Astillero
Asistencia técnica
Obama informa
Más que catarrito
Cabañas: ¿manipulación?
Poeta Carpizo
El precandidato oficial a la Presidencia, Ernesto Cordero, desmintió ayer categóricamente los rumores esparcidos con insistencia durante largo tiempo, incluso horas atrás, por miembros del gabinete federal, como el secretario de Hacienda (ha de suponerse que es su homónimo) respecto a la presunta fortaleza económica de México frente a eventuales crisis. Echando mano a un pañuelo bordado con el emblema del PAN en una esquina, el licenciado Cordero dijo, con la vista puesta en Estados Unidos, que cuál catarrito, que ahora sí la cosa es seria. Gulp.
Muy serio, el jefe del precandidato (y secretario) eludió cuanto pudo (al menos, hasta la hora de cerrar esta columna) fijar postura frente a dos temas del día: la nota de The New York Times que da cuenta del intervencionismo creciente y abierto de agentes gringos en operaciones militares y policiacas mexicanas (a este respecto, el gobierno intervenido trata de refugiarse en el falso pretexto de que no confirma ni desmiente la nota por razones de seguridad nacional) y el estallido de un paquete-bomba en un cubículo del Tec de Monterrey, campus estado de México (ni porque inauguró instalaciones de ese mismo Tec, en León, tocó el punto mexiquense que es inquietante en términos hipotéticos de terrorismo social, pero que también podría quedar en linderos correspondientes a meras relaciones personales o privadas; en una de ésas y los sabuesos de Peña Nieto, ya presentes en la trama, encuentran la clave en el resquicio de alguna cama mal tendida).
El silencio político de Calderón respecto a la gravísima evidencia de que ha permitido acción física directa de operadores extranjeros en delicados asuntos mexicanos resultaba más penoso a la luz de los señalamientos campechanos de su contraparte rectora, Barack Obama, quien dijo que la presencia de agentes gringos en suelo mexicano es para mera asistencia técnica. No hay operadores estadunidenses participando en actividades de control dentro de México. Sólo estamos proveyendo asistencia, ayuda, para que ellos puedan concretar los objetivos de Calderón, explicó el técnico mecánico Obama, quien cerró su explicación del desbarajuste al recordar que, en última instancia, es el gobierno mexicano el que debe hacer cumplir sus leyes dentro de sus fronteras (lo que este tecleador en levadura interpreta como una justificación al estilo de: A quien le dan PAN, que llore).
En cambio, el paraguayo Salvador Cabañas demostró ser tardado pero seguro. Dado que hoy el América le donará la taquilla de un partido de homenaje en el Azteca, aprovechó el viaje para recibir en un hotel del sur de la ciudad de México a un agente del Ministerio Público capitalino y al propio procurador Mancera y decirles que ya se acordó de lo sucedido en los baños del Bar Bar y que todo fue por una discusión futbolística con el J.J., que fue su atacante inequívoco. Los abogados del gerente y algunos empleados de ese centro nocturno aseguraron de inmediato que esta nueva declaración del jugador evidencia una vez más lo que han venido defendiendo desde hace un año, que ni el gerente, ni el personal del establecimiento y mucho menos el Bar Bar tuvieron algo que ver con dicha agresión, sino al contrario, con lo cual nuevamente se corrobora que todo fue un montaje mediático por parte de Televisa y las mismas autoridades del Distrito Federal. ¡Otro gol con causa!
Astillas
El poeta Carpizo dio a conocer una nueva colección de rimas, esta vez inspirada en temas del momento, como la inseguridad pública en el país. Ganador de importantes premios durante la administración de su versificador en jefe, Carlos Salinas de Gortari, el vate jurídico recopiló conocimiento y experiencia de quienes participaron en un congreso sobre la candente materia y ayer presentó una síntesis ejecutiva, en una reunión auspiciada obviamente por la UNAM, cuyo rector en campaña (no para sí, sino para otro que fue rector), José Narro, estuvo presente e hizo declaraciones de coyuntura, y a la que también asistió Javier Sicilia, a cuyo movimiento pacificador asesora el propio Carpizo... El lector Alejandro Caballero B. escribe: Porque supongo que este señor (Carlos Navarrete) estará al pendiente de tu columna, me pregunto si habrá manera de evitar sus molestas, grabadas y repetidas llamadas a mi casa y a mi oficina para convencerme, supongo, de que vote por él. En el muy remoto caso de que se me hubiera ocurrido hacerlo, a la segunda llamada ya me perdió. Ni qué decir de las siguientes... El doctor Germán Espino, autor de El nuevo escenario de las campañas presidenciales, reporta su penar para que en Telmex le dejen de cobrar un seguro de Inbursa que desde casi un año atrás se coló en su recibo mensual. Pero, además, “en la sucursal descubrí que otras personas estaban presentando quejas del mismo tipo: un seguro de vida que ellos no habían contratado. La respuesta era la misma, se cancelaría el servicio, pero primero tenían que pagar. Otra queja extendida es que no cumplen con la velocidad de conexión de Internet que prometen. Cualquiera puede medir la velocidad de su conexión en el portal: www.speedtest.net. En México estamos condenados al subdesarrollo a causa de los monopolios. Tenemos los peores servicios a los precios más altos. En países desarrollados el servicio de Internet es más barato y mucho más eficiente, por un cobro similar al que tenemos en México se ofrece hasta 10 veces más velocidad de conexión. Lo único que tenemos de primer mundo son nuestros ricos. Sólo cabe recomendar a nuestros lectores que revisen sus recibos, ¿acaso aparecen cargos que usted no contrató?”... Ayer, León Krauze anunció en Twitter que preguntaría a su público de la W Radio lo siguiente: Si supieras que está dando buenos resultados, ¿estarías de acuerdo en la instalación de un centro de la CIA en México? Al autor de los presentes teclazos astillados le pareció que la pregunta era lamentablemente sesgada y así lo escribió de inmediato, produciéndose un respetuoso intercambio de opiniones que los interesados pueden leer aquí: http://bit.ly/qTgHXz… ¡Hasta mañana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
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