Álvaro Delgado
Desde el gobierno federal, grupos empresariales, organizaciones ciudadanas de derecha, intelectuales oficialistas y medios sumisos a Televisa, se tiende una nueva trampa a los mexicanos: Unirse acríticamente a Felipe Calderón o ser tildados de cómplices de los criminales.
Esta disyuntiva no es sólo falsa, sino peligrosa –porque el disenso es legítimo en democracia y porque lleva implícita la amenaza–, y deriva del fanatismo de Calderón en su estrategia policiaco-militar contra la delincuencia que hace mucho tiempo, y muchos muertos, demostró su rotundo fracaso.
Hasta por puro pragmatismo, para llegar con algo positivo a su quinto informe de gobierno, que el viernes 1 de septiembre rendirá ante el Congreso, Calderón pudo haber tomado la matanza del Casino Royale de Monterrey como un punto de quiebre en su “guerra” contra las bandas criminales, con un ajuste por ejemplo en su gabinete de seguridad.
Oportunidades de un antes y un después en su estrategia se le han presentado a Calderón varios veces: Tras los granadazos en la plaza de Morelia, el 15 de septiembre de 2008; los 15 jóvenes asesinados en Villas de Salvárcar, Ciudad Juárez, en enero de 2010; los dos estudiantes del Tecnológico de Monterrey abatidos por soldados, en marzo de ese año, y la marcha por la Justicia y la Dignidad a raíz del asesinato, en abril de 2011, del hijo del poeta Javier Sicilia.
Ahora, a unos días de entregar por escrito su informe de gobierno, y en el mitin que tiene planeado, una rectificación habría significado la admisión del fracaso de su estrategia, pero también sensibilidad. Para quienes mantenían cierta esperanza, queda claro que, además de producir más 13 millones de mexicanos pobres, seguirá desangrando el país.
A cada acontecimiento de sangre y luto de mexicanos inocentes, y al ascenso escandaloso en el número de asesinatos, escala el clamor social a Calderón de una rectificación, no una claudicación o un disimulo –como se le ha aclarado hasta el cansancio–, y la respuesta ha sido siempre la misma: No hay más ruta que la nuestra.
Cuando se le han formulado propuestas para combatir la criminalidad en su poderío financiero, con los instrumentos legales y logísticos con que cuenta –y que son muchos–, Calderón se ha mostrado sordo, y cuando se le exige actuar contra los cómplices al más alto nivel de la política, más allá de lo propagandístico, evade.
Ya definió como acto de terrorismo la matanza del casino y eso, desde el punto de vista legal, tiene implicaciones inclusive extraterritoriales, pero en vez de recurrir a la ONU, que es lo procedente desde el punto de vista institucional, se subordina a Estados Unidos, cuyas agencias tienen una injerencia cada vez más directa.
Apenas la mañana de este lunes, entrevistado por Carlos Loret de Mola, escuché a Calderón insistir en que su estrategia es la correcta y, aunque consideró importante la educación y la generación de empleos, dijo una frase que me sacudió: “Eso no veo que implique un cambio fundamental”.
Ahora, tras la peor matanza contra ciudadanos inocentes por criminales que actúan con toda impunidad, no sólo no hay una rectificación de la fallida estrategia, sino que se ha puesto en marcha un plan político-mediático para llamar a la unidad en torno a quien, desde el poder público, ha acreditado una total ineptitud para garantizar a los mexicanos su integridad física y patrimonial.
Esta campaña, acompasada con Televisa y los medios, organismos y personajes que le son afines, llama a hacer explícito el repudio a los criminales –como si hubiera entre la ciudadanía aplausos–, pero también exigir la aprobación de leyes, como la de Seguridad Nacional, y auspiciar medidas dictatoriales como decretar el estado de excepción y el toque de queda, planteada explícitamente por la activista Isabel Miranda.
Por lo que es posible apreciar en las redes sociales, particularmente en Twiter, y aun en discusiones en comunidad, cualquier posición distinta o en contrario a esta campaña de unidad implica una descalificación. Esto no sería problema en tanto discusión democrática, pero a la censura acompaña la amenaza, encubierta o franca.
Y ya se sabe que, en un país tan revuelto y donde se ha instalado la impunidad, con un ambiente de polarización que evoca el 2006, la amenaza es muy posible que se cumpla. Unidad, así no.
Apuntes
El luto nacional de tres días decretado por Calderón pudo haber sido acompañado de un acto de decoro institucional y personal: La suspensión de la campaña de promocionales en radio y televisión con motivo de su quinto informe de gobierno, en los que aparece muy sonriente. No fue así, sigue el gastazo en imagen, que incluye llamadas a teléfonos domiciliarios y de oficina para hacer oír los logros de Calderón con su propia voz. A quienes se escandalizan que el IFE quiere gastar en 2012 casi 16 mil millones de pesos, ¿qué dicen de los 21 mil millones de pesos que ha gastado Calderón en menos de cinco años de gestión?… En la edición de Proceso de esta semana publico la denuncia que presentó la Secretaría de Hacienda ante la PGR sobre la falsificación de documentos para avalar el endeudamiento de Coahuila cuando Humberto Moreira, presidente del PRI, era gobernador…
Comentarios: delgado@proceso.com.mx
Twitter: @alvaro_delgado
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