Son muchos días de luto
Laura Bolaños Cadena
Las tragedias difieren, en lo fundamental, por su magnitud. También por la condición de las víctimas. Aunque sea lamentable una sola muerte injusta, lo es más la muerte de aquéllos que apenas empiezan a vivir o que son demasiado jóvenes; pero sobre todo impresiona cuando fallece un gran número de personas. En el socavón de la mina de Pasta de Conchos murieron más de 60 trabajadores. En el incendio de la guardería ABC perecieron quemados cerca de cincuenta infantes y muchos más quedaron lesionados, algunos de gravedad. Éstos son sólo los dos más graves ocurridos en fechas recientes, pero son muchos más los caídos en números considerables anteriores al atentado criminal en el casino regiomontano. En este caso fueron cincuenta y dos personas las fallecidas.
Llama la atención que sólo estas últimas hayan merecido el homenaje de tres días de luto nacional decretados por la Presidencia de la República.
Estamos habituados a la torpeza del inquilino de Los Pinos; pero hay cuestiones que no dejan de ser notables. Aparte de lo anterior, la otra metida de pata reciente es la calificación del acto como terrorismo. En boca de un jefe de Estado equivale a invitar a una intervención más abierta y descarada por parte de los EU. A menos que no sea error. Calderón les echa la culpa a los gringos por su alto consumo de estupefacientes, pero les hace el juego.
“Estado asociado en sociedad”
Es éste el camino por donde México está siendo conducido, y sucesos como el regiomontano contribuyen a conseguir el objetivo. El miedo provocado por la violencia que estamos viviendo propicia en la población el consenso para aceptar como salvación un estado autoritario próximo a la dictadura y una completa militarización. Mejor si en esta militarización toman parte fuerzas armadas estadunidenses. Que la gente llegue a la misma conclusión que Chinchilla, presidenta de Panamá, cuando le reprocharon el desembarco de efectivos militares estadunidenses en territorio panameño: Prefiero los marines a los narcotraficantes, replicó. Y todo el mundo contento, con mayor razón los que están detrás de convertirnos en una estrellita más de la bandera gringa. Ah, por fin todos los problemas se arreglarían, meterían en cintura a esta bola de ineptos y corruptos, el país marcharía como sobre ruedas. En forma automática seríamos ascendidos al nivel de american citizen.
“Maldito Santa Anna -me dijo un día uno de esos patriotas anexionistas-, pero porque no vendió hasta el Suchiate”. Ya te vería yo de indocumentado, cuate, le contesté.
Los casinos
La Habana estaba convertida en un centro de juego y prostitución. Era dominio de los mafiosos gringos. Al día siguiente del triunfo de la Revolución Cubana, los propios habaneros entraron en tumulto a los casinos y botaron a la calle ruletas y máquinas de juego. Bien sabían la podredumbre que se origina en estos verdaderos antros. Aquí en México, desde 1938, el general Cárdenas expropió los casinos y los convirtió en escuelas. Tales establecimientos estuvieron prohibidos hasta el sexenio de Fox, cuando comenzaron las concesiones que se han multiplicado hasta el día de hoy. Sólo en la ciudad de Monterrey hay más de cincuenta.
¿Ignoraban los gobernantes panistas, Santiago Creel, autor de las primeras concesiones, que en estos sitios proliferan el lavado de dinero y otros delitos, a más de ser desplumaderos de gente y promotores del vicio del juego? Televisa, hoy escandalizada con los sucesos, fue de los primeros impulsores del negocio.
Lo curioso es que el tabaco se combata a niveles persecutorios mientras se fomenta el juego. (Aclaro que no fumo).
Y los EU tan tranquilos
Allá donde se consumen cantidades brutales de drogas no hay ni un muerto por perseguir narcos. Aquí nos matamos para cuidar que no pase la droga hacia los EU y ellos tan a gusto la dejan pasar, permiten su distribución y se las siguen “tronando”. Les venden las armas a los narcos y luego nos vienen a enseñar cómo combatirlos. Y esperan, con toda calma, que caiga la fruta en sazón. All Mexico, como exigían los más imperialistas de ellos cuando nos robaron la mitad del territorio. Con la ventaja de que hoy ya no hace falta una intervención bélica.
“Es hora de despertar del letargo”
… instaba un grupo de regiomontanos a sus coterráneos, en vista de la indiferencia con que se comportó la población llenando casinos y parques en los días siguientes a la tragedia. Apenas lograron reunir un centenar de personas para formar una cadena por la paz.
Pero no sólo los regiomontanos necesitan salir del letargo. Hacen falta muchos Javier Sicilia, aunque sea con besitos y apapachos. Hacen falta muchos EZLN, muchas CNTE. No importan las formas, lo importante es la causa.
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