemigos de la patria mexicana, tan, pero tan agraviada que igual el día se convierte en el recuerdo del inicio de las masacres que hoy se concretan como regla impune de aplicación de un sistema canalla, en parte al menos, porque olvidamos los mexicanos, todos, recordar cada día el 2 de octubre de 1968